007 ¡Advertencia, contiene spoilers!
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Si no ha visto la última entrega de la saga del agente 007, le recomiendo que interrumpa aquí la lectura porque me temo que revelaré los más importantes detalles de su argumento, mismos que de hecho determinan el futuro de la franquicia.
Si ya la vio o si le viene muy flojo lo que haga o deje de hacer el espía más elegante de la literatura y el cine, proceda sin temor. Advertidos están, chipote con sangre...
La peli es una joya del género, un prodigio técnico en cada nivel. Escrituralmente está plagada de los consabidos clichés, no sólo los que constituyen la rúbrica de la franquicia, sino también de los otros que de tan gastados se sienten por momentos como parodia y provocan la risa involuntaria, aunque esto no le resta ningún disfrute.
“Sin Tiempo Para Morir” es el nombre de la vigésimo quinta película canónica de esta saga. A mí siempre se me han hecho muy poéticos los nombres de las pelis de Bond, me parecen un trozo de filosofía existencialista garrapateado en una servilleta: “Vive y Deja Morir”, “Los Diamantes Son Eternos”, “El Mundo No Basta”. Si a mí me encargaran un título para una cinta de Bond creo que sería “007. Nunca es Tarde Para Almorzar”.
En la aventura que hoy nos ocupa, Daniel Craig debe recuperar un arma bio-nanobótica muy poderosa que los malos le robaron a los buenos y de la que luego se apoderaron otros todavía más malos.
A Bond nomás le falta en esta peli liarse a mentadas de madre con Alfredo Adame para afirmar sin reservas que ya enfrentó de todo.
Y cuando digo “de todo” en verdad quiero decir de todo, porque el nuevo gran reto (¡primera alerta de spoiler!) del agente doble cero es la paternidad. Así es, fanáticos del recontraespionaje, igual que Diosito en el Nuevo Testamento, el mejor elemento del MI6 también se ablanda una vez que conoce a su retoño.
El segundo gran spoiler sería que Spectre, organización criminal tipo PRI y a la cual la Inteligencia Británica ha combatido por décadas, fue por completo exterminada a manos de una fuerza del mal emergente comandada por un líder supremo rencoroso, vengativo y que habla medio chistoso (también, igual que le pasó al PRI).
Aunque fue precisamente la saga de Bond la que nos enseñó que nunca hay que decir nunca, será ésta la última vez que veamos a Craig pidiendo su martini agitado, no revuelto y manejando esos automóviles que cuestan el PIB de un país pequeño porque, lamento informarle pero -¡ahora sí agárrese!- al final el Bond se nos muere, todito él, completito, RIP, calaca, hasta nunca, ojitos de tacha, ALV.
Eso sí, al final del último, último, último crédito y agradecimiento, ya cuando la mayoría de los espectadores están en casa lavándose los dientes, aparece la leyenda “James Bond will return”. Y es que es obvio que el personaje regresará, pero ello exigirá un reboot o reinicio, porque al Bond de Craig ya lo vimos freírse y dejar huerfanita a su nena que recién conoció. Ian Fleeming nos agarre confesados. A ver qué novedades nos deparan los estudios.
Una pena porque yo hubiese deseado una peli más con Craig, quien de verdad refrescó la saga y no es más viejo de lo que era Connery cuando regresó para “Never Say Never Again”.
Faltó una peli más de Bond: “007. Los Papeles Hablan”, en la que el agente hiciera todo por recuperar los documentos financieros de algún paraíso fiscal, como los que se han dado a conocer en años recientes.
Como sabemos, la última filtración de documentos financieros, los Pandora Papers, dejó muy mal paradas a diversas personalidades de la política, los deportes, el espectáculo y hasta la realeza, pues las operaciones en dichos paraísos, si bien pueden obedecer a razones de seguridad, es mucho más frecuente que se realicen con la intención de evadir impuestos en los respectivos países de los “inversionistas”.
Los documentos implican a celebridades, sí, pero también jefes de estado y empresarios de primer orden.
México, país en donde la corrupción se acabó hace poco más de dos años, no podía quedar excluido y diversos actores políticos son señalados en este club selecto de las inversiones offshore. Coahuilenses destacados como el ex Gobernador Enrique Martínez y Martínez o el Senador Armando Guadiana, son nuestros mayores referentes locales en los Pandora Papers y se suman a nombres de la talla del ex Ministro Británico Tony Blair, la cantante Shakira, el Rey de Jordania, Elton John, Ringo Starr.
Cada caso es distinto, y habría que analizarlo en lo individual, pero ya le digo, por regla general se trata de ocultar riqueza no declarada, de evadir impuestos y hasta de lavar dinero.
Aunque por desgracia todo este asunto no despierta el menor interés del Gobierno Federal por investigar a los mexicanos que presumiblemente estaban blanqueando capitales en estos paraísos y menos cuando algunos de los “complicados en este papelicidio” son gente leal a la Cuarta Transformación.
El Presidente López Obrador se limitó a hacer unas cuantas preguntas desorientadas en la mañanera “¿Cuáno? ¿Anóne? ¿Quénenico?” y a soltar sus acostumbrados “hay que ver...”. Pero ya le repito, ningún interés real por investigar la corrupción en el que es a todas luces un importantísimo foco de la misma.
Así que ni aunque el propio James Bond nos entregara personalmente los Pandora Papers o cualquier otra evidencia criminal, con un mandatario como López, lo más probable es que tendríamos la película más aburrida del mundo, una sin castigo al crimen ni consecuencias de ninguna índole y se llamaría “Los Papeles No Bastan”.