Pagan a las veces justos por pecadores
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El Quijote I, 7
El cura Pero Pérez y el barbero maese Nicolás, vecinos ambos de la misma aldea y amigos de don Quijote, llevan a cabo lo que Cervantes llama “el donoso y grande escrutinio” de los libros de la biblioteca personal del caballero manchego, para mandar quemar los que ellos consideran fueron los causantes de la locura que padece don Quijote.
Los libros que los dos personajes decidieron enviar a la hoguera fueron arrojados al corral, donde el ama de casa de don Quijote les prendió fuego. Escribe el narrador de la novela lo siguiente:
“Aquella noche quemó y abrasó el ama cuantos libros había en el corral y en toda la casa, y tales debieron de arder que merecían guardarse en perpetuos archivos; mas no lo permitió la suerte y la pereza del escrutiñador; y así, se cumplió el refrán en ellos de que PAGAN A LAS VECES JUSTOS POR PECADORES”.
¿Qué quiso decir Cervantes al escribir que “pagan a las veces justos por pecadores”? Que en ocasiones quienes no tienen culpa o responsabilidad de algo tienen, sin embargo, que pagar las consecuencias o ser injustamente sancionados. Como en el caso de algunos de los libros, que sin haber sido realmente causantes de que don Quijote perdiera el juicio, fueron lanzados a las llamas.
Hacia 1580, Sebastián de Horozco glosó en verso esta paremia así:
A las veces acontece / que aquel que es injuriado / toda la pena padece / y el culpado se guarece / y es por libre y quito dado. // Los poderosos se tragan / a los pobres y menores / y aunque más delitos hagan / en tal caso siempre pagan / los justos por pecadores.