¿Las grandes empresas tecnológicas pueden crecer aún más?; Microsoft presiona a los gobiernos para que digan que sí
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WASHINGTON, EU.- En las últimas semanas, Microsoft ha acusado a Sony, su principal rival en videojuegos, de engañar a los reguladores. Sus abogados han mostrado consolas de videojuegos, incluyendo una Xbox, a funcionarios británicos. Y el presidente de un importante sindicato al que Microsoft había convencido ha hablado en nombre de la empresa ante la Comisión Federal de Comercio.
Estas acciones forman parte de una campaña de Microsoft para contrarrestar el creciente escrutinio de su adquisición de la compañía desarrolladora de videojuegos Activision Blizzard, con un valor de 69 mil millones de dólares, la mayor operación de tecnología de consumo desde que AOL compró Time Warner hace dos décadas y mucho mayor que la reciente compra de Twitter por parte de Elon Musk, de 44 mil millones de dólares.
El objetivo de Microsoft es sencillo: persuadir a los gobiernos escépticos de todo el mundo para que aprueben la adquisición multimillonaria. Dieciséis gobiernos deben dar su visto bueno a la compra, lo que supone para Microsoft la mayor presión regulatoria a la que se ha enfrentado desde las batallas antimonopolio de la década de 1990. Y en tres lugares clave —Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido— los reguladores han iniciado revisiones profundas; además, la Comisión Europea declaró este mes que iba a abrir una investigación minuciosa del acuerdo.
Si Microsoft logra obtener la aprobación de los organismos reguladores para comprar Activision, que produce juegos como “Candy Crush” y “Call of Duty”, esto enviará un mensaje sobre la capacidad de expansión de las grandes empresas tecnológicas ante el creciente temor de que los gigantes de la industria ejerzan demasiado poder. Si Microsoft, cuya operación de asuntos públicos ha pasado la última década construyendo la reputación de buena persona de la compañía, no puede conseguir un acuerdo de esa magnitud, ¿alguien podrá hacerlo?
“Si este acuerdo se hubiera producido hace cuatro años, apenas generaría algo de interés”, aseguró Brad Smith, presidente de Microsoft, en una entrevista. “Si uno no puede hacer algo fácil, entonces todos sabremos que no puede hacer algo difícil”.
Google, Meta, Amazon y Apple se han enfrentado a crecientes acusaciones de que son monopolios y los reguladores han intentado bloquear algunos de sus acuerdos más pequeños. En julio, la FTC demandó a Meta, la empresa matriz de Facebook, para impedir que comprara Within, una empresa emergente de realidad virtual. El mes pasado, el Reino Unido obligó a Meta a vender Giphy, una base de datos de imágenes que compró en 2020 por 315 millones de dólares.
En el centro de las preocupaciones de los reguladores sobre el acuerdo de Activision está la cuestión de si este viola las leyes antimonopolio al dar a Microsoft un poder excesivo en la industria de los videojuegos. Les preocupa que Microsoft pueda no permitir el acceso a los juegos de Activision a sus competidores, como Sony, o utilizarlos para obtener una ventaja injusta a medida que los juegos se transmiten por internet.
Smith aseguró que Microsoft estaba abierta a aceptar de manera formal poner límites a sus prácticas comerciales para resolver las preocupaciones antimonopolio. Pero Estados Unidos y otros países consideran cada vez más que ese tipo de promesas son insuficientes a menos que una empresa separe parte de su negocio.
El acuerdo de Microsoft con Activision demostrará si los gigantes tecnológicos pueden navegar por el nuevo entorno, afirmó William E. Kovacic, expresidente de la FTC. “Es una prueba fundamental”, opinó.
El camino por delante parece largo. De los dieciséis gobiernos que están revisando el acuerdo, solo Arabia Saudita y Brasil lo han aprobado. Microsoft dijo que esperaba que Serbia aprobara el acuerdo en breve.
Los reguladores más importantes se muestran escépticos con los gigantes tecnológicos. La FTC está dirigida por Lina Khan, jurista y notable crítica de Amazon. La Comisión Europea ha multado a Google por violar las normas antimonopolio y ha abierto una investigación sobre el servicio en la nube de Microsoft. En el Reino Unido, la Autoridad de Competencia y Mercados se ha vuelto cada vez más hostil a los acuerdos empresariales.
Mediante un comunicado, la Autoridad de Competencia y Mercados señaló que publicaría sus conclusiones sobre el acuerdo en el “nuevo año”. La Comisión Europea declaró que su investigación está “en curso”. La FTC rechazó hacer comentarios sobre el acuerdo.
Cuando Microsoft cerró la compra de 26 mil millones de dólares del servicio de creación de contactos profesionales LinkedIn en 2016 —en ese momento su mayor adquisición— el acuerdo requirió sólo seis aprobaciones gubernamentales.
El acuerdo de Activision es “sustancialmente más intensivo en recursos”, dijo Smith.
Obtener la aprobación para la adquisición es fundamental para Microsoft. Los juegos se han convertido en su negocio de consumo más importante, superando los 15 mil millones de dólares en ventas anuales que se realizan en gran parte bajo la marca Xbox. La remuneración de Satya Nadella, consejero delegado de Microsoft, está ligada en parte al crecimiento de Game Pass, el servicio de la compañía para juegos a suscripción, similar a Netflix. Además, Microsoft acordó pagar a Activision hasta 3 mil millones de dólares si el acuerdo no se completaba.
Activision también necesita que la venta se lleve a cabo. Hace un año estaba en apuros, con el precio de las acciones a la baja mientras lidiaba con revelaciones de mala conducta sexual y el malestar de los trabajadores.
Bobby Kotick, director ejecutivo de Activision, afirmó en una entrevista que tenía un “alto grado de confianza en que los reguladores serán reflexivos a la hora de evaluar la industria.” Y añadió: “No tengo ninguna razón para creer que no vayamos a tener éxito en la transacción”.
El acuerdo de Microsoft por Activision se dio a conocer el 18 de enero. En febrero, Smith y Nadella se reunieron con funcionarios y personas que trabajan en grupos de expertos en Washington para posicionar la compra ante el público. Durante una reunión con periodistas, Nadella aseguró que la adquisición beneficiaría a los jugadores al proporcionarles “más opciones para que puedan jugar cualquier juego en cualquier plataforma”. Los tribunales examinan de manera habitual si una fusión beneficia a los consumidores.
Varios senadores pidieron a la FTC que examinara de cerca el impacto de la adquisición en los trabajadores. El sindicato Trabajadores de la Comunicación de Estados Unidos (CWA, por su sigla en inglés), que había estado organizando a Activision, también cuestionó públicamente el acuerdo. Khan, el presidente de la FTC, se ha interesado más en examinar cómo las fusiones podrían perjudicar a los trabajadores.
Smith pidió consejo a los legisladores y a los líderes del gobierno para abordar las preocupaciones laborales.
En junio, Microsoft llegó a un acuerdo con el CWA y prometió no oponerse a la sindicalización de Activision. En las negociaciones intervinieron “más abogados que en una convención de abogados”, comentó Chris Shelton, presidente del sindicato, en una entrevista. Las concesiones convirtieron al sindicato en partidarios del acuerdo.
El mes pasado, Shelton se reunió con Khan y elogió el compromiso de Microsoft de mantenerse neutral en las campañas sindicales y dijo que el acuerdo debería aprobarse.
“La FTC me dijo: ‘Muchas empresas prometen muchas cosas y luego nunca cumplen sus promesas’”, recordó. Aseguró que le dijo a la agencia que el acuerdo era sólido como una roca y sería por escrito.
Un portavoz de la FTC declaró que los funcionarios de la agencia no habían ofrecido ninguna opinión sobre el acuerdo o el convenio laboral en la reunión.
Microsoft ha tenido menos éxito a la hora de neutralizar la oposición de Sony, que fabrica la consola PlayStation. Sony ha argumentado que Microsoft podría retirar “Call of Duty” de PlayStation para atraer a los jugadores a Xbox.
Microsoft ha negado que vaya a hacer eso. «La primera llamada que hicimos Satya y yo después de que se anunciara el acuerdo fue al director general de Sony para decirle: “Vamos a mantener ‘Call of Duty’ en tu plataforma”», relató Phil Spencer, director de juegos de Microsoft.
Sony no se apaciguó. En los documentos presentados en Brasil, la empresa argumentó que “Call of Duty” era una franquicia de juegos tan poderosa que Microsoft podía utilizarla para perjudicar a sus rivales. Contrató a una empresa de consultoría para organizar reuniones en el Capitolio, según dos personas familiarizadas con el asunto. Además, sus argumentos se citaron en repetidas ocasiones en la decisión del regulador británico en septiembre de profundizar en la investigación.
Microsoft acusó a Sony de engañar al regulador y dijo que “exageró la importancia de ‘Call of Duty’ para su viabilidad”.
Microsoft afirmó que el 11 de noviembre ofreció a Sony un acuerdo de diez años para mantener “Call of Duty” en PlayStation. Sony se negó a comentar la oferta.
En Estados Unidos, más de diez funcionarios de la FTC están revisando el acuerdo, confirmó una persona con conocimiento de la agencia. Entrevistaron a ejecutivos, incluyendo a Nadella y Smith, a finales del verano y en otoño.
Y en un indicio de que la FTC podría estar creando un desafío legal al acuerdo, dos personas dijeron que hace poco esta había pedido a otras empresas que ofrecieran declaraciones juradas para exponer sus preocupaciones. c.2022 The New York Times Company