Yana Stepanenko, de perder las piernas por un misil ruso en Kramatorsk a la maratón de Boston

Internacional
/ 5 abril 2024

Yana Stepanenko, de 12 años y quien perdió ambas piernas en un ataque ruso contra la estación de tren de Kramatorsk hace dos años, fue invitada a correr un tramo de la maratón de Boston por la fundación ‘One World Strong’

LEÓPOLIS- Yana Stepanenko, de 12 años, que perdió ambas piernas en un ataque ruso contra la estación de tren de Kramatorsk hace dos años, se está entrenando para participar en la maratón de Boston el 15 de abril en un esfuerzo por recaudar fondos para un soldado que necesita una prótesis y subrayar la necesidad urgente de asistencia militar para Ucrania.

Quedan unos días para que Yana viaje a Estados Unidos, invitada a correr un tramo de la maratón por la fundación ‘One World Strong’, que ayuda a veteranos y a civiles víctimas de ataques terroristas y operaciones militares.

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De este modo, la joven ucraniana quiere recordar al mundo que en su país continúa la guerra y que niños y adultos siguen sufriendo y muriendo, mientras que el número de personas amputadas se incrementa cada día.

$!Yana Stepanenko quiere recordar al mundo que niños y adultos siguen sufriendo y muriendo, mientras que el número de personas amputadas se incrementa cada día.

Y aunque Yana probablemente no logrará completar los cinco kilómetros para los que está registrada, el mero hecho de que sea capaz de correr representa una enorme victoria para ella y para el equipo que la ha apoyado los dos últimos años.

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Un misil que lo cambió todo El 8 de abril de 2022, Yana y su familia estaban esperando un tren de evacuación en la estación de tren de Kramatorsk (este de Ucrania) cuando un misil impactó en la multitud. Un total de 61 personas murieron y 121 fueron heridas.

Ella perdió las dos piernas por encima de la rodilla, mientras que su madre, Natalia, perdió una.

Tras recibir rehabilitación primaria en Ucrania, la chica y su madre pasaron un año en Estados Unidos, donde recibieron sus primeras prótesis, y desde entonces han vivido en Leópolis, mientras que su ciudad, Kramatorsk, sigue siendo objetivo de frecuentes ataques.

$!Yana Stepanenko se está entrenando para participar en la maratón de Boston el 15 de abril.

Yana prefiere no estancarse en lo que ocurrió hace dos años, sino centrarse en el futuro. Correr se convirtió en parte de su vida tras recibir unas prótesis especiales que debe colocarse antes de cada entrenamiento.

Estaba muy asustada antes de correr la primera vez. Pero al final fue una sensación incomparable”, recuerda la chica durante una cita con medios en el estadio ‘Dínamo’ de Leópolis.

Los entrenamientos son duros y con frecuencia dolorosos. Debe concentrarse mucho en los estiramientos y en fortalecer sus músculos para ayudar a su cuerpo a adaptarse. “Es un éxito tremendo. Nuestros problemas parecen una trivialidad cuando ves sus progresos”, señala uno de sus entrenadores, Ruslán Klioz.

$!Yana Stepanenko prefiere no estancarse en lo que ocurrió hace dos años, sino centrarse en el futuro.

Al principio no podía correr ni 200 metros. Estamos avanzando paso a paso”, explica otra entrenadora, Anastasia Matviok, que guía a Yana en una serie de ejercicios.

Un ejemplo para miles que necesitan ayuda en Boston, Yana también va a recabar fondos para Oleksandr Riasni, un soldado ucraniano que perdió en combate la pierna derecha y necesita una prótesis.

Hay un cierto simbolismo en el hecho de que Oleksandr ha estado en el ejército desde 2011 y que Yana, que nació ese año, ahora le esté ayudando”, dijo a EFE Irina Zaslavets, directora de desarrollo del Centro de Rehabilitación ‘Unbroken’ de Leópolis.

Más de 16,000 víctimas de la invasión rusa han recibido rehabilitación en este centro pero, aunque el Estado cubre el coste básico del tratamiento y de las prótesis, sus necesidades reales son mucho mayores.

El centro ha estado dependiendo de los donativos mientras trata de formar a más especialistas, recabar el equipamiento necesario y cubrir los costes, para que más pacientes puedan regresar a la vida activa.

En lugar de sentirse sobrepasada por la escala del desafío, con miles necesitados de apoyo, Zaslavets halla esperanza al saber que los esfuerzos de su equipo ya han cambiado las vidas de Yana y de otros pacientes.

Dos años atrás, vimos a Yana en un estado horrible, sin voluntad de nada. ¿Qué puede dar más miedo que una niña pequeña que ha perdido las piernas?” recordó. “Y miradla ahora. Puede sonreír de nuevo. Ha aceptado su lesión, está aprendiendo a vivir con ella y sienta un ejemplo para muchos”, agregó Zaslavets.

Por Rostyslav Averchuk, Agencia EFE .

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