El juego de la culpa

Opinión
/ 6 junio 2015

A tres años de su publicación en inglés, ya puede conseguirse la traducción a nuestro idioma del libro El Juego de la Culpa. Manipulación, Burocracia y Autoconservación en el Estado escrito por Christopher Hood (INAP, Madrid, 2014. 248 páginas). 

Algunos datos: El profesor Hood está en la Universidad de Oxford desde el 2001, antes fue parte del claustro de la London School of Economics donde, del 95 al 98, fue titular del Departamento de Gobierno. También estuvo en la Universidad de Sydney y ha sido invitado por un largo etcétera de universidades de primer orden. 

Pues bien, después de una década en elaboración, publicó lo que sería su cuarto libro y vendría, desde entonces, a abrir una brecha importante para tener una aproximación diferente al conocimiento de lo que sucede en los gobiernos: la evasión de la culpa. 

En todos lados, en todas las culturas, los gobiernos buscan magnificar sus logros y trasladar sus fallas a alguien más. Aquí no hay novedad, lo vemos todos los días. Donde sí hay novedad, y de aquí la importancia del libro, es en la sistematización que hace Hood de lo que hasta ahora era un puñado de artículos e investigaciones de diferentes autores y momentos, ubicados en diversos y hasta distantes campos del conocimiento.

Viendo el trabajo de todo gobierno a partir de la evasión (o administración) de la culpa, dice el autor, pueden vincularse tres aspectos que, hasta ahora, han recorrido sendas diferentes: la forma en que las organizaciones  y los programas públicos se estructuran, la manera en que funciona la manipulación de la opinión pública, la política de los procedimientos rutinarios que se encuentran en el mundo de los servicios públicos y el gobierno. 

Desde la perspectiva del autor, la acción de evadir la culpa no es algo necesariamente malo. En ocasiones, incluso, algo bueno puede resultar de un gobierno que intenta desligarse de algún problema.

Las disecciones que presenta dan sentido a lo que vemos diariamente. 

Los gobiernos evaden la culpa empleando alguna de las siguientes tres estrategias: en la presentación del problema, manipulando o haciendo propaganda para escapar del problema; actuando, encontrando algún chivo expiatorio; seleccionando rutinas para minimizar el riesgo institucional o individual de la culpa. Puede haber una combinación de estas. 

Lo gubernamental, desde la propuesta de Hood, se compone por personas ubicadas en alguna de cuatro capas: los generales, la burocracia frente al ciudadano o infantería, todos los que están entre estos dos extremos, todos los que de alguna manera se relacionan con los anteriores. 

Echando mano de esas estrategias y capas, cada persona (dependiendo su posición) buscará minimizar su culpa frente a las situaciones que no se parezcan a los resultados esperados. Aquí el juego que da título al libro. 

¿Algunos ejemplos? Van.

Culpar y hasta criminalizar a la prensa cuando las cosas no van bien, realizar viajes al extranjero cuando lo que sucede al interior no conviene, inventarse temas para que se olvide lo que realmente importa: detrás de esto hay motivaciones claramente identificadas por el autor para evadir la culpa. 

Cierro con el último epígrafe del libro, del vicepresidente de Estados Unidos Hubert Humphrey (1965-1969): Errar es humano; culpar a alguien más, es política. 

@victorspena

www.victorspena.net

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