Taxonomía del amor

Opinión
/ 2 octubre 2015

Algo pasó en algún momento de la historia las relaciones sentimentales comenzaron a diversificarse de una forma que vuelve imposible mantenernos al día

En pretérita colaboración abordamos en este espacio la peliaguda cuestión relativa al momento en el cual nos damos cuenta que ya somos viejos, que la vida nos ha obligado a incorporarnos a las filas de la momiza.

El asunto pasa siempre igual: caemos en la cuenta de los años gracias al comedimiento de los demás, gracias a la siempre oportuna observación de alguien que se ocupa de enfatizar algún rasgo de nuestra conducta, una característica notoria de nuestra fisonomía.

Lo he contado ya: a este articulista le cayó el veinte cuando la implacable editora de Semanario, la señorita Kowanin Silva, le interrumpió una perorata relativa a las complejidades de la cohabitación entre cuates.

-¡Eres un adulto, Arredondo! -dijo la colega zanjando de forma contundente e irrebatible nuestra conversación.

Y pues sí: desde ese momento vivo atento a las manifestaciones de mi adultez cada vez más notoria, cada vez más incontrovertible.

Antes de ese episodio iluminador ya habían asomado algunas evidencias del fenómeno pero, lo reconozco, aunque las había percibido no les di mucha importancia. Las pruebas de que había dejado bastante atrás la línea de la juventud aparecieron en un territorio insospechado: el de la taxonomía de las relaciones sentimentales.

No es que personalmente asuma una posición conservadora en este tema: me considero más bien liberal y no soy dado a los escándalos. Pero me cayó de sorpresa el grado de obsolesencia al cual puede llegarse si uno deja de convivir con el segmento joven de la población.

Porque en la época en la cual este servidor de ustedes era joven, la clasificación de las relaciones era sencilla: una niña podía ser mi amiga o mi novia. O podía ser mi "ex", o un "prospecto", pero no mucho más.

En un grado de complejidad extremo existía -y existe- la posibilidad de ser amantes, lo cual era también sinónimo de adicción a la adrenalina porque ello implicaba que una de las partes tenía una relación matrimonial.

Pero algo pasó en algún momento de la historia que no tengo claro y las relaciones sentimentales comenzaron a diversificarse de una forma que vuelve imposible -para quienes formamos parte de la momiza, claro- mantenernos al día y, sobre todo, entender sus implicaciones.

El asunto comenzó, me parece, con el surgimiento del término "amigovios" que era algo así como una relación a medio camino entre la amistad y el noviazgo.

Nunca he logrado entender cómo se puede hacer eso. Me parece demasiado complejo separar ambas cosas en la vida real. Es decir, ¿cuándo son amigos y cuándo son novios? ¿en qué momento se sube o se baja el switch que activa uno u otro "modo" de la relación?

Pero si ya este tipo de relación se me complicaba, el asunto adquirió proporciones demenciales cuando fui enterado de la existencia de una cosa llamada "free".

Me lo han explicado varias veces pero no logro entenderlo. Teóricamente el asunto implica que una pareja tiene una relación "libre", es decir, son novios sin lugar a dudas, pero sin el compromiso clásicamente implícito en una relación de este tipo.

En otras palabras: se trata de un noviazgo sin exclusividad, porque ambos miembros de la pareja pueden seguir saliendo con otras personas, ¡y tener relaciones sentimentales con éstas!, sin afectar su "free".

Lo discutí largamente en alguna ocasión con una amiga y argumenté sólidamente -sin éxito, by the way- que me parecía imposible la existencia de tal cosa desde la perspectiva femenina, pues creo que las mujeres no pueden involucrarse en una relación sin sentimientos.

Pero se me dijo que no. Que el asunto es perfectamente posible y se trata de una modalidad de relación en auge.

Y cuando creía que no podía existir algo más complicado que el "free", por estos días ha aparecido -o me he dado cuenta de su existencia, más bien- una modalidad, digamos "reloaded" del "free": el "amigo con derecho al roce".

Artículos, blogs, páginas en facebook, foros de discusión en la web... El debate en torno al "sex friend" es intenso, intensísimo.

Se trata de un tema en torno al cual existen explicaciones puntuales, características perfectamente definidas, análisis puntilloso acerca de sus ventajas y desventajas, listados prolijos de recomendaciones para practicarlo con éxito...

Un ejemplo tomado del portal estilodemujer.com: "El `amigo con derecho a roce' no se selecciona por catálogo y tampoco se encarga por Internet. No se trata de un juguete, sino de un ser humano.

"Por el contrario, es indispensable respetar algunos criterios de selección con el fin de no equivocarse con la persona ¡y conseguir un servicio 100 por ciento garantizado!".

Sí... Ya estoy viejo.

¡Feliz fin de semana!

carredondo@vanguardia.com.mx

Twitter:@sibaja3




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