MIRADOR

Opinión
/ 2 octubre 2015

Es conocida la historia del elegante caballero que llegó a una peluquería. Llevaba de la mano a un niño. Le dio al pequeño una revista infantil y se sentó en el sillón para que el peluquero le cortara el pelo.

Cuando éste acabó la tarea el elegante caballero le pidió:

-Ahora córtele el pelo al niño.

Se volvió a la criatura y le dijo:

-Pórtate bien. Voy a la esquina a comprar cigarros.

El peluquero le cortó el pelo al chiquillo. Al terminar le comentó:

-Se está tardando tu papá.

-No es mi papá -respondió el niño-. Estaba yo jugando en el parque y me dijo: `Ven, vamos a que nos corten el pelo gratis".

¡Ah, si alguna gente aplicara bien su ingenio este mundo sería el paraíso!

¡Hasta mañana!...



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