¿Dios pone a los gobernantes?

Opinión
/ 10 julio 2012

Mi fe no es superlativa y no soy un tipo particularmente espiritual, tal vez por eso mi ser racional se niega a aceptar la afirmación que escuché repetidamente en la semana: "Dios pone a los Gobernantes". ¿A todos?, ¿también al Presidente Municipal de San Pedro de los Saguaros? se me ocurre preguntar, así de entrada. Si le tocara contestar a Vicente Leñero, guionista de la película "La Ley de Herodes", su respuesta sería un rotundo no, de hecho en esa cinta es el Secretario de Gobierno quien pone al conserje como Presidente Municipal.

Quienes fueron juzgados por la historia como villanos también han querido atribuir a Dios la facultad de poner gobernantes, En el esplendor de su poder el dictador ibérico mandó forjar en las monedas de 100 pesetas la frase: "Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios". Toda proporción guardada y a nivel más doméstico Ulises Ruiz, cuando era Gobernador de Oaxaca y ante las presiones para que dejara el cargo declaró: "el único que quita y pone gobernadores es Dios".

 

Sin ánimo de ofender a quienes lo aseguran con base en diversas citas bíblicas, no creo que Dios ponga a los gobernantes, al menos no a todos; la realidad se empeña en mostrar lo contrario y con argumentos muy convincentes.

El primer cuestionamiento surge automáticamente ¿y los malos gobernantes?, ¿los que son causantes de la muerte de miles de personas?, ¿a Hitler también lo puso Dios? Sé que existe la creencia de que los dictadores y sus acciones obedecen a un plan divino imposible de comprender para el intelecto humano, pero me resisto a creer que Dios tiene algo que ver con el sufrimiento y la muerte, más bien lo veo como un Dios de vida y verdad.

El segundo cuestionamiento es más difícil de resolver ¿y los métodos que utilizan para llegar al poder? No puedo creer que Dios utiliza métodos y estrategias como el fraude, el engaño o la manipulación, por decir lo menos, esas son acciones que los hombres realizan guiados por la ambición y lo hacen para llegar al poder. Ahora bien, que hay de los gobiernos depuestos por una revolución, si también Dios pone al nuevo régimen entonces la rebelión sería uno de los mecanismos utilizados por Dios.

   

El tercer cuestionamiento es igualmente interesante ¿Y qué hay del libre albedrio? ¿Qué no somos los electores quienes quitamos y ponemos gobernantes? ¿De qué serviría entonces la democracia? En una realidad en donde Dios pone a los gobernantes da igual votar o abstenerse, de todos modos el resultado no está al alcance de los votantes, nuevamente no estoy de acuerdo. Si Dios necesita de nuestra voluntad para salvarnos ¿no podría ser qué también requiriera de nuestra voluntad para asignarnos un gobernante?

Tengo una pregunta más: ¿Dios pone a los gobernantes o solo permite que detenten el poder? Hay una diferencia entre poner y permitir. En este punto de la historia me declaro incompetente para saber con certeza que hace Dios.

Si creo, porque la realidad se empeña en demostrarlo, que son los hombres quienes se dan un gobierno, actúan bajo el libre albedrío y bajo las pasiones humanas que poco o nada tienen que ver con Dios. Para llegar al poder hacen lo que sea necesario, para mantenerlo también.

Si creo en que la gente puede liberarse de estructuras de opresión, enajenación, manipulación e injusticia. Creo que Dios no puede ver con malos ojos la búsqueda de la justicia, creo que los pueblos tienen el legítimo y divino derecho a la libertad y la paz.

hmedinaf3@gmail.com




Columna: Acrópolis

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