Lo que sabemos de María Hilda ‘N’, ex Miss Puebla acusada de trata de personas a mujeres indígenas
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Por más de 30 años, María Hilda o Lili “N” explotó a mujeres para labores domésticas; las agredió física, psicológica y económicamente
Teresa “N” escapó de la casa donde ‘trabajaba’, apoyada por Eduardo Rodiles, un vecino de la colonia, e interpuso una denuncia contra la mujer que decía ser su ‘jefa’ ante la Fiscalía General del Estado de Puebla en el mes de abril de 2022, había estado recluida por tres años en ese hogar y en lugar de un trabajo digno, fue torturada, agredida y víctima de trata de personas por la mujer que la contrató
María Hilda “N”, alias “Miss Tortura”, y también conocida como Lili “N” es señalada del delito de trata de personas con fines de explotación laboral, delito por el cual ya fue detenida por segunda vez; de acuerdo con el Registro Nacional de Detenciones, la mujer fue aprehendida la tarde del 18 de marzo por la Fiscalía de Justicia de Puebla.
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Sin embargo, ¿quién es Miss Tortura? María Hilda o Lili “N” es originaria de Zacapoaxtla y fue coronada como reina de belleza del certamen “Nuestra Belleza Puebla” en su edición de 1991.
Al momento de su primera detención, el pasado 9 de marzo, cuando fue aprehendida en el estacionamiento del Instituto Oriente e intentó escapar de los Agentes Investigadores de la Fiscalía General del Estado a bordo de su vehículo, acción que fue frustrada; María Hilda “N” contaba con diversos señalamientos por los delitos de trata de personas contra mujeres indígenas de la Sierra Nororiental de Puebla.
Aunque fue liberada por la presunta aprehensión ilegal al ser arrestada en un predio privado sin una orden correspondiente.
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Lili “N” es señalada de haber obligado a al menos 15 mujeres a lo largo de 30 años a hacer labores domésticas, mediante violencia física, psicológica y económica.
Presuntamente, la mujer retenía a sus víctimas en su domicilio en la colonia San Manuel, donde les impedía cualquier forma de comunicación con el exterior, amenazándolas de hacerle daño a sus familiares o agrediéndolas físicamente y de esa forma mantenerlas trabajando como empleadas domésticas por la farsa promesa de pagarles un sueldo de mil 500 pesos semanales.