Pobreza, violencia y migración son los retos de Alejandro Giammattei, el nuevo presidente de Guatemala
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En Guatemala el salario mínimo es de 2,992.37 quetzales mensuales (388.6 dólares) y el costo de la canasta básica alimentaria supera los 3,597quetzales (467.1 dólares), tiene a casi la mitad de sus niños menores de cinco años (49.8 por ciento) con desnutrición crónica, la tasa más alta de América Latina.
Combatir la pobreza, que afecta a más de la mitad de la población, la violencia y la migración serán los principales retos de Alejandro Giammattei, quien este domingo fue elegido como nuevo presidente de Guatemala para el periodo 2020-2024.
En Guatemala, considerado como uno de los diez países más desiguales del mundo, la pobreza afecta al 59.3 por ciento de su población y es, entre otras causas, consecuencia de que miles de habitantes, especialmente de pueblos indígenas, migren hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.
El país centroamericano, en donde el salario mínimo es de 2.992.37 quetzales mensuales (388,6 dólares) y el costo de la canasta básica alimentaria supera los 3.597quetzales (467,1 dólares), tiene a casi la mitad de sus niños menores de cinco años (49,8 por ciento) con desnutrición crónica, la tasa más alta de América Latina.
De hecho, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales asegura que el uno por ciento de los habitantes más ricos de Guatemala suman el 40 por ciento de los ingresos de los más pobres y que esta desigualdad social priva de servicios esenciales como agua potable, salud y electricidad especialmente a los indígenas.
Diversos estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe aseveran que los países más desiguales tienden a mostrar un peor desempeño económico y a tener mayores problemas para reducir la pobreza por la falta de capacidad de consumo y de oportunidades de empleo e inversión.
Y en este contesto, los pueblos indígenas denuncian que continúan siendo marginados del desarrollo y actualmente se enfrentan a la explotación de los recursos naturales en su territorio.
El combate de la violencia es otro de los desafíos del nuevo presidente, que el 14 de enero próximo sustituirá en el poder a Jimmy Morales, cuyo Gobierno se propuso como una de sus prioridades reducir la criminalidad en el país.
Su administración, según reconocen algunos organismos de derechos humanos como el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), ha reducido los homicidios, pero Guatemala sigue siendo considerado como uno de los países más violentos e integra, junto a El Salvador y Honduras, el Triángulo Norte de Centroamérica, una de las áreas más pobres y violentas del mundo.
De los 4,778 asesinatos con los que cerró el país en 2015, según las estadísticas del Consejo Nacional de Seguridad (CNS), en 2018 se registraron 3,885 asesinatos, es decir, 893 menos en los últimos tres años, que representan un 18.6 por ciento.
Pese al descenso de la criminalidad, son miles los guatemaltecos que cada año buscan alcanzar el denominado "sueño americano" ante la falta de oportunidades en su país, pero también por el territorio pasan varias caravanas de migrantes provenientes desde El Salvador y Honduras, que huyen de la miseria y la violencia.
Las pandillas, más conocidas como "maras", prácticamente tienen de rodillas a los guatemaltecos por las constantes extorsiones que afectan, sobre todo, al transporte de pasajeros y a los comerciantes, flagelo que contribuye con la migración irregular.
El reto del nuevo jefe de Estado será no solo mejorar las condiciones de seguridad y generar empleo para contener la migración, sino también decidir si continúa o da marcha atrás al acuerdo de tercer país seguro que firmó Guatemala con Estados Unidos, su principal socio económico.
Las remesas que cada año envían los guatemaltecos radicados en el país del norte representan un 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) y este año las previsiones de las autoridades de la Junta Monetaria (JM) es que se llegue a los 10.100 millones de dólares.
Estos retos fueron confirmados por el titular de la Procuraduría de los Derechos Humanos de Guatemala, Jordán Rodas, quien explicó a EFE que el desafío más importante del próximo Gobierno será "abordar de fondo el problema tan lacerante de la desnutrición", de la lucha anticorrupción, la asignatura pendiente de Morales.
Rodas lamentó que lejos de avanzar "retrocedimos" con el Gobierno actual debido a la próxima salida de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y enfatizó que la atención a la infancia será vital para asegurar el futuro del país y avanzó que Giammattei pone en cuestión el papel porque "lo deja abierto al control del mercado".
Por su parte, el director ejecutivo de la Cámara de la Industria, Javier Zepeda, detalló a Efe que el próximo Gobierno debe "concentrarse mucho en la generación de empleo como una fuente para contrarrestar la violencia en el país", además de "generar condiciones para descentralizar las actividades económicas y la inversión en infraestructura".
En cuanto al plan de Gobierno de Giammattei sostuvo que lo importante es saber "cómo lo hará, con qué equipo y con qué financiación", y sugirió que hay oportunidades de invertir en temas de alianzas públicas y privadas y atención a la desnutrición crónica.
Además, pidió que los próximos años sean de "desconfrontación" para "seguir trabajando por el futuro del país viendo para adelante", dejando atrás la polarización que se agudizó "hace unos cinco años", pues es tiempo de que temas como la lucha anticorrupción "sigan siendo apoyados, pero con propuestas y no solo con protestas".
Entres las principales propuestas del plan de Trabajo de Giammattei, que reconoció que Guatemala no tiene la capacidad para ser un "tercer país seguro", figuran ampliar las zonas francas y económicas industriales, los parques tecnológicos, las alianzas público-privadas, aumentar las concesiones y la inversión en obras del Estado.
También impulsar iniciativas de ley que estimulen las inversiones y les den mayor seguridad jurídica, la búsqueda de nuevos mercados y acuerdos comerciales para potenciar las exportaciones, así como aumentar el empleo en Guatemala donde el 80 por ciento de la actividad económica se concentra en la informalidad.
A la cuarta fue la vencida
A la cuarta fue la vencida. Alejandro Giammattei llevaba años buscando la Presidencia de Guatemala pero no fue hasta este domingo, después de una veintena de años persiguiendo un cargo público, cuando logró su trofeo con el afán, dice, de "servir".
Después de una jornada electoral que transcurrió sin incidentes graves, el Tribunal Supremo Electoral dijo que, según los resultados preliminares y teniendo en cuenta que los datos eran "irreversibles", el aspirante del partido de centroderecha Vamos había logrado la primera magistratura del país.
Giammattei, exdirector del Sistema Penitenciario, médico y cirujano de profesión pero empresario y político de carrera, se convirtió en el noveno presidente de la era democrática, que se instauró en Guatemala en 1986 con la llegada al poder del democratacristiano Vinicio Cerezo tras varias décadas de regímenes militares que se sucedieron en el poder mediante golpes de Estado y fraudes Electorales.
Sus propuestas lograron convencer a más de 1.8 millones de votantes. Una cifra baja debida a la escasa participación, de alrededor del 42 por ciento, pero suficiente para vencer a la exprimera dama Sandra Torres, de la socialdemócrata Unidad Nacional de la Esperanza, que se quedó con 1.3 millones de sufragios.
Giammattei, favorito según los sondeos y quien siempre se vio como ganador, se autoproclamó presidente incluso antes de que el Tribunal Supremo Electoral anunciara oficialmente los datos en una conferencia de prensa en la que agradeció el apoyo: "Vengo a decirles, este humilde servidor, que va a ser un inmenso honor ser el presidente del país".
El futuro presidente de Guatemala, que asumirá el cargo el próximo 14 de enero en sustitución de Jimmy Morales y que se ha caracterizado por proponer "mano dura" contra los criminales y un "muro económico" para frenar la inmigración irregular, prometió ser un hombre "al servicio" de la gente y "cercano" a la población para "reconstruir el país".
Pero antes, tal y como él mismo anunció, dormirá. Y será a partir del martes de la próxima semana cuando el político, de 63 años, y quien padece de esclerosis desde hace más de 40, empiece a trabajar en el traspaso de poder porque están "muy comprometidos en lo que nos toca".
Giammattei, quien tiene 3 hijos y camina apoyado sobre dos muletas, había presumido en varias ocasiones de ser el primer presidente con diversidad funcional y tendrá por delante varios retos, como la lucha contra la corrupción y la impunidad, la desnutrición, la educación, la pobreza o la violencia.
Mientras el futuro presidente salía contento y feliz, con decenas de simpatizantes apoyándolo en la sede del partido y fuegos artificiales coloreando el cielo, Torres no compareció ante la prensa y se limitó a enviar a dar la cara al diputado Oscar Argueta, secretario general del partido que fundó la exprimera dama junto a su exmarido y expresidente Álvaro Colom (2008-2012).
Tras conocerse al ganador, el jefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad del Ministerio Público, Francisco Sandoval, que alabó la rapidez del escrutinio y la tranquilidad de la jornada -con unas 15 denuncias electorales-, comentó a EFE que, como ciudadano, espera que esta decisión sea "lo mejor para el país".
Desde su perspectiva, la de la Justicia, exhortó al futuro gobernante a continuar con el apoyo a la Fiscalía y al Organismo Judicial, con mayor presupuesto y "dotación de recursos", y con respecto a los señalamientos de Torres, contra quien Giammattei solicitó una prohibición de salir del país, Sandoval dijo que hay que analizar la situación.
Por su parte, el presidente de los empresarios organizados, Juan Carlos Tefel, dijo que los próximos cuatros años deberían estar centrados en temas como la desnutrición, la transparencia, la generación de empleo, la certeza jurídica, la inversión en infraestructura o la defensa de la propiedad privada.
Además, calificó el triunfo de Giammattei como una victoria con "un amplio margen" con un "resultado contundente" que le da "legitimidad al próximo gobierno a pesar de que la abstención superara el 50 por ciento.
Pero para el embajador de la Unión Europea en Guatemala, Stefano Gatto, la baja participación, de un 42 por ciento, sí fue un dato impactante, pero aún así el resultado fue amplio. No obstante, avanzó que el futuro Gobierno, que tendrá una representación minoritaria en el Congreso, necesitará de alianzas para lograr sus propósitos.
En el tema de relaciones internacionales admitió que el programa "no es muy detallado", pero insistió en que su objetivo es tener una relación "productiva" con las próximas autoridades para la reactivación económica, la salud o el empleo.
Las felicitaciones vinieron del actual presidente, Jimmy Morales, quien lo exhortó a trabajar por la unidad de Guatemala, y del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien le dijo a Giammattei, que ganó con "un claro triunfo", tiene el apoyo de su entidad para trabajar "en beneficio del pueblo".
Por su parte el jefe del misión electoral de la OEA y expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, se mostró feliz por una jornada "espléndida", sin grandes incidentes, pero reiteró que la abstención "dice que hay mucho que avanzar" para mejorar la participación.
Solís, que dirige la vigésima misión de la OEA en Guatemala, recordó que Giammattei tendrá que dialogar con muchas fuerzas políticas y sociales para construir "espacios de gobernabilidad", con acuerdos desde el Congreso, una parte "natural del ejercicio democrático" que espera que comience pronto.
¿Quién es Alejandro Giammattei?
Alejandro Giammattei demostróeste domingo que el dicho aquel de "el que la sigue la consigue" se cumple. Después de intentarlo cuatro veces, se convirtió en virtual presidente de Guatemala.
Giammattei, que venció a la ex primera dama Sandra Torres en una segunda vuelta, lleva más de una década buscando la primera magistratura del país y veinte años intentado alcanzar un cargo público. Y ahora, el eterno candidato, médico y cirujano de carrera pero un trotamundos de la política, ha conseguido su propósito.
Este hombre de 63 años, que desde que empezó la campaña se vio como ganador, llegó por primera vez a una segunda vuelta y con un proyecto político propio: el partido de centroderecha Vamos.
En el mundo de la política comenzó sus incursiones como coordinador general de los procesos electorales del Tribunal Supremo Electoral en 1985, 1988 y 1990, pero no fue hasta 1999 cuando se postuló por primera vez como candidato: a alcalde de la capital por el partido Unidad Nacionalista. No lo logró y repitió en 2003 con Democracia Cristiana Guatemalteca.
Esta era la sexta vez que buscaba un cargo público, la cuarta que peleaba por la Presidencia. Ahí lo respaldaron partidos como Gana, Casa, Fuerza y ahora Vamos, que a pesar de ser una formación reciente tiene una gran presencia territorial, en los 22 departamentos del país y en casi la mitad de los municipios.
Giammattei, que debe ser oficialmente proclamado presidente por el Tribunal Supremo Electoral, nació el 9 de marzo de 1956 y estuvo casado con Rosana Cáceres, con quien tuvo tres hijos. Su vida parece la de una persona obsesionada con el poder, pero él lo niega y tal y como aseguró a Efe su deseo es "servir".
"Vengo a decirles, este humilde servidor, que va a ser un inmenso honor ser el presidente del país", dijo este domingo en una conferencia de prensa en un hotel capitalino, donde prometió ser un hombre "al servicio" de la gente y "cercano" a la población para "reconstruir el país".
Ese afán y lucha es lo que le ha llevado a sobrevivir a una enfermedad, esclerosis, que, según él mismo cuenta, lo tenía sentenciado a muerte desde hace años. Pero aún así se graduó de Médico y Cirujano de la Universidad de San Carlos de Guatemala, la única pública del país, aunque nunca ejerció como tal.
Giammattei ocupó varios cargos públicos y privados. Entre 1982-1986 fue consultor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y después formó parte del Cuerpo de Bomberos Municipales de Guatemala y director de Transportes Públicos Urbanos de la Municipalidad.
A principios de la década de los noventa estuvo como gerente general de la Empresa Municipal de Agua. Pero fue en 2006, durante el Gobierno del empresario Oscar Berger, cuando fue nombrado director del Sistema Penitenciario de Guatemala.
Ahí aparece el episodio más negro de su vida. El 25 de septiembre de ese año más de 3,000 policías y militares entraron en la prisión de Pavón, en la que los presos habían construido casas, restaurantes, salas de videojuegos y laboratorios para producir drogas.
El objetivo era recuperar y restablecer el orden de la mayor cárcel de Guatemala, pero la operación, denominada "Pavo Real", se saldó con siete reclusos asesinados. Un caso por el que fue denunciado por el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad (Cicig) en 2010.
Giammattei se refugió en la embajada de Honduras en Guatemala y pidió asilo, pero luego decidió entregarse a la justicia y se declaró "preso político". Tras más de diez meses en prisión, quedó en libertad sin cargos.
Años más tarde, contó su enfado con la CICIG y el Gobierno de Álvaro Colom -exesposo de Sandra Torres, en su libro "Relato de una Injusticia, caso Giammattei (2012)".
Este "trotamundos" en la política prometió crear un "muro de oportunidades", es decir, desarrollo económico para que los ciudadanos tengan un empleo, vivienda, salud, educación y seguridad y no se vean obligados a migrar.
Partidario de la aplicación de la pena de muerte, el político plantea tratar como "terrorista" a todo aquel que cometa ataques contra servicios públicos y proponer a trabajar a los presos para que se ganen sus alimentos y su educación. Esa es la mano dura con la que busca acabar con los altos índices de violencia en uno de los países más violentos del mundo.