¿Qué es el El tapón de Darién?... uno de los infiernos por los que pasan los migrantes antes de llegar a México
La región más intransitable y peligrosa de América Latina es uno de los infiernos que tienen que pasar los migrantes para llegar a Norteamérica
En lo que va de año un número récord de 78 mil 585 migrantes cruzaron a pie la peligrosa selva llamada Tapón del Darién, la frontera natural que divide Panamá y Colombia, lo que supone cinco veces más que las cifras registradas en el mismo periodo en 2022.
Cada año crece el número de venezolanos que deciden salir de su país para huir de la violencia, la inseguridad, las amenazas, la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales, detalla la Agencia de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados.
Con más de siete millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela (la mayoría de las cuales vive en países de América Latina y el Caribe), esta se ha convertido en la segunda crisis de desplazamiento externo de mayor magnitud en el mundo.
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Colombia es el país que más refugiados tiene del país centroamericano y cada vez es mayor la afluencia de los venezolanos que llegan a México con la intención de cruzar la frontera hacia Estados Unidos, su recorrido no es fácil ya que para lograr su objetivo deben emprender un recorrido por seis países: Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala y México.
Tras pasar Colombia, el primer gran reto es el Tapón del Darién, que se ubica en la frontera con Panamá, considerado uno de los rincones más peligrosos del mundo del continente americano, es una región selvática y pantanosa, también tiene zonas montañosas.
El Tapón del Darién es una región de aproximadamente 160 km de densa selva tropical ubicada en la frontera entre Colombia y Panamá, que impide la conexión terrestre entre América del Norte y América del Sur. Es una de las zonas más remotas y menos desarrolladas de América Central, y su difícil acceso y condiciones climáticas extremas la han convertido en un lugar desafiante para los migrantes.
Debido a la naturaleza inhóspita del terreno y la falta de infraestructura vial, el Tapón del Darién ha sido considerado durante mucho tiempo como una barrera natural contra el tráfico de drogas y la migración ilegal entre Colombia y Panamá. Sin embargo, esta región también es hogar de diversas comunidades indígenas y de una rica biodiversidad, lo que ha llevado a la creación de varias áreas protegidas y reservas naturales.
Esta ruta ha cobrado popularidad en los últimos años, anteriormente los haitianos eran quienes más cruzaban, en 2022 aumentó más de 2 mil 333% el paso de venezolanos en comparación con 2021. Las amenazas de morir pueden ser por ahogamiento, caídas de los barrancos, a consecuencia del crimen organizado (muchos migrantes han desaparecido y también los abusos sexuales son muy comunes en esta zona) y por las condiciones climáticas, los pequeños son los afectados y han fallecido por deshidratación, enfermedades respiratorias y diarrea, entre otros.
El recorrido es de aproximadamente 200 kilómetros, en 5 días y medio, se estima que los traficantes de migrantes cobran alrededor de 500 dólares. Médicos sin fronteras reporta al menos un caso de violencia sexual al día en este paso, se estima que pasan 283 personas cada 17 horas, quienes han logrado terminar el trayecto afirman que es común encontrar cadáveres o personas agonizando a lo largo del mismo.
El rol del clan del Golfo
Un informe de la Fundación Ideas para la Paz (FIP) y la Iniciativa global contra el crimen organizado transnacional (GITOC), como miembros de la red de la Convención de las Naciones Unidas contra el Crimen Organizado Transnacional de América Latina, da cuenta del rol central del colombiano Clan del Golfo en el tráfico de migrantes por el Darién.
El Clan mantiene un “control hegemónico de la región del lado colombiano de la frontera con Panamá”, por lo que tanto
“Las redes nacionales e internacionales de tráfico como los migrantes que llegan solos deben interactuar de alguna manera con el grupo para que les permita y les facilite el paso”, dice el documento de 40 páginas.
Este grupo criminal colombiano cobra un “impuesto por las actividades relacionadas con la migración”, señala el informe “La frontera del Clan. Migración irregular y crimen organizado en el Darién”, publicado en noviembre pasado.
Los investigadores dijeron que “no se hallaron evidencia de la incidencia directa del Clan del Golfo en el tránsito ni en el transporte de la población migrante fuera de su zona de dominio ni más allá de la línea fronteriza con Panamá”.
Esa situación puede atribuirse al intento del Clan de “evitar ser visible” al Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) panameño, “que, a diferencia de su contraparte colombiana, realiza operaciones en la selva para contrarrestar a los asaltantes de migrantes”.
Los investigadores recuerdan además “antecedentes del control criminal sobre las economías informales derivadas del fenómeno migratorio y sobre la regulación del tráfico de migrantes”, citando un informe de 2013 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, por sus siglas en inglés).