Muerte en Cinépolis: Versiones encontradas de una muerte insólita

Nacional
/ 14 noviembre 2012

El incidente ocurrió el pasado 2 de noviembre, a las 20:48 horas, cuando el señor Enrique Cuacuas y sus hijos veían la película "Ralph El Demoledor".

MÉXICO, D.F.-Desde que se conoció la muerte del pequeño Hendrik, tras recibir un tiro en la cabeza mientras veía una película en una sala del complejo Cinépolis, las dudas crecen y el caso se convierte en un caso insólito.

El incidente ocurrió el pasado 2 de noviembre, a las 20:48 horas, cuando el señor Enrique Cuacuas y sus hijos veían la película "Ralph El Demoledor".

Enrique narra que a unos 30 minutos de haber dado inicio la función, escuchó un zumbido cerca de su oído y se percató que su hijo Hendrik comenzaba a convulsionarse.

Sin saber qué había pasado, fue en busca de ayuda y aparentemente el personal de Cinépolis no supo qué hacer y trasladaron en una camilla hacia un auto para llevarlo al hospital de la Comunidad Económica Europea.

Más tarde fue trasladado al Hospital Dalinde, donde a pesar de cirugía en el cráneo, murió 48 horas después. En ese momento se notificó a la Procuraduría General de Justicia del DF.

Cinépolis explicó que su personal actuó conforme al protocolo y que todo el tiempo el niño estuvo acompañado de su padre.
El Instituto de Ciencias Forenses dictaminó que el proyectil penetró en la cabeza -región parietal derecha-, y no se encontró orificio de salida.

Enrique Cuacuas narró los momentos que vivió ese día en Cinépolis. Aunque se le escucha sereno, exige justicia, y sobre todo que se detenga al `desgraciado' que mató a su hijo.

Aún con el dolor a cuestas, da detalles del momento que vivió ese día, el pasado 2 de noviembre, cuando en compañía de sus dos hijos, se encontraba en una da sala de cine en la Plaza Iztapalapa.

"De pronto todo fue confusión para mí, vi a mi hijo convulsionándose, no supe a bien qué había sucedido", relató Enrique.
Insiste en que es deber de las autoridades resolver este caso " para que no vuelva a suceder, para que nadie más viva una tragedia como la mía".

Admitió que "nunca escuché un tiro, un disparo, no podía creer la versión, pero así fue", lo que en parte coincide con los dicho por Pablo Jiménez, director jurídico de Cinépolis.

Aseguró que nadie de los 274 los asistentes a la función de la película "Ralph El Demoledor", escuchó alguna detonación de arma de fuego dentro de la sala, donde Hendrik, de 10 años caía mortalmente herido.

Pero aseguró que una vez que estalló la emergencia dentro de la sala, personal de la empresa auxilió al padre y al menor, y que incluso contactaron a la Cruz Roja a las 20:38 horas para solicitar su presencia.

Jiménez narró que en respuesta, representantes de la institución recomendaron llamar al 066 para que de ahí se mandara el apoyo necesario. A las 20:40 horas, precisó, se hizo la llamada al número de emergencia.

"Nunca llegó una ambulancia", explicó el funcionario de Cinépolis.

Precisó que el día del incidente, el pequeño fue trasladado abordo de un auto Mazda 3 tipo sedán, a un hospital cercano, donde se dieron los primerosauxilios.
"Nadie percibió una agresión, menos una detonación de una arma de fuego", sostuvo Pablo Jiménez, quien explicó que una vez que el pequeño Hendrik comenzó a ser atendido, el personal de la empresa se retiró, asumiendo que se trataba de un incidente médico que se había solucionado.



CASO DIFICIL DE EXPLICAR

Rechazó que en la misma sala del complejo de Cinépolis en Iztapalapa, se hayan registrado otros casos similares al sucedido el pasado 2 de noviembre, cuando Hendrik Cuacuas fue herido mientras veía despreocupado la película "Ralph El Demoledor", en un Cinépolis.

Pero inmediatamente admitió que en marzo pasado, sucedió un caso "difícil de explicar". Un hombre recibió una herida en un pie que "afortunadamente no pasó a mayores", sin precisar si se trataba de una lesión por arma de fuego.

Dijo que en esa ocasión se pagaron dos mil 200 pesos por lo servicios médicos, y que la cantidad ponía en evidencia que no se trataba de un caso grave.

Después de 10 días del incidente y 8 de la muerte del pequeño, las dudas se mantienen, pese a que las autoridades judiciales del DF aseguran que todo fue obra de la casualidad, de una bala perdida que cayó del cielo, que atravesó el techo y que pegó justo en el asiento 16, justo donde Hendrik estaba sentado viendo plácidamente "Ralph El Demoledor".

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