Sudán rompe relaciones con Irán y EAU reduce lazos diplomáticos
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El presidente sudanés, Omar Hasán al Bashir, ordenó el retorno del embajador de Sudán acreditado en Teherán
Sudán se sumó a Arabia Saudita y Bahrein en romper relaciones diplomáticas con Irán en protesta por el ataque a la embajada saudita en Teherán, mientras Emiratos Árabes Unidos redujo el nivel de su representación diplomática en la república islámica.
El gobierno de Sudán anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Irán, expulsó al embajador iraní en Jartum y exigió que todo el personal de la sede diplomática de la república Islámica abandone el país.
Además el presidente sudanés, Omar Hasán al Bashir, ordenó el retorno del embajador de Sudán acreditado en Teherán, después de que Arabia Saudita y Bahrein rompieron relaciones con Irán, informó la cadena árabe Al Arabiya.
Por su parte, Emiratos Árabes Unidos (EAU), estrecho aliado de Arabia Saudita y Bahrein, decidió reducir el nivel de su representación diplomática en Irán y anunció que su embajador en Teherán, Saada Seif al Zaadi, regresará a casa.
Aunque no rompe lazos diplomáticos por completo, su representación queda reducida al nivel de encargado de negocios, según la agencia estatal de noticias WAM.
EAU detalló que reducirá sus relaciones diplomáticas para enfocarse sólo en los nexos comerciales entre la federación del Golfo Pérsico e Irán debido a la “continua interferencia de Irán en el Golfo y los asuntos internos de los países árabes”.
El domingo, EAU convocó al embajador de Irán en protesta por la presunta interferencia de Teherán en los asuntos internos de Arabia Saudita, así como por los ataques contra las misiones diplomáticas en Teherán y Mashhad.
La decisión de EAU responde a la tensión desatada entre países sunitas y chiítas del Golfo Pérsico tras la ejecución del clérigo chiíta Nimr Baqer al Nimr por parte de Arabia Saudita.
Al Nimr, considerado uno de los líderes de la Primavera Árabe de 2011 y un crítico feroz de la dinastía Al Saud, fue ejecutado el sábado pasado junto a otras 46 personas bajo los cargos de terrorismo, desobediencia civil y apostasía.
El prominente clérigo había sido condenado a muerte en octubre de 2014, casi dos años después de ser detenido por apoyar los disturbios contra las autoridades saudítas que estallaron en febrero de 2011 en la provincia de Al Qatif, en el este del país y de mayoría chiíta.
La ejecución del religioso provocó violentas protestas en Irán que culminaron con un ataque a la embajada de Arabia Saudita en Teherán, por lo que la policía tuvo que dispersar a los atacantes y arrestar a unas 40 personas.