Presidencialismo Vigente /Indefinidos e Indignados
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Sólo si registramos un retroceso hacia la fase peor del presidencialismo autoritario, es posible entender los vaivenes de la Suprema Corte de Justicia y de quienes la integran; en la misma línea, tal pareciera que los coordinadores de las distintas bancadas legislativas más se preocupan por negociar por su cuenta que en seguir las líneas generales de las campañas en cierne.
Esto es, como si sus partidos y sus candidatos les estorbaran en esta etapa crucial aun cuando la aspirante del PAN, Josefina Vázquez Mota, hubiera surgido de ésta línea parlamentaria y no del cerrado equipo de Los Pinos... en apariencia.
Sólo los neófitos en derecho o quienes tienen intereses personales en la causa, podrían avalar el ruidoso y doloso proceso contra la francesa Florence Cassez bajo el alegato de que los fallos procesales -y la parodia televisada de una captura reconstruida-, no son suficientes para imponer la ley sino que es menester pensar en la justicia y en las víctimas de secuestro... cuando no ha sido posible, precisamente por la negligencia oficial, fincar responsabilidades concretas a la procesada y, sobre todo, probar su supuesta participación con la banda llamada "Los Zodíacos" por el sólo hecho de haber sido novia de Israel Vallarta, el cabecilla "solitario" puesto que no hay ningún otro elemento de este grupo al que se persiga y señale.
Es cierto: por encima de la ley está la justicia; sólo que para el funcionamiento correcto del Estado de Derecho es necesario que la justicia se haga ley y con ésta ejercer la autoridad sobre la sociedad, tantas veces indefensa ante los excesos del poder, con rasgos de autoridad moral. Nunca, en ninguna época, las interpretaciones circunstanciales, sobre todo cuantas favorecen los criterios oficiales en boga, pueden servir como garantes de la justicia; más bien lo contrario: las consignas suelen deformar la esencia de la normatividad superior y hollar severamente en las instituciones del Estado. Así se procedía y se procede a la vera del presidencialismo autoritario, desde luego no extinto.
Conozco bien las versiones a favor y en contra de la francesa Florence Cassez, cuyo caso ya provocó un escándalo diplomático desproporcionado por la obcecación de Felipe Calderón y la pobreza de su palabra de honor hacia otro mandatario, el de Francia, Nicolás Sarkozy. Y si bien no estoy del todo convencido de la inocencia de la atractiva mujer, sí lo estoy acerca de que los procedimientos de la Agencia Federal de Investigaciones, al mando de Genaro García Luna entonces, y de la Secretaría de Seguridad Pública, ahora bajo la titularidad del mismo personaje por obra y gracia de las "casualidades" cómplices, rebasan cualquier considerando para sostenerla en la prisión... si de verdad se aprecia la vigencia del derecho por encima del autoritarismo presidencial. De ser otro el criterio, estaremos todos expuestos a que, de acuerdo al criterio de García Luna y el de Calderón, nos convirtamos en rehenes por el hecho de ser peligrosos para los fundamentalistas de la derecha. Una condición obviamente de enorme riesgo para la República.
Siguiendo la ruta señalada para el caso Cassez, no podrían estar libres algunos elementos, como Carlos Hank Rhon y Onésimo Cepeda -uno heredero de una familia jamás investigada y siempre bajo sospecha; y el otro, Obispo de Ecatepec que presume de servir a los pobres pero sólo se retrata con los ricos y cree contar con absoluta impunidad porque en México nadie se atreve a cuestionar el peso social de las sotanas-, a quienes se marginó de los tribunales -al primero, luego de una aprehensión escandalosa que sólo fue superada por la sorprendente liberación casi automática, en cuestión de días y tras negociaciones políticas de muy alto calado-, rompiéndose la lógica jurídica y colocando a los jueces en la "delicada" posición de corromperse por mandato superior. Esta es la otra cara de la misma moneda.
Ahora se trata de salvaguardar a la señora Isabel Miranda de Wallace, aspirante panista al gobierno del Distrito Federal, además de a García Luna, el gran protector de los Calderón quienes ya piensan en instalarse en el extranjero para evitar las vendettas de cuantos por él han sido afrentados -hablamos de entre 47 mil y ochenta mil víctimas civiles de acuerdo a diversas tablas de medición-, y no tanto por iniciativa de las mafias que no se han sentido del todo incómodas con él; más bien han puesto al país en jaque. La señora Wallace, claro, aparece como la "madre coraje" que ha puesto de rodillas a los justicieros del gobierno... al que ahora ella quiere pertenecer de lleno. ¿Dónde estaba García Luna cuando el hijo de Isabel fue secuestrado y muerto? En las mismas funciones policíacas a las órdenes de sendas administraciones panistas desde 2000. ¿Tiene esto algún sentido?
Desde luego, Calderón, tan seguro de sí porque tiene un blindaje de más de mil militares alrededor suyo -mismos que dejarán de servirle en el próximo diciembre, cualquiera que sea el vencedor o vencedora de la contienda-, no quiere perder ninguna pauta y aplica las condiciones exacerbadas del poder presidencial para extender su influencia determinante -utilizo el mismo calificativo que subrayó el TRIFE, en sentido negativo, para exonerar los delitos electorales de los Fox-, no sólo en el proceso comicial en curso sino para salvaguardar el continuismo y asegurar los respaldos del gran gigante del mundo, por desgracia situado geográficamente al norte de nuestras fronteras.
La secuencia tiene que ser perfecta para el mandatario vigente. La visita del Papa, la supeditación de la Corte, la consiguiente expansión de las negociaciones con el Legislativo -y los premios conducentes a los autores d los trabajos sucios-, la llegada del presidente español, Mariano Rajoy Brey, acaso para refrendar las condiciones de la reconquista y la puesta en marcha del operativo para hacer valer los trabajos de los expertos catalanes en marketing político y ganar así la impunidad, como la de los Fox -en ningún caso, los ex presidentes priístas fueron tan intocables-, a costa de salvaguardar la "elección" a favor de su partido y de Josefina, la mujer que llegó para quedarse.
Falta, desde luego, un factor: la madurez cívica de los mexicanos. Acaso por ello el número de "indefinidos" ya rebasa las simpatías manifiestas de cada uno de los candidatos en el inicio de las campañas, esto es cuando aún no comienzan a hablar; lo harán al estilo de las cofradías: en plena Semana Santa y con los silicios apretando hasta las entrañas. Así es como entiende la derecha el curso de un país. Por desgracia, las opciones no son mucho mejores en ninguno de los sentidos. Y es esto lo que nos hace temer por el destino inmediato de México.
Debate
Los sismos avisan, también en la política. Todas las alarmas están sonando ya cuando nos acercamos al inicio de la campaña presidencial, contaminada desde el origen y cuando las encuestas -obviamente con tendencia a favorecer las líneas presidenciales como en 2006-, vuelven a exhibir que sólo los mexicanos, en conjunto, somos tan torpes, e incluso masoquistas, para tropezar dos y diez veces con la misma piedra: la de la demagogia triunfante, una y otra y otra vez.
Los "indecisos" que no definen aún por quién votar -lo que es explicable considerando la "calidad" de los ponentes y lo exiguo de sus proyectos-, van a la cabeza en una justa en donde el abstencionismo aparece como la primera fuerza política lo que es signo, indiscutible, de la descomposición general del sistema, de lo que suelen llamar los anglosajones el establishment, que no se modificó un ápice con la llegada de la alternancia en 2000 y los posteriores sucesos que, sin remedio, nos arrastraron hacia el valle de la impotencia en donde ahora estamos. ¿Podemos negarle a este gran conglomerado su derecho a rechazar el estado de cosas? Sería tanto como suponer que los sindicatos españoles, que hoy estarán en paro general con consecuencias devastadoras para la economía de aquella nación, no tienen derecho a manifestarse contra una reforma que los asfixia y mutila cívicamente. Como lo tienen, también el abstencionista cuenta con motivos suficientes -aunque, en lo particular, no sean los mejores-, para oponerse a la ruindad e insidia políticas.
En otros tiempos, quien no acudía a las urnas merecía la estigmatización de cuantos creemos en la democracia como única fórmula conocida para abatir los autoritarismos; ahora, también puede verse desde otra perspectiva: la protesta es válida, siempre y cuando sea fruto de la madurez y no del hastío, de la rebeldía y no de la sumisión. Pero, ¿cómo saber cuál es la verdadera tendencia? Este es el tremendo dilema hacia el futuro inmediato
México y los mexicanos estamos ante una presión inusual que puede resultar catastrófica si no sabemos dar los pasos correctos. ¿Cuáles son éstos y hacia dónde deben dirigirse? Esta es la gran interrogante que nos coloca en la coyuntura.
La Anécdota
Indignados e indefinidos buscan lo mismo: rebelarse. Los primeros, que surgieron como respuesta al desempleo y la caída abrupta del poder adquisitivo en Europa por efecto de la recesión mundial, han ido radicalizándose al punto de convertirse, parte de ellos, en "ocupas" -esto es en invasores de propiedades-, bajo el alegato de que todos tienen derecho a un techo. ¿Y cómo no van a exigirlo si los desahucios aumentan sin que con ello, en el viejo continente aclaramos, se extingan las dudas con los bancos? Hoy, los financieros tienen infinidad de inmuebles vacíos en su poder que no otorgan más beneficio que la acumulación de lo que fue llamado, antes de la Reforma juarista en México, "los bienes de manos muertas" -con referencia a los del clero, improductivos después de una guerra de cruentos saldos-.
Los indecisos, en fase de convertirse en abstencionistas, van en contra de la parálisis y la manipulación, las armas con las que ha gobernado el PAN durante doce años... y a los que debemos sumar los sexenios neoliberales del PRI, igualmente negativos aunque sin llegar a las dimensiones actuales.
De una u otra manera, estamos estacionados ante el mismo parquímetro.
A MIS GENEROSOS LECTORES LES ANUNCIO QUE VIENE YA UN NUEVO LIBRO MIO... SI LO DEJAN LLEGAR A LA ORILLA.