Visita de Trump, el último golpe para un debilitado Peña Nieto

Nacional
/ 1 septiembre 2016

Uno de los escándalos más fuertes en los que el mandatario se vio envuelto fue el llamado "Casa Blanca", un reportaje publicado en 2014 por Aristegui y su equipo de investigación.

Enrique Peña Nieto no era la persona favorita de los mexicanos antes de la visita de Donald Trump, pero ahora es una de las más impopulares: el encuentro provocó el descontento ciudadano y supuso un duro golpe que su debilitada imagen no necesitaba.

La palabra "desastre" resonaba hoy entre sus críticos después de que Trump, considerado en México un "enemigo", llegara al país contra el que ha despotricado en numerosas ocasiones y defendiera su idea de construir un muro en la frontera, todo ello frente a un descolocado presidente que había apostado por "la colaboración bilateral".

Alguien que tiene 23 puntos de popularidad no puede arriesgarse de esta forma"...

Las críticas, que desde el inicio eran fuertes, se convirtieron en insultos, burlas y malestar contra el mandatario mexicano, cuya popularidad en las encuestas está hundida y podría caer aún más. La visita de Trump se sumó a otros escándalos en los que se ha visto involucrado y a los problemas que aquejan a su gobierno, que no son pocos.

"No supo afrontar el momento", dijo en Foro TV la analista y escritora Denise Dresser. "Alguien que tiene 23 puntos de popularidad no puede arriesgarse de esta forma", agregó.

Hace sólo un par de semanas, Peña Nieto tuvo que hacer frente a una información periodística que lo acusó de haber plagiado en su tesis de grado. El mandatario nunca se pronunció directamente sobre el tema, pero la Presidencia rechazó la información con el argumento de que era falsa.

Sin embargo, el plagio fue admitido días atrás por la propia universidad de la que se graduó. No le retiraron el título por tratarse de "un caso sin precedentes", porque el acto ya había sido consumado y no existían disposiciones al respecto en los cuerpos regulatorios, según dijo la institución.

Las burlas se centraron en la figura presidencial tras el golpe provocado otra vez por una investigación periodística de Carmen Aristegui, la misma periodista que dos años antes lo había puesto en evidencia.

Uno de los escándalos más fuertes en los que el mandatario se vio envuelto fue el llamado "Casa Blanca", un reportaje publicado en 2014 por Aristegui y su equipo de investigación, en el que reveló negocios inmobiliarios de la familia presidencial con un empresario contratista del Estado.

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El caso supuso un duro revés para Peña Nieto y su gobierno, que vieron dañada su imagen tanto dentro como fuera del país. En esa ocasión, la primera dama Angélica Rivera se vio obligada a explicar la compra de la "Casa Blanca", un lujoso inmueble valorado en unos siete millones de dólares.

Pero eso no es todo. La mermada popularidad de Peña Nieto también se debe a los múltiples problemas de su administración: problemas con los maestros, problemas de desaparecidos, el caso Ayotzinapa, abusos por parte de la Policía y denuncias de violaciones a los derechos humanos. Esto sin contar el malestar por la recesión económica.

Mientras que la relación entre el Gobierno y las familias de los 43 estudiantes desaparecidos en 2014 se vuelve cada vez más tensa, la semana pasada el mandatario se vio obligado a destituir del cargo al comisionado de Policía para que pueda ser investigado por la presunta ejecución de 22 personas durante un tiroteo en 2015 en un rancho en Michoacán.

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Los maestros tampoco le dan un respiro a Peña Nieto. En las últimas semanas han protagonizado protestas, muchas de ellas con resultados violentos, para revocar una reforma educativa impulsada por la administración actual.

Y para complicarlo un poco más, se investigó el presunto abuso policial durante una de las movilizaciones realizadas en junio, en la que murieron ocho personas y más de 200 resultaron heridas.

Peña Nieto llega golpeado al cuarto año de su gobierno y a puertas de entregar el informe anual de su administración al Congreso. Las expectativas no son altas entre los mexicanos, que ven a su presidente con una mezcla de decepción y escepticismo.

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