Historias de la creación del mundo

Opinión
/ 2 octubre 2015

El Señor hizo a Adán.

Del polvo de la tierra lo formó; lo creó a imagen y semejanza suya.

Sopló en él espíritu de vida, y así fue el hombre un ser viviente.

Unos monos —llamados también changos o micos— veían desde su árbol todo aquello.

Dijo uno lleno de admiración:

—¡Qué prodigio! ¡De las manos de Dios salió el hombre! ¡Lo hizo del polvo de la tierra, y con su aliento le dio vida!     

—En efecto —reconoció otro mono, el mayor—. Un gran prodigio ha sido la creación del hombre por Dios. Pero esto no nos va salvar de que al paso del tiempo alguien diga —¡qué vergüenza!— que el hombre desciende de nosotros.

¡Hasta mañana!...



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