TV: La otra cancha
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En estos días México se juega algo más importante que el Mundial. O bueno, casi: más gente sale al Ángel de la Independencia a festejar un triunfo de la Selección que a la calle para influir en la definición de la televisión y las telecomunicaciones que tendremos en los próximos años. Y basta ver la relación entre un adolescente y su móvil para darnos cuenta que una parte importante del futuro se está jugando en las leyes a las telecomunicaciones. Entre otras cosas, para decidir cómo se va a ver el Mundial del 2018, por ejemplo.
Lo que está en juego es decidir si Televisa es preponderante en la televisión de paga en la nueva ley que se fallará en el Senado. Para la realidad es preponderante, pues controla más del 70% gracias a Cablevisión y a Sky, pero no para el gobierno de Peña Nieto. Gracias a un subterfugio formal, la ley antimonopolio del Ejecutivo no contempla analizar al sector telecomunicaciones servicio por servicio, sino por bloques completos. Esto significa que la televisión de paga no es analizada como tal, y Televisa no sólo no será obligada a reducir su peso (como sí es el caso de Slim en telefonía), sino que puede ampliar su área de influencia y competir por las nuevas licitaciones de cable. Y, como bien se sabe, la tendencia mundial muestra claramente que la televisión de paga irá ganando terreno a la televisión abierta. Alguien podría decir que lo que está en juego es simplemente la letra chica de una ley secundaria, pues simplemente se trata de saber si se dictaminara la preponderancia por sector o por servicio. Una mera palabrita pero que determinará miles de millones de pesos y, más importante, será decisivo en la conformación de la opinión pública del futuro.
Se ha querido ver en esta confrontación un choque de trenes entre Slim y Azcárraga, como si se tratara de un juego de suma cero, donde lo que uno gana el otro lo pierde. En realidad tendríamos que asegurarnos de que ambos perdieran en beneficio de muchos otros actores cuya confluencia permita mejorar el servicio y diversificar las opciones.
Y, por lo demás, detrás de esta reforma secundaria hay muchas otras batallas de la misma forma que un juego entre dos equipos supone encuentros soterrados en distintas zonas de la cancha (como la pequeña guerra entre Luis Suárez y Chiellini en la confrontación Uruguay-Italia). Algo así está sucediendo con el PAN, mordidas incluidas.
En el Senado, el grupo PRI-PVEM tiene 61 votos de los 65 que requiere la aprobación de la ley en los términos favorables a Televisa en que la envió el ejecutivo. La dirigencia nacional del PAN decidió este sábado que su posición será contraria a ese proyecto e hizo un exhorto a sus 38 senadores para que voten a favor de la preponderancia por servicio. El único problema es que Gustavo Madero, presidente del blanquiazul, no controla a la fracción calderonista en el Senado, parte de la cual se pliega a los intereses de Televisa, particularmente el senador Javier Lozano, quien ha sido poco menos que organizador de la porra a favor de Azcárraga. En otras palabras, el pronunciamiento del PAN sirve simplemente para lavar la cara. Al final son los senadores panistas los que darán a Peña Nieto los votos necesarios para ofrecerle un regalo inconmensurable a la televisora.
PURIFICACIÓN CARPINTEYRO
La renuncia de Carpinteyro a participar en el debate de esta ley por conflicto de intereses luego de hacerse pública una conversación telefónica privada, arroja ángulos adicionales. La diputada y exsubsecretaria del ramo señaló en un texto reciente: Juzguen mis actos como conflicto de interés, háganlo y confróntelo con el de los senadores Ninfa Salinas, hija de Ricardo Salinas Pliego; Armando Melgar, Presidente de Canal 40; Javier Lozano Alarcón, autor de la Ley Televisa 2; Emilio Gamboa Patrón, impulsor de la Ley Televisa; Gerardo Flores, asesor y exfuncionario de Iusacell; Arely Gómez González, hermana de Leopoldo Gómez, Vicepresidente de Televisa; Mónica García de la Fuente, miembro jurídico de Televisa, entre otros. También con el de muchos diputados, algunos no claramente identificados y otros sin pudor, como son Carlos Jorge Mendoza, Vicepresidente de Grupo Azteca; Federico González Luna, exrepresentante de la CIRT y autor de la Ley Televisa; Laura Ximena Martel, expresidenta de la CIRT; Antonio Cuéllar Steffan, exdirector jurídico de Televisa; Javier Orozco Gómez, abogado de Televisa; Enrique Cárdenas, accionista de la Organización Radiofónica Tamaulipeca; Homero Niño de Rivera, exdirector de comunicación social de Segob con Calderón y autor del cambio de la palabra comprar por adquirir para beneficiar a los medios; Patricio Flores, dirigente del SITATYR, con plaza en Televisa y Rubén Acosta Montoya, exdirector ejecutivo de la Cofetel.
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