Adultos mayores reciben entre 600 y 6 mil 602 pesos de pensión
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Para enfrentar el reto de brindar al creciente número de adultos mayores un adecuado nivel de vida es necesario abordar el problema de las pensiones desde una óptica integral
Ciudad de México. En México, los adultos mayores que son beneficiarios de una pensión contributiva reciben, en promedio, un monto de 5 mil 128 pesos mensuales en el caso de las mujeres y 6 mil 602 pesos en hombres, mientras que las personas (hombres y mujeres) con una pensión no contributiva reciben, cerca de 600 pesos al mes, estimó la Comisión Nacional para el Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar). En el país, el sistema de pensiones se integra por distintos pilares, uno contributivo ligado al empleo en el sector formal de la economía que se alimenta de aportaciones tripartitas (patrón, gobierno y trabajador), y otro no contributivo no ligado al empleo y que se financia a través de impuestos generales.
Los apoyos no contributivos se otorgan principalmente a las personas de menor ingreso, que no tuvieron posibilidad de ahorrar o acumular beneficios bajo un sistema pensionario formal.
La Consar, al presentar el estudio titulado “Ingresos y gastos del adulto mayor en México: la importancia de las pensiones” tiene como objetivo realizar un diagnóstico de la situación de los adultos mayores (personas de 65 años y más) y sus hogares desde dos perspectivas: por un lado, aborda el tema de cobertura pensionaria en el país -quiénes y cuántos reciben una pensión– y, por el otro, presenta una evaluación de los ingresos y gastos de los adultos mayores.
Los datos de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) indican que en 2016 había 9.6 millones de personas de 65 años y más (8 por ciento de la población total). Del total de adultos mayores, 2.9 millones (31 por ciento ) tuvieron ingresos de una pensión contributiva –1.2 millones de mujeres (23 por ciento ) y 1.8 millones de hombres (40 por ciento ) – a través de los institutos de seguridad social como el IMSS, ISSSTE u organizaciones como ISSFAM, PEMEX, entre otras.
La gran mayoría de éstas corresponden a pensiones en curso de pago de esquemas de beneficio definido recibidas por la denominada generación de transición, para quienes siguen vigentes las reglas de los anteriores regímenes de beneficio definido. Por su parte, la ENIGH refiere a que para 2016, 4.7 millones (49 por ciento ) de adultos mayores recibían ingresos por pensiones no contributivas, es decir, beneficios sociales a adultos mayores como el Programa 65 y más o programas asistenciales estatales y municipales.
México tiene una baja cobertura de pensión contributiva –23 por ciento mujeres y 40 por ciento hombres–, la cual ha sido atendida a través del crecimiento en los últimos años de la cobertura de programas asistenciales no contributivos de combate a la pobreza en la vejez –actualmente con cobertura de 53 en mujeres y 43 por ciento en hombres.
La Consar reconoce que el problema de la baja cobertura es exógeno al tipo de arreglo pensionario: beneficio definido o contribución definida. Actualmente, 26 por ciento de los adultos mayores reporta no tener ingresos por pensión contributiva ni por programas asistenciales.
Por su parte, las pensiones contributivas están concentradas en las personas con características asociadas a mejores indicadores de bienestar y calidad de vida. Además, las pensiones contributivas están sesgada a hombres, personas con mayor nivel educativo, afiliadas a sistemas de salud institucional, con vivienda propia, de zonas urbanas y del norte-centro de la República.
A su vez, las pensiones no contributivas se concentran en mujeres, adultos mayores de 80 años, personas que siguen trabajando, personas de baja escolaridad, afiliados a servicios de salud del Seguro Popular, del sur-centro del país.
Explicó que la baja cobertura pensionaria en México –que ha sido parcialmente cubierta con programas asistenciales no contributivos de combate a la pobreza en la vejez– tiene su origen, entre otras razones, al vínculo del empleo formal y el derecho a la seguridad social, los altos niveles de informalidad, el desinterés por la seguridad social pensionaria y los requisitos para la obtención de una pensión contributiva.
El estudio señala que los hogares con adultos mayores tienen mayor porcentaje de gasto en alimentos, hogar, salud y vivienda; mientras que el porcentaje es menor en educación y esparcimiento, transporte y vestido.
En tanto, los hogares con adultos mayores y pensión contributiva tienen mayor porcentaje de gasto en vivienda, mientras que los hogares con adultos mayores y pensión no contributiva tienen un mayor gasto porcentual en salud y hogar.
Para enfrentar el reto de brindar al creciente número de adultos mayores un adecuado nivel de vida es necesario abordar el problema de las pensiones desde una óptica integral. Hoy México cuenta con un andamiaje pensionario fragmentado. Este diagnóstico recuerda la necesidad de discutir la posibilidad de integrar sus distintos pilares –contributivo, no contributivo y voluntario– y así generar mayores incentivos a cotizar, mejorar la protección para los más desfavorecidos e instaurar un arreglo que sea más equitativo para los adultos mayores.