Ambiciones fracturan al PAN y recuerdan la crisis del '92: especialistas
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Argumentan que renuncia de Zavala fue por aspiraciones personales
Suzzete Alcántara
CDMX.- Especialistas afirman que la fractura que se dio al interior del PAN tras la salida de Margarita Zavala no es equiparable ni comparable con la ocurrida en 1992, cuando los integrantes del Foro Doctrinario y Democrático abandonaron el blanquiazul.
Argumentan que la renuncia de la esposa del expresidente Felipe Calderón obedece más a una aspiración personal por la candidatura presidencial que a una cuestión de ideología. Además de que, explican, la salida de los foristas no surgió de un interés individual o personal, sino de una decisión grupal por diferir de las políticas partidistas ante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.
FORISTAS ABANDONAN PAN
El 7 de octubre de 1992 un grupo de panistas que conformaban el Foro Democrático y Doctrinario abandonaron las filas del partido, bajo el argumento de que el PAN se realizaba “un indebido y antidemocrático acercamiento con el Gobierno federal”, encabezado por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (PRI), así como por el apoyo abierto a la política estatal, la injerencia creciente de los empresarios en la vida del partido, el autoritarismo interno, burocratización y las intransigencias para con los grupos y opiniones divergentes.
Los notables panistas agrupados desde 1990 en el foro criticaron la dirección del entonces presidente del partido, Luis H. Álvarez, por la estrategia hacia el régimen y su relación con los grupos empresariales y la democracia de la vida interna, hecho que los excluyó de los cargos y candidaturas partidistas.
El conflicto subió de tono cuando Luis H. Álvarez les pidió a los diputados panistas votar a favor de la propuesta de reforma política de Carlos Salinas de Gortari, además de que el Consejo Nacional del partido rechazó reformar los estatutos, a fin de que el partido vinculara sus decisiones políticas a los principios y valores morales.
El 12 de octubre en conferencia de prensa, los ex presidentes del blanquiazul Pablo Emilio Madero y José González Torres expresaron su inconformidad al señalar que el PAN no debía estar a la “sombra del gobierno”, pues como diría el fundador de éste, Manuel Gómez Morín, el partido no puede estar sujeto al “apetito del poder”.
LA RUPTURA DE ZAVALA
El pasado viernes 6 de octubre la exprimera dama, Margarita Zavala anunció su salida del PAN, debido a que el proceso interno no le beneficiaba para ser la candidata presidencial en 2018, por lo que había optado contender bajo la figura de independiente, como lo había externado dos años atrás, cuando dio a conocer sus intenciones políticas.
Tras su salida sólo se han dado dos renuncias más: la del exdirector general de la Comisión Nacional del Agua en el sexenio de Felipe Calderón, José Luis Luege Tamargo, y la de su cuñada y senadora, Luisa María “Cocoa” Calderón, quienes contendrán por cargos públicos por la vía independiente.
Para el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Víctor Alarcón Olguín, “no hay similitud alguna” entre ambos casos, porque en 1992 se habló de un cambio de línea política en la relación con el Gobierno federal en turno, mas no un asunto de apoyar o no a un candidato.
“La salida del foro no tiene nada que ver con una situación circunstancial, pues aunque Margarita aluda que hay diferencias sobre la evolución del partido, no es una fractura tan significativa como lo fueron las de estos panistas, porque la sustancia se centraba en la ideología. Acá las acusaciones mutuas entre Anaya y Margarita son sobre quién es menos o más colaborador del PRI. El debate de1992 es mucho más programático, rico y que da un giro en la vida del partido”, explicó.
El profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Horacio Vives Segl, coincidió en que no hay similitud, debido a que la renuncia de Margarita Zavala es por los tiempos electorales ya establecidos, los cuales la obligaban a tomar una decisión; mientras que en el caso de los miembros del Foro Doctrinario fue por una cuestión de ideología del propio partido.