Claudia Sheinbaum frente al reto histórico de ser la primera mujer presidenta de México
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Claudia Sheinbaum se convertirá en la primera presidenta de México en los más de 200 años de la historia de la república, un hecho de gran relevancia simbólica en un país que afronta importantes retos de violencia machista
CIUDAD DE MÉXICO- “México está listo para una presidenta, para una astronauta, para una ingeniera. Las mujeres mexicanas estamos listas desde hace mucho tiempo”, ha asegurado en repetidas ocasiones.
Se convertirá así en pionera en el cargo en México, un hecho de gran relevancia simbólica y que ha calificado como muestra de que “es tiempo de mujeres transformadoras” en el país, al tiempo que ha mantenido como plataforma de campaña y gobierno, que con ella, “llegamos todas”.
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No obstante, consciente del hecho histórico ha insistido en la importancia de ofrecer resultados, al asegurar que su Gobierno será “feminista con enfoque social”.
”No puede ser que la primera mujer presidenta solamente sea un símbolo”, indicó recientemente en rueda de prensa.
Sheinbaum, de 62 años, que asume el poder el próximo 1 de octubre, recibe un país con retos de violencia machista que ha persistido en el Gobierno saliente, que deja un promedio de 9 a 10 mujeres asesinadas al día, y aumentos en violencia familiar y otros delitos de género.
Sin embargo, la violencia sigue marcando los grandes pendientes en la agenda de género, que Sheinbaum se ha comprometido a encarar con la creación de una Secretaría de las Mujeres.
El Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) concluye con un promedio de 9.5 homicidios de mujeres al día, de los que entre 2 y 3 se clasificaron como feminicidios, cifra similar al cierre del sexenio anterior de Enrique Peña Nieto (2015-2018), según el último reporte del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Aunque López Obrador ha presumido una disminución en los feminicidios, que Sheinbaum ha celebrado, la realidad es que la baja en la incidencia del delito es mínima y no se ha sostenido a lo largo de los últimos seis años.
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URGE NOMBRAR LA VIOLENCIA
Además, en otros delitos como violencia familiar, de género, trata de personas y violación, el incremento es notorio, de acuerdo con el reporte del SESNSP, que desde 2015 recaba denuncias relacionadas con la violencia en contra de las mujeres.
Tan solo de enero a agosto de 2024, según el último informe publicado en septiembre, van 190,096 reportes de violencia familiar, 4,471 de violencia de género, y 14,508 de violación, cuando en todo 2018 se registraron 180,185, 2,255 y 15,322, respectivamente.
La investigadora Mónica Mendoza, experta en comunicación política, explicó a EFE que el Gobierno de López Obrador construyó una “narrativa de que se estaba disminuyendo la incidencia del feminicidio”, al sumarlo o clasificarlo como homicidio doloso.
No obstante, la integrante de la organización Aúna avisó del incremento en otros indicadores, como la saña en los crímenes y la edad de las víctimas, que cada vez son más jóvenes, además de que existe un subregistro de los casos en varios delitos contra las mujeres.
”Estamos estacionadas en el número de feminicidios, pero el tipo de delito que se ha disparado con brutalidad, que está fuera de control, es el de las mujeres y niñas desaparecidas(...) eso solo te habla de trata”, advirtió Mendoza.
La directora de la Red Nacional de Refugios, Wendy Figueroa, coincidió en la importancia de hacer visible esta realidad, pues “lo que no se nombra no existe” y señaló que en la ONG han identificado “un aumento en las atenciones brindadas y en el número de mujeres e infancias acompañadas desde 2019 a la fecha, siendo de un aumento en promedio del 12 % anual”.
Figueroa destacó que “sobre todo en este sexenio las instituciones encargadas de atender la violencia de género estuvieron subfinanciadas, lo que limita su capacidad para ofrecer apoyo efectivo a las víctimas o para implementar campañas amplias de concienciación y educación”.
SHEINBAUM, LA CIENTÍFICA QUE BUSCA PROFUNDIZAR LA TRANSFORMACIÓN DE LÓPEZ OBRADOR
La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum (Ciudad de México, 1962), es una científica que dio el salto a la política con el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), cuyo legado de transformación buscará profundizar a la vez que esgrime el estandarte de ser la primera mujer al frente del país norteamericano en sus más de 200 años de historia.
“Es tiempo de mujeres transformadoras. El que lleguemos a la presidencia significa continuar con la transformación, fortalecer el estado de bienestar, los derechos del pueblo de México e indivisiblemente los derechos de las mujeres”, aseguró en la presentación de los miembros de su gabinete en junio.
Hija de padres científicos, de origen judío, Sheinbaum tuvo la oportunidad de elegir entre el ballet o la física, según cuenta en un documental sobre su vida, y apostó por la ciencia en un país donde las brechas de género en ciencia eran entonces más pronunciadas.
LA VIDA DE CLAUDIA SHEINBAUM
Su padre, Carlos Sheinbaum Yoselevitz, ingeniero químico, era hijo de judíos asquenazí que huyeron de Lituania a principios del siglo pasado; mientras que su madre, Annie Pardo Cemo, bióloga, es hija de judíos sefardíes que salieron de Bulgaria en la misma época.
En el video producido por su partido, el gobernante Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Sheinbaum se llama a sí misma “hija del 68″ y recuerda que tenía seis años cuando fue la masacre del Gobierno contra estudiantes en Tlatelolco, lo que impulsó su activismo, al ver a sus padres participar en el movimiento.
La próxima presidenta de México estudió física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde lideró movimientos estudiantiles en la década de 1980, y luego se especializó en ingeniería ambiental y fue investigadora en el Instituto de Ingeniería de la UNAM, antes de incursionar en la política.
También en esa época inició su vida política en 1989 al sumarse al Partido de la Revolución Democrática (PRD, una escisión izquierdista del entonces hegemónico Partido Revolucionario Institucional).
SUCEDER AL “MEJOR PRESIDENTE DE LA HISTORIA DE MÉXICO”
Es cercana a López Obrador desde el 2000, cuando fue secretaria de Medio Ambiente de Ciudad de México, durante la gestión de éste como jefe de Gobierno de la capital mexicana.
Tras la campaña presidencial fallida en 2006 de López Obrador, Sheinbaum volvió al mundo académico y participó en el Panel Integral de Cambio Climático de la ONU (IPEC) que ganó el Nobel de la Paz en el 2007.
En 2018, se lanzó de nuevo al ruedo político con éxito para convertirse en la primera mujer electa como jefa de Gobierno de la capital mexicana, cargo del que se separó en 2023 para contender a la Presidencia.
“ES UNA BENDICIÓN”
Durante la campaña electoral y la transición, Sheinbaum no ha dejado de recordar que su misión es prolongar y profundizar la transformación iniciada por su predecesor, a quien se refiere como “el mejor presidente de la historia de México”.
Por su parte, López Obrador afirma que la victoria de la futura presidenta en las elecciones de junio “es lo mejor que le pudo haber pasado a México”.
“Es una bendición (tener a Sheinbaum como presidenta), así, como lo merece nuestro pueblo”, remarcó en una de sus últimas conferencias matutinas el todavía mandatario.
Sheinbaum está casada en segundas nupcias con Jesús María Tarriba, quien trabaja en el Banco de México, y tiene una hija biológica, Mariana, y otro hijo, Carlos, de su primer esposo pero que considera como propio.