A propósito de la lucha contra la desaparición de personas en Coahuila

Opinión
/ 13 noviembre 2025

A la memoria de Blanca Martínez, una gran mujer defensora de víctimas de desaparición de personas

Hace más de 10 años, conocí a Blanca Martínez como una persona defensora que acompañaba a un grupo de familias de personas desaparecidas (colectivo Fundec-Fundem), para defender sus derechos.

Había comenzado un nuevo período de gobierno (2011-2017). Junto con don Raúl Vera y Juan López articulaban el reclamo de “Las Doñas”. Como académico, observé la primera audiencia con el entonces gobernador Rubén Moreira. No había diálogo ni tampoco una agenda de trabajo. La reunión terminó mal. Sin acuerdos. Sin palabras. Solo con enojos y reclamos.

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Eran tiempos de gran inseguridad. Era el tiempo de las desapariciones generalizadas y graves en el contexto de la lucha contra el crimen organizado que inició el presidente Felipe Calderón. Las familias eran claras: el gobierno era responsable por no evitar los riesgos de la desaparición, pero aún más porque no cumplía con su obligación de sancionar a los perpetradores, pero sobre todo por no buscar a sus seres queridos. Hasta ahora siguen en la lucha.

Fue cuando me preguntaron: “¿Qué hacemos?”. Propuse un modelo de trabajo: sentar las bases de un esquema de diálogo, acordar una agenda de temas, invitar a organismos internacionales, crear un grupo de trabajo y generar, por ende, las leyes, políticas e instituciones necesarias para responder a esta demanda social que significa la crisis más grave de violación de derechos humanos en México.

Blanca fue una persona clave. Platicó conmigo. Fijó su postura crítica. Acordó las bases del diálogo, acompañó siempre a “Las Doñas”, construyó ideas e implementó, con su visión crítica, las diferentes acciones que, desde la sociedad civil, han sido relevantes para desarrollar una acción del Estado para prevenir, erradicar y sancionar la desaparición de personas.

Hay todavía mucho por hacer. Pero, gracias a personas como Blanca, se han construido acciones a favor, con y para las familias.

El domingo pasado me enteré, a la medianoche, de que estaba muy grave en el hospital. El lunes, por la madrugada, un aviso en las redes sociales del Fray Juan de Larios, el centro de derechos humanos que fundó y dirigió, nos comunicó sobre su lamentable fallecimiento.

Muchas doñas, familias, colegas y amistades la acompañaron en su despedida y la seguirán, seguramente, acompañando por su ejemplo de liderazgo.

LUCHAS JUDICIALES

Este martes, justo a la hora de la misa de Blanca, la Sala Penal tenía ya programada su sesión pública para resolver un asunto que, a mi juicio, fija un precedente importante sobre los derechos de las personas desaparecidas.

Por un lado, se estableció como criterio la configuración de la “femidesaparición” como una conducta agravada por razón de género. Existen ciertos contextos de desaparición cometida por particulares que son especialmente graves. Existen muchos casos en donde los perpetradores quieren desaparecer a un hombre, pero al no encontrarlo en su casa, en forma forzada desaparecen a una mujer que, por haber sido su pareja y tener un mayor grado de vulnerabilidad, los particulares le privan de su libertad por ser la más débil. Hay un mayor reproche en este tipo de conductas.

En segundo lugar, la Sala Penal, en suplencia de la queja a favor de la víctima, estableció la obligación continua del Ministerio Público de realizar las investigaciones que resulten necesarias y oportunas para seguir buscando la suerte o paradero de la víctima, como parte de la condena a la reparación del daño y a fin de garantizar el derecho a la verdad y a la búsqueda de larga data, en coordinación con las comisiones estatales de víctima, de búsqueda y el centro de identificación humana, con debida diligencia.

Finalmente, la Sala estableció un estándar mínimo de prueba para que, a partir de la jurisprudencia de la Corte IDH, se individualice de manera proporcional el grado de lesión jurídica en este tipo de delitos pluriofensivos.

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HASTA SIEMPRE, COMANDANT(A)...

Juan López, un buen colega que acompañó de cerca a Blanca en su lucha inicial en nuestra entidad, me comentaba siempre el carácter fuerte de Blanquita -como le decía yo-.

Era una persona muy crítica y fuerte, pero también muy inteligente.

“Doña Blanca” ocupa un lugar muy importante en nuestra comunidad como una gran defensora de los derechos humanos. Te recordaremos siempre con la gran energía, esfuerzo y crítica que se requiere para defender a “Las Doñas”.

En paz descansa, estimada Blanca. Dejamos pendiente un desayuno más, porque el tequila un día nos lo echamos allá...

Nació en Saltillo, Coahuila (1971). Es Doctor en Estudios Avanzados en Derechos Humanos por la Universidad Carlos III de Madrid. Es autor, editor y coordinador de diferentes libros, monografías y artículos de derechos humanos. Fundador de la Academia Interamericana de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de Coahuila. Fue Presidente-Fundador de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas de Coahuila. Fue Director de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad Autónoma de Coahuila.

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