Una víctima de los abusos dice que no llorarán la muerte del cardenal George Pell
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El australiano Phil Nagle, superviviente de abusos sexuales en la Iglesia católica, expresó que no llorarán la muerte del cardenal George Pell, en tanto que políticos conservadores australianos ponderaron a quien fuera número 3 del Vaticano.
“Ninguno de nosotros va a derramar una lágrima”, aseguró Nagle, quien, junto con otros supervivientes de abusos sexuales cometidos por religiosos, acusó a Pell de haber defendido a la Iglesia católica en menoscabo de las víctimas, señaló el diario “The Sydeny Morning Herald”.
Una comisión especial, que recibió alrededor de 4,500 quejas en contra más de 1,800 religiosos por abusos sexuales cometidos entre 1985 y 2015, concluyó en 2017 que Pell era “consciente” del problema en la Iglesia, algo que el cardenal negó.
Anteriormente, Pell reconoció que en la década de 1980 existía “un mundo de crímenes y encubrimientos” en la Iglesia católica con el propósito de proteger a la institución.
“Para muchos supervivientes del abuso del clero, particularmente aquí en Australia, George Pell era un símbolo del sistema que repetidamente puso los intereses de la Iglesia católica por encima del interés y el bienestar del resto”, explicó Clare Leaney, directora de In Good Faith Foundation, que trabaja con víctimas de abusos.
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Por su parte, Paul Levey, víctima del sacerdote australiano convicto por pederastia Gerald Ridsdale, también manifestó su descontento con la Iglesia católica y Pell.
“Leí mensajes de muchos supervivientes..., algo de celebración hay entre la comunidad de supervivientes”, expresó Levey, según el canal australiano ABC.
El cardenal se convirtió en una figura fundamental de la Iglesia en Australia y ocupó el puesto de secretario de Economía del Vaticano entre 2014 y 2019. Estuvo trece meses en prisión tras su primera sentencia hasta que en abril de 2020 fue revertida en última instancia.
Hasta antes de su fallecimiento, un tribunal de Australia abordaba desde julio del año pasado una demanda civil contra la Archidiósesis Católica de la ciudad de Melbourne y el cardenal australiano que fue presentada por el padre de uno de los dos niños que presuntamente fueron abusados sexualmente por Pell.
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En este sentido, la firma de abogados Shine Lawyers, que representa al padre de la víctima, aseguró en un comunicado que va a continuar con el proceso “contra la iglesia y cualquier patrimonio que haya dejado Pell”.
Por otra parte, el político laborista Steve Dimopoules, de la región de Victoria, en donde se acusó a Pell de cometer los abusos, comentó a los medios que su fallecimiento es “un día muy difícil para la familia y los seres queridos del cardenal, pero también para los supervivientes y víctimas de abuso sexual infantil y sus familias”.
Así también, el ex primer ministro conservador Tony Abbot, uno de los férreos defensores del cardenal fallecido resaltó en un comunicado a George Pell como “un santo de nuestros días” y se refirió a su encarcelamiento como una “forma moderna de crucifixión” en vida.
“Su fe profunda y compasiva lo sostuvo durante más de 400 días en prisión por presuntos delitos que muchos, incluido yo mismo, creíamos que nunca debieron haber sido objeto de acusaciones”, aseveró John Howard, primer ministro conservador entre 1996 hasta 2007.
En tanto que, el primer ministro de Australia, Anthony Albanese, dio sus condolencias y señaló que “en los próximos días” habrá una misa en el Vaticano y, una vez el cadáver de Pell regrese al país, también se llevará a cabo un funerario en la catedral de Santa María, en Sídney.
Pell fue arzobispo de Melbourne y Sídney antes de llegar a convertirse en uno de los principales ayudantes del Papa Francisco, que en 2014 lo nombró número 3 del Vaticano para resolver los escándalos en torno a las finanzas de la Santa Sede.
Si bien, la sospecha por los casos de pederastia en el seno de la Iglesia católica en Australia, varios de ellos cometidos en su natal Ballarat, lo persiguieron durante gran parte de su vida religiosa.
De estas acusaciones Pell siempre se declaró “inocente”, no obstante un tribunal australiano lo encontró culpable en diciembre de 2018 por cinco delitos de abuso sexual, uno de ellos por penetración oral, a dos menores del coro de St Patrick cuando se era arzobispo de Melbourne y posteriormente lo condenó a seis años de prisión.
Esta sentencia fue ratificada en agosto de 2019. La condena fue revertida en abril de 2020 por la máxima instancia judicial de Australia tomando como base en el “beneficio de la duda razonable”.
Meses después de que fue absuelto, Pell regresó a Roma, donde murió la noche del martes.
Con información de la Agencia EFE.