Una investigación en EU revela que los cárteles mexicanos lideran redes globales de “huachicoleo”

México
/ 6 mayo 2025

Una investigación realizada por la División de Investigación Criminal del Servicio de Impuestos Internos de EU (IRS) desubrió una compleja red de contrabando de petróleo crudo robado a Pemex, con lo que se destapó redes de “huachicoleo” binacional liderada por cárteles mexicanos

MIAMI- Un indicio bancario anómalo en Estados Unidos destapó una compleja red de contrabando de petróleo crudo robado a Pemex. Lo que inició como una investigación de rutina de la División de Investigación Criminal del Servicio de Impuestos Internos de EU (IRS) en Texas terminó destapando redes de “huachicoleo” binacional al mando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo, con empresas fachada en las que hay estadounidenses implicados y con alcances globales.

En abril de 2025, una empresa familiar en Brownsville, administradora de una instalación llamada Arroyo Terminals, cerca de Río Hondo, quedó en la mira de las autoridades estadounidenses. Este recinto recibía barcazas cargadas con “aceite de desecho” procedentes de México a través de pipas. Sin embargo, “la frecuencia inusitada de los envíos y el volumen importado no cuadraban con el negocio declarado” subraya a EL UNIVERSAL una fuente del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Para entonces, ya era claro que las barcazas transportaban petróleo crudo robado a Pemex; camuflado como residuo industrial para burlar aduanas. El modus operandi empezaba a emerger: miles de barriles de crudo hurtado cruzando la frontera bajo la apariencia de desechos. Las autoridades estadounidenses montaron vigilancia sobre los involucrados.

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El 23 de abril de 2025, agentes federales detuvieron en flagrancia a los operadores de Arroyo Terminals. En un operativo simultáneo, marshals federales en Utah arrestaron a los propietarios de la firma, un matrimonio de empresarios acusados de lavar más de 300 millones de dólares (6 mil millones de pesos) derivados del esquema de contrabando, y a sus dos hijos.

Con estas detenciones se confirmó la hipótesis: una red transfronteriza estaba introduciendo a EU en gran escala petróleo mexicano robado, operando por al menos tres años con casi 2 mil 881 embarques ilícitos de crudo desde mayo de 2022.

Por este caso, la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) emitió una alerta señalando que ciertos importadores de waste oil o materiales peligrosos en la frontera suroeste son realmente “empresas fantasma” ligadas a cárteles mexicanos.

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Las autoridades estadounidenses tienen en la mira a varias compañías ubicadas también en la frontera sur que estarían actuando como importadoras “cómplices” dentro de esta red de huachicol internacional.

La alerta de la FinCEN de EU subraya que los cárteles venden el crudo robado a “pequeñas compañías estadounidenses de combustibles” que operan cerca de la frontera con México, especialmente en Texas, como en el Valle Bajo del Río Grande, la zona del Eagle Ford Shale y la Cuenca Pérmica en el oeste de Texas (esta última abarca también el sureste de Nuevo México). En Houston y Dallas también habría empresas involucradas.

Aunque muchos detalles permanecen confidenciales, ya que las pesquisas continúan y no todas las compañías o estadounidenses identificados han sido formalmente acusados, FinCEN ha recabado información de transacciones bancarias sospechosas que apuntan a varios negocios en Arizona, Nuevo México y California potencialmente involucrados en esquemas similares de importación fraudulenta de hidrocarburos.

Estos estados fronterizos podrían servir como rutas alternas o puntos de entrada para el combustible robado. “Las autoridades estadounidenses están cruzando datos aduaneros, registros empresariales y reportes bancarios para identificar a cualquier empresa que reporte importaciones de ‘aceite usado’ en volúmenes atípicos o con inconsistencias”, asegura la fuente del Departamento de Justicia a este medio; “eso podría delatar el encubrimiento de crudo ilegal”. Del lado mexicano, indicó, “los cárteles Jalisco Nueva Generación, De Sinaloa y Del Golfo están en la lista”.

DEL DUCTO DE PEMEX AL MERCADO NEGRO

Todo inicia en México, en los campos petroleros y ductos de Pemex. Ahí, células del CJNG aprovechan la existencia de tomas clandestinas, perforaciones ilegales en los ductos y la complicidad de funcionarios locales para extraer el hidrocarburo. “El punto de partida del esquema es el robo de crudo directamente de la infraestructura de Pemex, mediante tomas clandestinas perforadas en ductos, así como sobornos a empleados de la empresa estatal”, detallan documentos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos a los que EL UNIVERSAL tuvo acceso. Entidades como Veracruz y regiones estratégicas del golfo de México se identificaron como focos rojos donde el CJNG mantiene redes de perforación clandestina y cooptación de personal.

$!Bomberos trabajan para sofocar las llamas de una centro de refinamiento clandestino (huachicolera) en González a escasos 12 kilómetros de Villahermosa.

Caravanas de pipas mueven el producto hacia el norte de México. “El hidrocarburo es transportado hacia zonas fronterizas, especialmente Tamaulipas, que funcionan como corredor logístico para el contrabando hacia Texas”, explican los reportes oficiales del gobierno estadounidense. En Tamaulipas, el operativo cuenta con un aliado clave: César Morfín Morfín, alias “Primito”, líder del CJNG en el estado y sancionado ya por el Tesoro de EU. Él y sus hombres tienen bajo control varios cruces fronterizos estratégicos entre Tamaulipas y Texas.

Esto les permite garantizar el paso de las pipas cargadas con crudo robado. “’Primito’ controla los cruces clave (...) y exige el pago de cuotas a los operadores de camiones cisterna que transportan crudo robado”, señala el informe al que este diario tuvo acceso. Además, supervisa personalmente la falsificación de documentos aduaneros, haciendo pasar el petróleo robado por “aceite usado” u otros materiales regulados, para evitar controles y regulaciones.

Dos compañías mexicanas con sede en Tamaulipas fueron identificadas como piezas clave del esquema de Arroyo Terminals: Servicios Logísticos Ambientales, S.A. de C.V. y Grupo Jala Logística, S.A. de C.V.

Una vez del lado estadounidense, las pipas se dirigen a lotes discretos y almacenes en zonas petroleras de Texas, como la Cuenca Pérmica, Dallas y Houston. Muchos son terrenos aparentemente vacíos equipados con tanques móviles de almacenamiento, una infraestructura temporal que dificulta el rastreo del producto. “El crudo robado se mezcla con combustible legítimo y luego se revende a precio reducido a refinerías o a comercializadores de petróleo y gas en EU”, dice la fuente del Departamento de Justicia.

NEGOCIO INTERNACIONAL

Parte del crudo es luego revendido y exportado a terceros países con apariencia de legalidad. Desde terminales privadas en Texas, como las ubicadas en el canal de navegación de Río Hondo, en Houston o en Corpus Christi, se han rastreado embarques que zarparon rumbo a destinos tan dispares como India, Japón, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria o Turquía. En general, se envía disfrazado como “residuo refinado”, “mezcla técnica” o incluso “aceite reciclado para proceso” a países donde los controles de origen son más laxos o el interés económico supera la diligencia debida.

Ello implica una segunda violación federal. “Hablamos de petróleo robado que termina en refinerías legales en el extranjero, comprando sin saber, o prefiriendo no saber”, declaró en audiencia judicial el fiscal adjunto Mark Dawson, quien coordina parte de la investigación en Texas.

No se trata de grandes petroleras multinacionales, sino de intermediarios energéticos, brokers privados y empresas pequeñas en Asia, África o Medio Oriente, que compran cargamentos con descuento sin necesariamente verificar el historial del hidrocarburo.

Las ganancias, ya “lavadas”, son repatriadas a las arcas de los cárteles, convertidos en traders energéticos multinacionales mediante transferencias, empresas fantasma y movimientos de efectivo.

Por Max Aub, Agencia el Universal.

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