El factor agonal
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En una batalla el más fuerte instinto es el de la conservación; igual en el ajedrez.
El ajedrez es la réplica miniaturizada de una batalla sostenida entre dos bandos. Su sustrato principal es el agon, entendido como desafío, reto, competencia. Todos los deportes lo conllevan, pero el juego ciencia es el que más se acerca al sentido original del término: debate entre dos personas. Una partida es un intenso debate de ideas y argumentos.
El factor agonal obedece a uno de los instintos más profundos del ser humano: la conservación de la especie. Interviene a partir de lo que cada quien cree que le pertenece.
De acuerdo con el historiador Joan Huizinga, "el elemento agonal empieza a actuar en el momento en que los adversarios se consideran como enemigos que luchan por una cosa a la que pretenden tener derecho. Aun en el caso en que su voluntad bélica no haga sino ocultar el hambre, lo que pocas veces ocurre, la guerra se presenta como asunto de obligación sagrada, de honor o de venganza. El empeño por el poderío material, hasta en condiciones de cultura desarrollada se halla, en la mayoría de los casos, subordinado por completo a motivos de orgullo, la gloria, el prestigio y el esplendor del predominio".
Desde la óptica del sociólogo M. Bouet, "La función agonal del deporte disciplina y satisface uno de los instintos más profundos del ser humano, el instinto combativo, que está estrechamente ligado por una parte al de la conservación y al instinto sexual por otra".
El filósofo alemán Frederic Nietzche soñó con una civilización agonal sin restricciones. Seguridad y dicha no serían importantes para él y, por tanto, al factor agonal le correspondería el doble rol de reconocer la naturaleza humana y a la vez ser su regulador.
Si el instinto combativo es vital para la sobrevivencia, no sería conducente suprimirlo, sino buscar su canalización. Es donde tienen un rol importante los juegos, los deportes, la educación y, en un plano superior, la cultura.
El sociólogo Roger Callois, en su libro Los juegos y los hombres, dice: "No es absurdo intentar un diagnóstico de una civilización a partir de los juegos que en especial prosperan en ella. En efecto, si los juegos son imágenes de cultura, de ello se sigue que en cierta medida una civilización, y en el seno de una civilización una época, puede ser caracterizada mediante los juegos. Ellos muestran su fisonomía general y ofrecen indicaciones útiles sobre las preferencias, las debilidades y las fuerzas de una sociedad dada en algún momento de su evolución... Los juegos crean hábitos, provocan reflejos".
El ajedrez, los deportes y las artes, en general, son formas lúdicas de disciplinar y sublimar los instintos combativos.