Prefieren estar en el agua que acudir a los albergues

Matamoros.- Con pantalón corto, playera y guaraches de cuero, como si fuera su ropa para el día de inundación, Saúl Marcelino sale de su colonia Los Sauces en busca de víveres para su familia, después de 24 horas de permanecer encerrado en su casa.

El hombre es técnico en electrónica y trabaja en una maquiladora, que aún no tuvo actividades productivas por el paso del huracán Dolly, pero considera que "esta ciudad fronteriza tiene un grave problema en su drenaje, porque son muchas las colonias que se inundan".

¿Su casa se inundó? Le pregunta el reportero, a lo que responde de inmediato: "no, (el agua) apenas llegó a la puerta; cuando compramos aquí ya sabíamos que se inundaba, pero nos vendieron barato y consideramos que íbamos a tener una solución si construíamos en alto, pero no pensamos en la calle".

La mayoría de las casas aquí sí tienen el agua hasta las camas, a unos 60 centímetros de altura, hay quienes salen en sus lanchas inflables, pero ya se toma esto como una cosa normal, lo único que cambió con Dolly es que se suspendieron las labores en la maquila.

En la casa somos ocho los que vivimos; todos pasamos el temporal ahí, no salimos para nada, porque ya sabemos que cuando llueve mejor nos quedamos adentro hasta que baja el agua, pero ahora sí tuve que salir, voy a comprar cosas para la comida.

Esta situación ya no es nueva para los habitantes de esta colonia, cada temporada de lluvias se inundan por lo menos 10 veces, "muchas ocasiones ni se han acabado de secar los zapatos cuando ya nos estamos mojando otra vez".

Pero su consuelo es que aquí cuando mucho el agua sube de 80 a 90 centímetros, pero en colonias de los alrededores, como San Francisco o la Industrial, tienen mayor profundidad, llegan hasta un metro y medio.

Saúl Marcelino manifiesta que su familia tuvo la precaución de construir su casa unos 60 centímetros arriba a las demás viviendas, previendo las posibles inundaciones, y esa es la única ventaja, "nuestros muebles muy rara vez se alcanzan a mojar, y en la planta baja procuramos tener cosas que puedan moverse con facilidad".

Los habitantes de esta colonia ya están preparados, relata; muchos de ellos tienen botes, ladrillos, cajones, en donde suben sus muebles cuando ven que los niveles del agua ya se empiezan a acercar a sus puertas.

Aquí pareciera que hay una competencia contra la inundación, porque no hay separación de los drenajes pluviales y los sanitarios; en ocasiones el agua se comienza a meter a las casas por las coladeras y otras veces se mete por las puertas.

Entonces, expone Marcelino, cuando llueve hay que estar muy atentos, el problema es cuando ocurre de noche y "nos agarra dormidos".

Ya tengo dos días sin trabajar, pues en la maquiladora, en una situación como ésta, se tienen que revisar los equipos. Ahí hacemos autoestéreos y otros aparatos, por eso es que se deben tener todas las medidas de seguridad y hasta que todo está en regla nos avisan para regresar, asegura Saúl, quien sigue su camino hacia la tienda.