El Escudo de Saltillo (2)

El escudo de armas de nuestra ciudad es relativamente nuevo. Fue diseñado y propuesto al Ayuntamiento por el historiador don Vito Alessio Robles el año de 1937. Las villas y ciudades del norte no tenían escudos de armas como muchas ciudades del centro y el sur del país, aprobados y en ocasiones impuestos desde la época colonial por la Corona española. Si entendemos la importancia de un blasón y el profundo simbolismo de un escudo de armas, podemos añadir este hecho a la larga lista de olvidos en que el gobierno peninsular y después el propio gobierno mexicano tenían sumido al septentrión. Quizás también en algo se deba al carácter y la conformación de la población norteña, pues las familias españolas ricas no se mezclaron ni con los españoles criollos, menos con los mestizos o los indígenas, y además, tenían un título de nobleza, o por lo menos el escudo de su propio linaje, por lo que el de armas de la villa donde se establecieron seguramente no les interesaba.

Los escudos de armas de las ciudades les dan identidad propia y única mediante los símbolos que contienen, y que, lo decíamos la semana pasada, aluden a su historia. Estos blasones se conforman según las reglas de la heráldica, disciplina dedicada a estos menesteres, que usa terminología muy especializada para describir cada una de las partes que integran el escudo, y reglamentar el uso y la combinación de los colores naturales con los metálicos.

Atendiendo a que un escudo de armas representa la historia de la población a la que pertenece, el Ayuntamiento debiera poner especial cuidado en su descripción oficial. Esto no quiere decir que deba utilizar el lenguaje heráldico, que solamente entienden los versados, pero sí hacer su descripción completa en términos generales y asequibles. De ahí la necesidad de cambiar el Artículo 10 del Capítulo III del Reglamento de Bando de Policía y Gobierno, que a la letra dice: “I. El blasón representa en sus cuatro cantones una semblanza de la ciudad. II. Superior izquierdo: muestra una torre, símbolo de Oyarzún, población vascongada. III. Superior derecho: está ilustrado con una garza blanca emprendiendo el vuelo sobre una vivienda hispánica. IV. Inferior izquierdo: expresa el significado etimológico de Saltillo en lengua náhuatl, ‘tierra alta de muchas aguas’, y, V. Inferior derecho: muestra un águila roja, representación de los huachichiles, tribu de chichimecas que poblaban Saltillo en tiempos de la conquista. El escudo está orlado con una leyenda que dice: Tierra rica, clima benigno, hombres fuertes, y dos antorchas, la del Ateneo Fuente a la derecha y a la izquierda, la de la Revolución Mexicana”.

No hay que hablar de campos de oro, plata o azur. En el apartado II, no es necesario asentar que en el cantón diestro del jefe, en fondo de plata, se yergue una torre almenada que lleva en los flancos dos árboles de sinople coronados por tres estrellas de gules. Pero sí decir que representa las armas de Oyarzún, el solar nativo del capitán Francisco de Urdiñola, pues no puede omitirse el papel importante que desempeñó en el desarrollo de Saltillo y la región.

En cuanto a la garza en actitud de emprender el vuelo, hay que registrar que lo hace desde un teocalli, y que es el escudo de armas del señorío de Tizatlán, en Tlaxcala, gobernado por la estirpe de Xicoténcatl, lugar de procedencia de los tlaxcaltecas que llegaron al valle de Saltillo en 1591.

Lo que debe cambiarse en el Reglamento es la descripción del escudo, y no el lema de éste, que engloba a las y los saltillenses sin distingos de sexos y/o condición alguna.

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