Protestas y disturbios en Barcelona por la detención de Carles Puigdemont

Internacional
/ 26 marzo 2018

El ex presidente está preso en Alemania; su entrega a España puede tardar entre 10 y 60 días

Madrid. El ex presidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont durmió ayer en una cárcel del norte de Alemania, en Neumünster, a unos kilómetros de Hamburgo. Su detención se dio cinco meses después de haber huido de Girona, tras declarar de manera unilateral la independencia de la región y ante el temor de la respuesta represiva del Estado español.

La aprehensión por orden del juez Pablo Llarena, del Tribunal Supremo (TS), provocó una ola de indignación en Cataluña. En la capital, Barcelona, tras la movilización de decenas de miles de personas hubo enfrentamientos con la policía con saldo de 53 heridos y al menos seis detenidos.

En menos de 72 horas el juez Llarena ha desmantelado el movimiento separatista catalán, que ha provocado la indignación de la ciudadanía.

La clave de la detención de Puigdemont está en el auto emitido por el juez español el pasado viernes, en el que además de ordenar el ingreso en prisión de cinco líderes independentistas, entre ellos Jordi Turull, también reactivó las órdenes de búsqueda y captura internacional en territorio europeo contra el ex mandatario catalán, cuatro ex consejeros que se refugiaron con él en Bélgica y contra la secretaria general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Marta Rovira.

El viernes 23, Puigdemont se encontraba en Helsinki, de donde salió de manera furtiva con la finalidad de volver lo antes posible a territorio belga, donde sus abogados habían preparado la línea de defensa.

El regreso en coche

Consciente de que el marco legal que más le favorecía para no ser extraditado era el belga, Puigdemont, con la asesoría de un grupo de abogados, decidió emprender el camino de regreso a Waterloo en coche, para lo que tenía que recorrer hasta 2 mil 400 kilómetros y tenía que cruzar primero Finlandia, después Suecia, Dinamarca y parte de Alemania hasta llegar a la frontera con Bélgica. Y ese viaje además lo hizo en el mismo vehículo en el que se suele mover en Bélgica, para lo que ordenó a sus colaboradores que lo fueron a buscar hasta Finlandia.

Sin embargo, el ex mandatario catalán estuvo controlado en todo momento por agentes del Centro Nacional de Inteligencia (el centro de espionaje español), a través de uno de sus teléfonos celulares y por el citado vehículo.

La operación policial para su detención fue coordinada por agentes españoles y alemanes, que habían acordado la detención en cuanto estuviera en territorio alemán, donde las relacionas bilaterales entre ambos gobiernos es favorable a la causa española y donde el propio Código Penal contempla un delito similar al que se le acusa en España, que en la jurisprudencia alemana llaman alta traición.

Desde su refugio en Bélgica, Puigdemont participó como candidato en las elecciones autonómicas del pasado 21 de diciembre, donde su fuerza política, Junts per Catalunya (JxCat), fue el segundo partido más votado y el bloque independentista retuvo la mayoría parlamentaria. Sin embargo, no han podido formar gobierno ya que el Tribunal Constitucional no permitió que fuera investido a distancia.

Ahora Puigdemont está a la espera de que un juez decida su entrega España, donde sería procesado con otros 25 líderes independentistas.

Está previsto que comparezca este lunes ante un juez alemán que tendrá de 10 a 60 días para decidir si procede o no su entrega al Estado español.

Ante la conmoción que provocó la detención de Puigdemont en Cataluña, el presidente del Parlamento, Roger Torrent –la única autoridad que representa al movimiento separatista– hizo un llamado a la calma y reiteró su oferta de un frente democrático común para hacer frente a la represión.

La detención de Puigdemont también provocó protestas multitudinarias en Cataluña. Unas 55 mil personas se congregaron a la puertas del consulado alemán, en la Torre Mapfre, para exigir a la canciller federal, Angela Merkel, la liberación de Puigdemont. Un millar más frente a la delegación del gobierno español en Barcelona y otro tanto ante la sede la Unión Europea para exigir alto a la represión.

En las marchas también participaron los comités de defensa de la República, que protagonizaron enfrentamientos con los agentes antidisturbios e incendiaron contenedores de basura. El saldo provisional es de al menos 53 heridos y seis detenidos.

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