Acomodos y prisas políticas en la transición en Coahuila

Opinión
/ 13 agosto 2023

El lapso que transcurre entre las elecciones y la toma de protesta de alcaldes y gobernador en Coahuila es excesivo.

Si bien es cierto pudiera especularse que es el suficiente para establecer el esquema de gobernanza, resultaría ilógico mencionar que, si el candidato hizo un plan de trabajo y se cansó de prometer en campaña, no tuviera suficiente para con ello llegar fresco a este periodo y ponerse a trabajar a la de ya.

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En otros tiempos se utilizaba para ir formulando el gabinete y los equipos que conformarían la administración, pero se nota que, en el presente, la pléyade de compromisos está alentando la toma de decisiones al vapor y el desvarío entre la imposición y el cobro de facturas.

Resulta por demás evidente la mano tanto del extirano que manda desde las Lomas y de su gerente en turno en las primeras decisiones, al menos en el PRI, como en el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Coahuila.

A saber, Robles Loustaunau había sido importado a Coahuila por los Moreira y estos lo colocaron en la administración del joven alcalde de Saltillo, a fin de fraguar la candidatura al Gobierno del estado.

Se especulaba que, como abogado, sería nominado como secretario de Gobierno, pero fallote, por la sencilla razón de que Carolo es un operador político, aunque a veces con mala fortuna, y el PRI estatal le viene cayendo como anillo al dedo (AMLO dixit), sobre todo por lo que se avecina en las elecciones del 2024 con la renovación de alcaldías, diputaciones federales y senadurías.

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Mencionaba que a Carolo a veces no le funcionaban las cosas debido a que a su paso por la alcaldía de Hermosillo, misma de la que huyó antes de su destitución, fue acusado de encabezar la operación “Manitas”, que consistió en falsificar credenciales del INE y robar ánforas con el descalabro de que sus esbirros robaron parejo y se llevaron las de la elección a Presidente de la república, y por poco pisa el bote, esto según crónicas periodísticas de la época que se pueden consultar en el Imparcial, el Sol de Hermosillo y Noreste, con sendos reportajes.

La segunda nominación recayó en José Ángel Rodríguez Canales, quien si bien es cercano a Manolo, lo es más a David Aguillón y esas son palabras mayores, ya que el crecimiento de los negocios en medios de comunicación familiar ha tenido como satélite a José Ángel, su hermano y al nefasto Aguillón, con todo y sus desayunos calientes, por lo que los negocios se fortalecen con singular alegría.

La tercera designación ocurrió en el ICAI, lugar al que llegó Dulce María Fuentes, colaboradora de la Secretaría de finanzas luego de la alcaldía de Manolo, por lo que se pudiera decir que obedece a la mano del gobernador electo. Sin embargo, como en 2024 se destrabarían los documentos de la deuda de los Moreira y su gerente, es importante tener a una especialista que le vea defectos a los puntos y las comas de la declaración para mandar el secreto a la posteridad, tal vez cuando el sol llegue al límite de Chandrasekhar.

Los elementos de la ecuación al momento de decidir el gabinete obedecerán a: 1) amigos y compadres, 2) Compromisos con los partidos aliados, 3) Las sugerencias de Riquelme y, por último, la lista matona de Rubén “N”, con todo y voto de confianza sobre el nuevo estilo de gobernar anunciado. Si no, sólo dar tiempo al tiempo.

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En paralelo, el tapado al senado de la República de repente resultó con un “estate quieto” ante dos rolas enviadas desde el Gobierno Federal: la primera a través de la publicación que lo acusa de la no comprobación de 6 mil millones de pesos y la segunda por la designación de “El Tigre” Mejía como representante del PT y coordinador de campaña de Claudia Sheinbaum en Coahuila.

Mejía viene por la revancha y vaya que conoce secretos de Palacio Rosa.

Recordé cuánta razón tenía Giordano Bruno: “Lo último corrompido ¿no es el principio de lo engendrado?”. ¡Haya cosa!

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