Sólo un puñado de leales, en las visitas a Gordillo
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En el Sindicato de Trabajadores de la Educación nadie se atreve a decirse elbista
México, DF. "Triste, deprimida." Con esas palabras describen sus cercanos âpocos, cada vez menosâ la condición de la profesora Elba Esther Gordillo, un año después de su encarcelamiento.
El recuerdo de las navidades en familia en Coronado Cays y de los festejos de los primeros días de febrero, cuando la cúpula del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se reunía para celebrar su cumpleaños, azota a la interna de la torre médica de Tepepan.
Ni las flores ni los libros que tiene permitidos, ni la comida especial que recibe de fuera, logran disipar el cuadro depresivo, que contrasta con el reporte de "bajo control y estable" del resto de sus numerosos males.
Sólo la familia y un reducido grupo de leales, así como sus abogados, figuran entre los visitantes de la mujer, que reunía a miles en los festejos que le gustaban en grande (muchos líderes estatales la imitan y suspenden clases para hacer pachangas de 10 mil personas).
Elba Esther dominó la vida del gremio casi 24 años, pero hoy, en el sindicato magisterial, nadie se atreve a decirse elbista. Nadie se atreve, tampoco, a comentar en público lo que un miembro del comité nacional del SNTE expresa en privado: "Elba Esther es rehén. No está en la cárcel por justicia, sino por venganza".
Durante el año que lleva Gordillo en prisión se aprobaron la reforma constitucional en materia educativa y las leyes secundarias. Los cambios, por lo pronto, están sólo en el papel. Su aterrizaje en la realidad anticipa conflictos interminables con el gremio magisterial.
Paradójicamente, la reforma posible fue una muy parecida a la que Gordillo estaba dispuesta a aceptar. "La evaluación salió como ella la peleaba", afirma el dirigente sindical.
No fue gracias al sindicato de la profesora encarcelada, sino a su antagonista. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tuvo el mérito, en efecto, de "contener las partes más radicales de la reforma", según reconoce, sólo en corto, un secretario seccional.
El dirigente asegura que en el comité nacional del SNTE hay consenso en que las movilizaciones de la CNTE hicieron posible que la Cámara de Diputados abriera la puerta a "correcciones". "Sin la CNTE no se hubiera logrado esa contención."
A final de cuentas, agrega, la reforma quedó "casi como la que proponía el SNTE en un principio".
Los cumpleaños de Elba Esther
Las fiestas de Elba Esther siempre fueron en grande y por partida doble. En una se daba su baño de pueblo, se dejaba querer por miles de maestros de su sección de origen, la 36 del valle de México. El 6 de febrero, su cumpleaños, fue instituido como el "día de la unidad sindical".
Otro día o por la noche tocaba el turno de los poderosos.
Entre 2012 y 2013 todo cambió, pero Elba Esther Gordillo no quiso ver el tamaño del boquete que la alejó de lo que siempre fue la fuente de su poder: la relación fluida con el poder presidencial.
En el año de la elección presidencial la acompañaron en su festejo personajes como el gobernador del estado de México, Eruviel Ávila, y Miguel Ángel Osorio Chong. Un año más tarde, ya abierto el pleito con el presidente de la reformas, a su fiesta sólo se asomaron el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle; el subsecretario Roberto Campa y la panista Gabriela Cuevas, su aliada. Los demás invitados fueron su séquito de operadores y la totalidad de los miembros de la dirección nacional del SNTE.
Hace unas semanas sólo le llevaron flores sus hijas y las novias de sus nietos.
El factor Eruviel
La reforma educativa no fue la que querían los factores de la derecha agrupados bajo el paraguas conocido como Mexicanos Primero. Sus directivos y voceros oficiosos se han quejado hasta el cansancio de los cambios hechos al proyecto original. Incluso, algunos han llegado a decir que "nació muerta".
Para los enemigos del SNTE y de la CNTE el gobierno cedió ante las movilizaciones de la coordinadora y, en menor medida, a las de sus aliados perredistas, quienes fungieron como apoyos del sindicato magisterial en el Pacto por México y la Cámara de Diputados.
En todo caso, el hecho es que el gobierno de Peña Nieto no defendió a capa y espada el proyecto original, cuyo contenido causó la rebelión de la profesora y, con ella, su caída en desgracia.
Una versión extendida asegura que la decisión de Peña Nieto de proceder contra la lideresa magisterial fue tomada por razones ajenas al tema educativo.
La historia es simple: en marzo de 2011, Elba Esther apoyó a Eruviel Ávila para que obtuviera la candidatura del PRI al gobierno mexiquense. Ese respaldo influyó, o fue decisivo según algunos, para que el elegido de Peña Nieto, su primo Alfredo del Mazo, quedara fuera de la contienda.
Largo ha sido el tiempo que ha tenido la maestra Gordillo para rumiar las historias de su larga y jugosa carrera política.
Pleitos arreglados
Recordar, por ejemplo, su explosión de ira en 2003, cuando conoció un libelo titulado ¿Elba de Troya o lady Macbeth Gordillo?, dado a la luz por una asociación fantasma, en el cual se transcribían varias decenas de conversaciones telefónicas con otros poderosos. Gordillo exhibía ahí su desprecio por varios de sus compañeros de partido, a quienes se refería con palabrotas.
La profesora atribuyó el libelo a Manlio Fabio Beltrones y lo condenó: "No uso rumores: no vengo de los sótanos ni de los caños de la política".
Tras el enfrentamiento público, José Murat la hizo de mediador y los reunió en un restaurante frente al lago de Chapultepec.
"La única cloaca que yo conozco fue a la que me metí cuando me encargaron ir a buscarte para que fueras lideresa del sindicato", soltó el golpe Manlio Fabio Beltrones.
La profesora lo retó: "Te regalo mi casa de San Diego si me compruebas que me refería a ti".
Quizá esa escena tenía en mente la profesora cuando, en noviembre pasado, dejó de lado su iPod âuno de los pequeños lujos que tiene permitido en el penal de Tepepanâ para preguntar: "¿Y cómo está Manlio?"
Su interlocutor respondió que, en su opinión, Beltrones había conseguido cierto margen, aunque limitado, para actuar como líder de la Cámara de Diputados.
Ella respondió, introspectiva: Él y yo tuvimos muchos pleitos, pero nos respetamos Muchos de los pleitos fueron arreglados por aquello de Salinas. Pero los de este gobierno no lo van a aguantar, porque no quieren gente que sea mejor que ellos.
La profesora hizo una pausa y retomó el hilo, hablando de otro como si fuera de ella misma: "Lo van a querer destruir cuando termine (la diputación). Ellos no saben perdonar".