Lo detienen por ayudar a morir a su mujer, ella tenía sufriendo 30 años una enfermedad incurable

Internacional
/ 5 abril 2019

Se dispara el debate sobre la eutanasia en España. La esposa tenía esclerosis múltiple hace treinta años

Madrid. María José Carrasco y Ángel Hernández lo habían hablando muchas veces y no tenían dudas: en cuanto ella dijera “basta”, cuando no soportara más la ingesta masiva de medicamentos para sobrevivir en condiciones ínfimas, para soportar el intenso dolor de la enfermedad, él le suministraría la medicación con la pondría fin a su vida. Y así lo hicieron el pasado miércoles, en su propia casa, en la cama que compartieron durante décadas de matrimonio. Ángel ayudó a morir dignamente a María José, una mujer que padecía desde hace 30 años la esclerosis múltiple y que las últimas semanas los efectos de la enfermedad le provocaban una pena insoportable. Ángel estuvo detenido 48 horas en un oscuro calabazo de Madrid, hasta que un juez decidió dejarlo en libertad sin fianza, si bien está imputado de un delito de homicidio en el apartado de“cooperación necesaria para el suicidio”, que en el caso de la legislación española contempla un atenuante para las personas con una dolencia incurable o crónica.

Ángel y María José, de 69 y 61 años, respectivamente, asumieron hace tres décadas la noticia de la esclerosis múltiple. El avance de la enfermedad fue implacable y severa. Hasta el punto de que las últimas semanas, María José no podía apenas levantarse de la cama, estaba con el cuerpo maltrecho y sufría de intensos dolores. Consciente de que el dolor lejos de mitigarse aumentaría, hablaron en numerosas ocasiones qué hacer llegado el caso de que ella ya no soportara más una vida así. Y su claridad era total. De hecho lo dejaron como evidencia en un video que hicieron público unas horas después de que el propio Ángel se personara en unas dependencias policiales para informarles a las autoridades lo que acababa de ocurrir en su casa. Lo que él mismo había hecho con sus propias manos para ayudar a morir a su compañera de vida en las últimas décadas.

En el video se ve el siguiente diálogo:

“Ángel. Lo sabes. Me lo has pedido muchas veces, muchas veces. Más de las necesarias. Pero claro, yo confiaba en que se iba a aprobar lo de la eutanasia, pero claro, visto lo visto... Hoy es 2 de abril de 2019. ¿Entonces quieres e insistes en que quieres suicidarte?

María José. Sí.

Ángel. Vamos a ver, ¿quieres que lo prepare y lo hagamos mañana?

María José. Sí.

Ángel. Bueno, pues no hay nada más que hablar. Yo creo que…

María José. Cuanto antes, mejor”.

En una nueva grabación, pero hecha el mismo día de la asistencia a morir, en el que ella ratifica su decisión y se ve cómo él le ayuda a beberse el líquido que le provocaría finalmente la muerte. Esta pareja habían estado muy atentos a los avances legales para la legalización de la eutanasia, un reclamo añejo en una parte de la sociedad española, que vivió con conmoción el primer caso mediático de este tipo en el año 1998, cuando el gallego Ramón Sampedro decidió quitarse la vida con ayuda -ya que él vivía postrado en un cama, sin movilidad en todo el cuerpo- y dejó unos documentos y videos muy elocuentes sobre el problema que tienen los enfermos crónicos que deciden poner fin al dolor que les provoca la enfermedad.

En España se reguló por última vez la eutanasia en el año 1995, cuando se reformó el Código Penal para incluir la figura de la inducción y la cooperación al suicidio. Su apartado 4 es el que, según los juristas, sería aplicable en el caso de Ángel Hernández y María José Carrasco: "El que causare o cooperare activamente con actos necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa, seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este artículo”.

Es decir que Ángel podría ser condenado a una pena de entre seis meses y dos años de cárcel, lo que supondría que si no tiene antecedentes penales no tendrá que entrar en la cárcel. Para la asociación Derecho a Morir Dignamente, el caso de Ángel y María José es inédito, una vez que es el primero que no sólo lo reconoce sino que lo dejó todo grabado y él mismo confesó que había ayudado a su mujer a morir. En este sentido, al asociación solicitó de nuevo a “los futuros diputados y diputadas que regulen y despenalicen la eutanasia urgentemente. Defender el derecho a la vida no justifica obligar a una persona a vivir una vida deteriorada, con un sufrimiento inadmisible y que ya no desea. El acto de Ángel Hernández de ayudar a morir a su mujer, a la que ha cuidado durante décadas, sólo puede entenderse como un acto de amor que no debería recibir ningún reproche penal. Más del 80 por ciento de la población está a favor de despenalizar la eutanasia y el suicidio asistido. Sin embargo, el artículo 143 del Código Penal sigue castigándola con penas de prisión. Y esto es inaceptable en una sociedad democrática, basada en el respeto a la libertad individual y la pluralidad”.

Precisamente bajo el fragor de la batalla de cara a las elecciones generales del próximo 28 de abril, el presidente del gobierno y candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Sánchez, señaló a los dos partidos conservadores -Partido Popular (PP) y Ciudadanos- de haber impedido que se regulase en la anterior legislatura el problema de la eutanasia y se comprometió a que si sale elegido en las urnas será una de las medidas que llevara a cabo.

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