Mis vecinos a toda hora hacen el amor y no corren las cortinas de su recámara.

Opinión
/ 29 junio 2010

QUERIDA ANA:
Tengo 67 años, así que ya estoy vieja. Estuve casada en mi juventud, pero mi esposo se divorció de mí a los cinco años de casados y yo no volví a casarme. Él sí se casó pronto, al año y medio de divorciados. Según sé es feliz y tiene cinco hijos. Nosotros no tuvimos hijos.

Mis padres, obviamente ya no viven. Tengo tres hermanos, dos hombres y una mujer. Ellos están casados y tienen su familia. Viven bien y al parecer felices. Yo, desde que murió mi mamá (papá ya había fallecido), hace 11 años, vivo sola. A veces mis hermanos o sobrinos me visitan, me invitan a sus casas, pero no es muy seguido.

En fin, cada quien hace su vida. Yo no tengo muchas amigas, pero sí algunas y a veces salgo con ellas. Tengo buen carácter, no soy malhumorada, fui maestra de piano hasta hace dos años en que decidí ya no trabajar.

Estoy cansada. Le cuento todo esto para que se dé cuenta de cómo es mi vida. He sido una mujer muy decente y nunca he andado en cosas con otros hombres después de separarme de mi esposo. Y le voy a contar lo que me pasa. Es un problema. Enfrente de mi casa vive un matrimonio.

Me separa de su casa mi jardín, la calle y el jardín de ellos. Su recámara da justamente enfrente de mi cocina. Yo paso mucho tiempo en la cocina, me gusta estar allí y tengo una tele para verla también en la cocina.

Allí casi siempre recibo a mi familia y amistades. Mi casa es agradable y mi cocina es muy bonita, la tengo bien arreglada.

El tema es que el matrimonio que vive enfrente hace poco que se casaron, tienen como ocho meses de casados.

Al parecer se quieren mucho porque a toda hora hacen el amor y como le digo, su recámara da justamente enfrente de mi cocina. Ellos no corren las cortinas porque su ventana no está muy baja, y tal vez piensan que nadie los ve, y en verdad nunca he visto a nadie que se detenga a ver, pero mi casa está un poco en alto y yo sí puedo verlos.

Desde luego que hacen el amor principalmente en la noche, pero a veces dejan la luz de la lámpara encendida y yo puedo verlos desde la ventana de la cocina, y principalmente si la luz de mi cocina está apagada.

Y quiero decirle Ana que no me gusta nada ver eso. Quisiera decirles que corran sus cortinas, pero me da pena. Otra solución sería cambiarme, porque la casa es de ellos y no van a irse, pero la casa también es mía y me gusta vivir en este vecindario porque es quieto y hay buenas casas y buenos vecinos, total que no sé cómo resolver esto. Por favor déme un consejo. Se lo voy a agradecer infinito. LO VEO TODO

 

QUERIDA LO VEO TODO:
Yo pienso que lo que le sucede no es ningún problema. Pero usted lo considera así y le voy a sugerir algunas soluciones.

Mande instalar una persiana en la ventana de su cocina y manténgala cerrada la mayor parte del tiempo.

O unas bonitas cortinas sería otra opción. Si el espectáculo en vivo le gana a los programas de televisión, cambie el televisor de la cocina al cuarto de estar o a una pequeña sala o si no tiene televisor en la recámara, lléveselo para allá, así estará menos tiempo en la cocina.

Otra opción es que compre un árbol ya crecido y lo siembre frente a la ventana de su cocina, el árbol le quitará la vista de la parte de la casa de enfrente que a usted la inquieta.

Dice un refrán: "No hay peor ciego que el que no quiere ver". Le sugiero que se convierta en ese ciego del refrán. Usted no quiere ver ese espectáculo.

Cierre sus ojos cuando pase frente a la ventana. Nadie la obliga a observar.

Espero que mis sugerencias le sean útiles. ANA

 

QUERIDA ANA:
El otro día me encontré en una tienda con una amiga que iba con su esposo. Ella es bastante guapa y andaban comprando ropa para ella. Después de saludarnos, me dijo que necesitaba ropa porque recientemente se aumentó el busto y no le quedaba la ropa de antes.

A mí me sorprendió porque no sabía que se había hecho esa cirugía. Y para confirmar lo dicho, se desabrochó la blusa y me convenció diciendo: "¿Cómo ves? ¿qué opinas?" Ella traía debajo de la blusa una camiseta, pero me incomodó que me pidiera que comentara sobre sus senos. Me turbé algo pero al fin le dije: "Muy bien, amiga", y ya no dije nada. Sobre todo me turbó que estuviera su esposo cerca. Seguro que escuchaba. Y tal vez veía.

¿Qué respuesta habría sido apropiada en ese caso? ¿debí felicitarla? SORPRENDIDA

QUERIDA SORPRENDIDA:
Pudo contestarle: "Tu marido es un hombre afortunado".
ANA

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