Los obstáculos en las cadenas de suministro complican los compromisos climáticos de las compañías de alimentos

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/ 25 septiembre 2023

El sistema alimentario global, el cual representa un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, está bajo la presión de los consumidores e inversores

Por Julie Creswell

Hace cinco años, McDonald’s declaró que planeaba reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en más de un tercio en partes de sus operaciones para 2030. Pocos años más tarde, se comprometió a ser “cero neto” —es decir, reducir las emisiones lo más cerca posible a cero— para 2050.

Pero en su informe más reciente, McDonald’s reveló que las cosas se estaban moviendo en la dirección equivocada: las emisiones de la compañía en 2021 fueron un 12 por ciento más altas que su línea de base de 2015.

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McDonald’s no es para nada la única. Una revisión de varios informes y presentaciones relacionados con el clima de 20 de las compañías de alimentos y restaurantes más grandes del mundo revela que más de la mitad no ha hecho ningún avance en sus objetivos de reducción de emisiones o incluso han reportado un aumento en los niveles de emisiones.

La mayor parte de las emisiones —en muchos casos más del 90 por ciento— provienen de las cadenas de suministro de las compañías. En otras palabras, de las vacas y el trigo que se utilizan para hacer hamburguesas y cereales.

Y aunque las empresas han trabajado para eliminar algo de plástico en sus empaques y reducir el uso del agua para que sus productos sean más sustentables, muchas compañías grandes de alimentos y bebidas, así como cadenas de restaurantes, están teniendo problemas para equilibrar su robusto crecimiento en los últimos años con sus objetivos climáticos.

A medida que los patrones de consumo han ido cambiando desde el inicio de la pandemia, las compañías de alimentos han experimentado una demanda significativa. La guerra en Ucrania y el clima extremo, como sequías e inundaciones, también impactaron las cadenas de suministro, lo que hace que las empresas obtengan ingredientes y bienes de diferentes proveedores.

En PepsiCo, que comenzó a establecer objetivos para reducir las emisiones en 2015, las emisiones en su cadena de suministro aumentaron un 7 por ciento desde su línea de base, según su informe climático de 2022. Chipotle, que se comprometió a reducir a la mitad sus emisiones para 2030, informó de un aumento del 26 por ciento en las emisiones de la cadena de suministro y otros sectores en su reporte de 2022.

“Esto tiene que girar en torno al rendimiento, no a las promesas”, dijo Barry Parkin, director de adquisiciones y sustentabilidad del gigante privado de dulces y alimentos para mascotas Mars, una de las compañías grandes que reportó una reducción en las emisiones. “Hemos tenido cinco años de empresas que hacen promesas y a las que se les celebra por la calidad de sus promesas y no por su desempeño”.

El sistema alimentario global, el cual representa un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo, está bajo la presión de los consumidores e inversores a fin de que establezca planes tangibles para reducir esas cifras. Esta semana, los jefes de gobiernos, corporaciones, grupos de defensa climática y activistas se han estado reuniendo en la ciudad de Nueva York para discutir, debatir y asistir a protestas sobre temas climáticos.

Muchas compañías de alimentos les han pagado a grupos externos, como la iniciativa Science Based Targets, en aras de establecer y aprobar objetivos a mediano y largo plazo para reducir las emisiones. Muchos dicen en sus sitios web y en los comunicados de prensa que su objetivo es llegar a ser “cero neto” en sus emisiones para 2050.

“Si las empresas no desarrollan estrategias sobre cómo integrar el crecimiento y la innovación en los planes de transición climática, eso amplificará su exposición al riesgo climático y su riesgo de no cumplir con sus objetivos”, explicó Meryl Richards, directora interina del programa de alimentos y bosques en Ceres, una coalición sin fines de lucro de activistas climáticos e inversores.

Por ejemplo, Starbucks reportó para 2022 un aumento del 12 por ciento en sus emisiones totales en comparación con sus niveles de 2019. Pero durante ese tiempo, los ingresos aumentaron un 23 por ciento, o 6 mil millones de dólares —una gran parte debido al aumento de los precios de sus “lattes” y capuchinos— y además inauguró más de 5000 nuevas sedes.

En este punto, la compañía espera incrementos en las emisiones, incluso en áreas como el agua y el manejo de desperdicios, “a medida que vimos crecer nuestro negocio y a medida que fortalecemos aún más nuestros sistemas de medición”, afirmó Beth Nervig, portavoz de Starbucks. “Estamos en un punto crucial en nuestro viaje para convertirnos en una empresa con gestión positiva de recursos”.

En declaraciones enviadas por correo electrónico, McDonald’s, PepsiCo y Chipotle afirmaron que continuaban trabajando con proveedores para reducir las emisiones.

A diferencia de los informes financieros o las declaraciones de seguridad para las empresas públicas, los datos sobre las emisiones se informan de manera voluntaria y no están estandarizados. Y cuando se trata de cadenas de suministro y desechos, hay una cierta dosis de extrapolación, modelado y conjeturas por parte de las empresas. Además, podrían no revelar todas sus emisiones en sus informes.

En sus informes más recientes relacionados con el clima disponibles públicamente, los procesadores de carne Tyson Foods y JBS no revelaron las emisiones de sus cadenas de suministro, que incluyen vacas, cerdos y aves de corral. Las vacas han sido un blanco particular para los activistas climáticos porque producen metano, un potente gas de calentamiento del planeta, cuando eructan.

Tyson no reveló sus emisiones de la cadena de suministro en su informe de sustentabilidad 2022 porque estaba completando los cálculos para mejorar sus informes, afirmó la compañía en una declaración enviada por correo electrónico. Dijo que esperaba revelar las emisiones de la cadena de suministro en informes futuros.

JBS, el mayor productor de carne del mundo, cuyas marcas en Estados Unidos incluyen Swift y Pilgrim’s, ha sido criticado por activistas climáticos en los últimos meses debido a lo que según ellos son intentos de la compañía para hacer un “lavado de imagen verde” a su progreso en la reducción de las emisiones.

En su sitio web, JBS afirma que es la primera gran compañía global de proteínas en establecer un objetivo “cero neto” para todas sus emisiones, incluidas las de su cadena de suministro. Pero los críticos dicen que JBS no ha validado sus objetivos a través de una organización de terceros y que no informó ni sus emisiones de la cadena de suministro para 2022 ni la cantidad de animales que procesó.

Jason Weller, quien se unió a JBS el año pasado como su primer director mundial de sustentabilidad, afirmó que la compañía había hecho divulgaciones en torno a su cadena de suministro a CDP, una organización sin fines de lucro que recolecta y califica los informes climáticos de varias entidades.

Sin embargo, esas divulgaciones no se incluyeron en el informe de sustentabilidad de JBS el año pasado, ya que la compañía buscaba seguir mejorando su recopilación de datos en esa área, dijo Weller. Cuando se le preguntó, JBS no proporcionó los datos de la cadena de suministro que le dio a CDP.

Para JBS, sus emisiones en la cadena de suministro incluyen no solo el número de animales que procesa cada año, los cuales son criados por miles de ganaderos en todo el país, y el metano que emiten, sino también las emisiones que provienen de la alimentación de estos, como el maíz.

Si bien JBS sigue trabajando para cuantificar las emisiones de su cadena de suministro, dijo Weller, hay preguntas más importantes sobre la industria, entre ellas si las tecnologías existentes para reducir las emisiones en las vacas realmente ayudan o son demasiado costosas.

Y luego, dijo, está la cuestión de quién asumirá los costos en torno a la agricultura amigable con el clima: ¿gobiernos, corporaciones, agricultores o consumidores?

“Al final todo se reduce a quién va a pagar”, dijo Weller. “Ese es el tema que acecha toda esta conversación”.

c.2023 The New York Times Company

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