Accidentes viales: ¿cuándo asumiremos su alto costo?
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La estadística nos muestra, una y otra vez, que no se está haciendo nada en materia de prevención de accidentes viales. Pero nada parece ser suficiente para reaccionar
Uno de los problemas clásicos del servicio público en México es la incapacidad crónica de quienes tienen a su cargo las instituciones, para reaccionar frente a la realidad, como no sea en los momentos en que ésta hace crisis. Porque si no es debido a una emergencia, las señales que claramente envía la realidad son ignoradas de forma recurrente.
Puntualizar lo anterior es por demás relevante: no es que se carezca de información de calidad a partir de la cual actuar. El problema se ubica en una ausencia absoluta de la cultura de la prevención que implica, de manera obligada, el uso intensivo de la estadística.
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Porque la prevención forma parte de un círculo virtuoso que inicia con el diseño de políticas públicas que incluyen, de forma necesaria, el desarrollo de indicadores de desempeño que miden, de la forma más precisa posible, los resultados que produce la implementación de dichas políticas.
Las estadísticas que derivan de la referida medición no sirven para celebrar el tino de los servidores públicos, sino para afinar las estrategias. Y ello es así, independientemente de si las acciones realizadas producen los resultados esperados o los contrarios.
Y esto es así porque, en materia de políticas públicas, no importa qué tan buenos resultados se obtengan, siempre es posible mejorarlos. Y eso es lo que se espera de cualquier gobierno realmente comprometido con los resultados: que se esfuerce de forma permanente en mejorar su desempeño.
El comentario viene al caso a propósito del reporte que publicamos en esta edición, relativo al preocupante incremento que en este año ha experimentado el número de personas que han resultado lesionadas en accidentes de tránsito y, derivado de ello, han requerido hospitalización.
Estamos hablando aquí, conviene no perderlo de lo vista, de lesiones que no son leves, pues han implicado que quienes las sufrieron reciban atención hospitalaria.
De acuerdo con el reporte epidemiológico de la Secretaría de Salud, en los 10 primeros meses de este año un total de mil 775 personas han resultado con lesiones del tipo señalado, en las calles y carreteras de Coahuila, lo cual implica un incremento de casi un tercio respecto del número acumulado en el mismo período del año pasado y que fue de mil 346 casos.
Como se ha dicho en innumerables ocasiones, los datos estadísticos no pueden ser asumidos como un hecho anecdótico y por ello el comportamiento que esta variable ha registrado en nuestra entidad tendría que generar reacciones claras y contundentes de parte de la autoridad.
Lejos de tal posibilidad, ni siquiera escuchamos que quienes tienen esta responsabilidad se pronuncien al respecto, que reaccionen o expresen un punto de vista en torno a la estadística arrojada por los accidentes viales.
¿Será acaso que en el sector público se considera que la estadística de este tipo solamente es una actividad que se recolecta por mero morbo?
Cabría esperar que no fuera así.