¿Qué pasó con ’El Ponchis’?... el primer niño sicario quien confesó decapitaciones, asesinatos y tortura

México
/ 5 junio 2025

Édgar Jiménez Lugo, alias “El Ponchis”, fue detenido en 2010 con solo 14 años tras confesar decapitaciones y asesinatos para un cártel mexicano. ¿Dónde está ahora?

En diciembre de 2010, México y el mundo se estremecieron ante la imagen de un niño esposado, custodiado por soldados, acusado de cometer crímenes brutales. Su nombre era Édgar Jiménez Lugo, pero todos lo conocieron como El Ponchis”, el primer niño sicario cuya historia quedó registrada públicamente.

Tenía solo 14 años cuando fue capturado en el aeropuerto de Morelos, mientras intentaba cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Había confesado decapitaciones, tortura y su participación directa con el Cártel del Pacífico Sur (CPS). Su caso destapó una dolorosa verdad: el crimen organizado recluta y convierte a menores en instrumentos de violencia extrema.

INFANCIA ROTA: ABANDONO, POBREZA Y CRIMEN

Nacido en San Diego, California, en 1996, Édgar tuvo una infancia marcada por el abandono. Su madre fue arrestada por posesión de cocaína cuando él tenía apenas un año, y luego deportada a México. Tras la muerte de su abuela en 2004, quedó desprotegido junto a sus hermanas, quienes terminaron vinculadas a actividades criminales bajo el apodo de “Las Chabelas”.

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A los once años, fue “levantado” por un hombre conocido como “El Negro”, cuyo nombre real era Julio de Jesús Radilla Hernández, líder del CPS. Según el testimonio de El Ponchis, fue drogado y obligado a participar en ejecuciones y actos de tortura, amenazado con la muerte si se negaba.

UNA VIDA BAJO EL TERROR DEL NARCO

El Cártel del Pacífico Sur surgió tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva en 2009 y operaba en Morelos y Guerrero, enfrentando a grupos como La Familia Michoacana y los remanentes de “La Barbie”. Aunque no era parte directa del Cártel de Sinaloa, el CPS adoptó el nombre “Pacífico” para ganar legitimidad y estableció alianzas estratégicas, incluso con Los Zetas.

El Ponchis confesó haber cometido al menos cuatro decapitaciones, recibiendo pagos de hasta 2,500 dólares. Fue identificado por el Ejército gracias a videos en YouTube donde aparecía golpeando y ejecutando víctimas, bajo los efectos de las drogas.

CAPTURA, JUICIO Y SENTENCIA

Su detención ocurrió en diciembre de 2010. Intentaba escapar a San Diego con su hermana, pero fue detenido en el aeropuerto Mariano Matamoros. Las imágenes se viralizaron: un niño con rostro frío, esposado, sin mostrar remordimiento alguno.

“No me metí, me jalaron”, dijo a la BBC, una frase que resumió el dilema moral de su historia. A pesar de la gravedad de sus crímenes, fue juzgado como menor de edad, bajo el sistema para adolescentes de Morelos. En 2011, fue sentenciado a tres años de internamiento por homicidio, secuestro y delincuencia organizada.

Durante su reclusión, recibió tratamiento psicológico y formó parte de un programa de rehabilitación cuya información se mantuvo bajo reserva por seguridad.

¿DÓNDE ESTÁ EL PONCHIS HOY?

Tras cumplir su condena en 2013, el Instituto Nacional de Migración lo repatrió a San Antonio, Texas, donde fue entregado a la organización Outcry in the Barrio, especializada en la reinserción de jóvenes en riesgo.

Desde entonces, su paradero exacto es desconocido. Se cree que pidió protección por temor a ser asesinado o nuevamente reclutado por el crimen organizado. Su historia desapareció del ojo público, pero permanece como símbolo de una generación atrapada en la guerra del narco.

DATOS CURIOSOS Y CIFRAS REVELADORAS

• El Ponchis fue localizado gracias a videos difundidos en YouTube, una de las primeras veces que las redes sociales jugaron un papel clave en un caso criminal en México.

• A pesar de sus crímenes, solo cumplió tres años por tratarse de un menor de edad.

• Según la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), entre 2006 y 2010, más de 1,200 menores murieron en el contexto del narcotráfico y al menos 25,000 participaron en actividades criminales.

• Investigadores como el Dr. Arturo Chacón aseguran que el reclutamiento criminal infantil tiene raíces profundas: desintegración familiar, pobreza y falta de oportunidades.

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EL LEGADO DE UNA HISTORIA OSCURA

Para muchos, El Ponchis es símbolo del horror. Para otros, es la prueba viviente del fracaso del Estado para proteger a los más vulnerables. Su caso inspiró documentales, reportajes y estudios académicos sobre la niñez y la violencia criminal.

Hoy, el reclutamiento ya no ocurre solo en la calle, sino a través de redes sociales, donde se seduce a los jóvenes con falsas promesas de dinero y poder. El fenómeno ha cambiado, pero no ha desaparecido. La historia de El Ponchis sigue siendo una advertencia que no debe olvidarse.

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