Tecate, la nueva base operativa del crimen
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Tecate es disputado por grupos de la delincuencia organizada ante su privilegiada ubicación al ser limítrofe de Estados Unidos, lo que provoca los choques
TIJUANA, BC.- Llegaron armados. Dentro de la estación de socorristas nadie se dio cuenta, pero sus vecinos bomberos sí lo hicieron. Aun cuando lograron identificar al comando cargado de armas, para lo único que les dio tiempo fue para escapar.
Lo hicieron por la ventana del edificio, arrastrándose entre los matorrales alrededor de las estaciones enclavadas en el poblado La Rumorosa, en Tecate.
A las horas, los elementos sabrían que uno de los jóvenes habría sido levantado y obligado a curar las heridas de un gatillero lesionado durante un enfrentamiento entre cárteles.
En los primeros tres meses de 2021, el número de asesinatos en Tecate repuntó 280%, casi el triple de casos registrados en el mismo periodo de 2020.
Entre las víctimas de este año: un funcionario de alto rango del gobierno municipal, un aspirante a un cargo público por la vía independiente y una gestora social.
En un video que circuló a través de redes sociales, un grupo armado se identificó como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y en la grabación anunció su operación en algunos de los puntos clave del estado —situados en la frontera con Estados Unidos—, pero los grupos de inteligencia de las corporaciones locales advierten: Tecate, Pueblo Mágico del estado, es su base operativa.
Uno de los coordinadores de la estación de Bomberos en Tecate, quien prefirió no ser identificado, narra parte de los incidentes que llevaron al ayuntamiento de esa ciudad a cerrar las cuatro estaciones que mantenían en las áreas rurales: La Rumorosa, Cerro Azul, Valle de las Palmas y El Hongo. En cada uno, la vida en algún momento corrió riesgo.
“No somos mártires”, cuenta el jefe en turno desde una de las estaciones del llamado Pueblo Mágico, mientras observa a uno de sus muchachos.
Señala al joven que no rebasa ni los 25 años: “A él lo amarraron y le robaron su carro para huir en una persecución, después lo abandonaron [el vehículo] y le prendieron fuego”.
“Nadie nos pudo garantizar nuestra seguridad. ¿Cómo voy a enviar a los muchachos a trabajar así? —comenta el jefe en turno—. Sin que yo pueda decirles que van a regresar, estamos hundidos en la inseguridad”.