Constituciones de pena

Opinión
/ 2 octubre 2015

Andrés Roemer
Presidente de Poder Cívico, AC

Imagine un autobús escolar con dirección al precipicio. la vida de los pequeños a bordo está a punto de terminar ante la mirada impotente de todos. cuando de pronto aparece volando Superman y pone a salvo al autobús.
Para Davis Guggenheim y un grupo de emprendedores educativos y especialistas en la materia, esto es más que una escena de Las aventuras de Superman: es una idea que invita a cuestionarse ¿quién podrá salvar un sistema educativo en dirección al desastre?
Hace unos años Guggenheim dirigió el provocativo documental sobre el cambio climático, Una verdad incómoda, narrado por Al Gore. Ahora regresa con Esperando a Superman, en el cual sigue las aspiraciones académicas de cinco niños que quieren asistir a escuelas charter y no a las escuelas públicas tradicionales, pero ello no depende de sus habilidades sino de un sorteo.
El documental combina lo emotivo (los sueños de unos niños, el esfuerzo de sus padres, un sistema que obstaculizan su desarrollo y una esperanza en manos de la suerte: entrar a una escuela charter) con la reflexión sobre un tema toral: la educación pública. Apoyado ampliamente en estadísticas y entrevistas a expertos, el argumento central del documental es que la burocracia de las escuelas tradicionales (que sostiene las restricciones para contratar y despedir personal, y para diseñar programas docentes propios) forma jóvenes con bajo rendimiento académico quienes terminan por desertar de la escuela. ¿Le suena familiar?
La educación es un tema tan complejo como relevante y por ello exige un análisis detallado, más allá de un documental. No obstante, Guggenheim retrata y comunica admirablemente la problemática del sistema educativo estadounidense, provocando la reflexión en torno a una pregunta, imprescindible de resolver, para mejorar cualquier sistema educativo: ¿Cómo formar ciudadanos mejor preparados con los recursos con que contamos? Una respuesta es: con escuelas charter.
¿Qué es una escuela charter? Es una escuela pública organizada y administrada por un grupo de la comunidad -ya sea de padres, de maestros, una combinación de ambos, una organización social o una empresa privada- que recibe financiamiento público de acuerdo al número de alumnos y cuenta con mayor libertad que las tradicionales. Su objetivo es ofrecer más opciones dentro del sistema de educación pública, no sólo en términos del número de escuelas, sino también en innovación administrativa y programática.
Las escuelas charter tienen la libertad de establecer sus propias reglas como el programa docente, el manejo de personal, los métodos de enseñanza y los procesos de operación. Gracias a ello, pueden ofrecer programas docentes que además de cubrir el programa oficial enfaticen algún área (v.gr. artes, ciencias, deportes o lenguas extranjeras); pueden dotar de filosofía organizacional a la escuela; y aunque el financiamiento es público, no son administradas por funcionarios del gobierno, pero sí rinden cuentas.
¿Por qué funcionan mejor que las escuelas tradicionales? Muchos servidores públicos vinculados con la educación no consideran las necesidades del estudiante. Se ocupan por estar bien con quienes pueden poner en riesgo su fuente de empleo y quienes pueden facilitarles un ascenso. En este sentido, el estudiante es considerado un actor secundario de la labor educativa a quien se le da el mínimo necesario de atención (piense en las semanas de clases que se pierden en escuelas mexicanas a causa de huelgas y marchas).
El financiamiento de una escuela charter depende de dos factores: de su matrícula de alumnos y de cumplir con un estándar de calidad. Por ello, los incentivos están orientados para que los educadores se esfuercen por atraer alumnos y evitar la deserción (v.gr. con asignaturas novedosas y métodos de enseñanza que inviten a cuestionar y divertirse) sin que ello implique menor calidad educativa. Así, los profesores se comprometen con el éxito académico de sus alumnos porque su trabajo depende de ello.
¿Cómo se garantiza la calidad educativa? En EU quienes desean establecer una escuela charter deben cubrir una serie de requisitos y presentar un proyecto ante la autoridad educativa para su análisis, el cual describa sus metas específicas y procesos operativos. Además, se pueden emplear indicadores para evaluar la calidad educativa (v.gr. exámenes de conocimientos, índice de graduados o índice de ex alumnos admitidos en universidades) y hacerlos públicos para que los padres comparen las escuelas, de tal forma que se fomenten la competencia en términos de calidad.
En México llevamos décadas diagnosticando los problemas de nuestro sistema educativo, pero no hemos hecho lo suficiente para resolverlos; parece que "seguimos esperando a Superman". La solución sólo puede venir de intentar soluciones diferentes a las que han fracasado y, en ese sentido, las escuelas charter pueden ser una herramienta fundamental. Dejemos de esperar a Superman, es tiempo de pensar y actuar por la educación.

 

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