Sacude el terrorismo a Bélgica
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Soldados con armas automáticas volvieron a patrullar hoy las calles de la capital belga en lugares públicos, centros comerciales, estaciones de tren, aeropuertos o estaciones de metro.
A eso de las 9:00 de la mañana (local, 8:00 GMT) aullaban las sirenas de las ambulancias en toda Bruselas: los equipos de rescate y las fuerzas especiales se apresuraban al aeropuerto. Dos explosiones habían sembrado allí la muerte y provocado enormes daños materiales.
"¿Han oído?": con esas palabras recibían a los padres las trabajadoras de un jardín de infancia. "Una bomba explotó en el aeropuerto. Ha dejado 11 muertos".
Apenas se habían pronunciado estas palabras cuando aumentaba el balance del terror: a las 9:11 minutos explotaba otra bomba en una estación de Maelbeek del metro de Bruselas, en pleno barrio de las instituciones europeas.
Quienes respiraron aliviados tras la detención el viernes de Salah Abdeslam, el terrorista prófugo acusado de los atentados de noviembre en París, se sintieron hoy decepcionados.
Durante cuatro meses las policías belga y francesa habían buscado intensamente al joven de 26 años considerado autor de los ataques con 130 muertos. El pasado martes, sus huellas aparecieron en el registro de un apartamento del que se cree logró huir durante una redada antiterrorista en el barro de Forest en Bruselas. Pero el viernes fue detenido en el barrio de Molenbeek en la capital belga.
Sin embargo, las autoridades mantuvieron entonces el nivel de alarma antiterrorista en 3. Hoy lo elevaron al nivel 4, el máximo contemplado en el país.
"Temíamos un atentado terrorista y ha ocurrido", dijo el primer ministro belga, Charles Michel, en su primera reacción tas conocer la noticia.
Michel llamó a los ciudadanos a la tranquilidad en una primera rueda de prensa. Alrededor del mediodía datos oficiales hablaban de 11 muertos en el aeropuerto y 15 en el metro y en total 136 personas heridas.
"Estábamos en una librería, oímos una explosión y después otra gran detonación", contaba una mujer en el aeropuerto. "También sentimos la fuerza de la explosión", añadió. Y después, vieron a gente correr. Al final consiguieron llegar a un lugar seguro. "Salimos del aérea del aeropuerto a pie".
Erica Sepulveda llegó esta mañana al aeropuerto para recoger a sus padres. "Estaban en un vuelo desde Atlanta, cuando todo ocurrió", cuenta.
En el hall de salidas situado un piso arriba de la entrada, donde Sepulveda los esperaba, fue donde un atacante suicida detonó su bomba, según las primeras hipótesis de los investigadores. La detonación destruyó gran parte de la fachada acristalada.
Ocurrió exactamente cómo los padres de Sepulveda habían temido: "No querían volar porque tenían miedo a atentados terroristas". Pero entonces volaron y como miles de pasajeros se quedaron atrapados en el aeropuerto de Bruselas. "Siguen en el aeropuerto", contaba la joven esta mañana. "Llevan varados toda la mañana en el avión".
Sólo cuando la situación parecía segura los dejaron bajar y los llevaron al hangar.
Soldados con armas automáticas volvían a patrullar hoy las calles de la capital belga en lugares públicos, centros comerciales, estaciones de tren, aeropuertos o estaciones de metro.... una imagen que se convirtió en habitual desde los atentados de noviembre en París con 130 muertos.
Sin embargo, no han conseguido impedir los últimos atentados. La gente vuelve a temer por su seguridad.