Adiós, abuelita: recordando a doña Leo, la líder de ‘Las Patronas’

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Durante tres décadas, doña Leonila Vázquez, líder de ‘Las Patronas’, dio comida a los migrantes que, trepados en ‘La Bestia’, iban en busca del sueño americano
En mi círculo de amigos una noticia causó conmoción: la muerte de doña Leonila Vázquez, líder de “Las Patronas”. Algunos de ellos, como el teatrista Jorge Vargas, la conocieron. Habíamos hablado sobre esta mujer y de su trabajo durante décadas para ofrecer comida a los migrantes que, trepados sobre el tren conocido como “La Bestia”, se trasladan desde la frontera sur de México hacia su frontera norte, persiguiendo el sueño americano, que sigue teniendo vigencia en el imaginario colectivo aún en tiempos de Trump.
“A doña Leo la vimos en febrero, cuando cumplía su organización 30 años y participamos en una mesa. Estaba contenta, rodeada de mucha gente, entre activistas y voluntarios, haciendo presencia política desde su sermón el obispo Raúl Vera López. Aquello fue una fiesta de celebración para ‘Las Patronas’, pero también una jubilosa despedida para doña Leonila”, escribió Jorge Vargas.
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La escritora María Belmonte nos compartió un mensaje el pasado 7 de abril, anunciando el deceso de la mujer veracruzana, a la que ella llamaba la “Patrona mayor”. Cito: “Leonila fue un ser anónimo sin busca del destello”.
Luisa Fernanda Patrón, investigadora de música norestense, comentó: “Nos recuerda que el privilegio está en dar y compartir, más que en recibir. Sea de luz su camino y de plenitud su destino, Patrona”.
La gente emigra de sus tierras de origen por muchas razones. En el caso de los centroamericanos lo hacen porque las magras economías de sus países, así como la inseguridad en la que viven, los expulsan.
Leonila fue reclutando mujeres de la comunidad de Guadalupe, llamada La Patrona, en el municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz. Ella recordaba que el 14 de febrero de 1995 iban caminando a la orilla de los rieles del tren con pan y leche que llevaban para desayunar dos de sus hermanas y ella. Pasó el tren y un hombre, que iba colgando de este, gritó: “¡Madre, tenemos hambre! ¡Regálanos tu pan!”. Por supuesto, lo compartieron con el tren en marcha. A partir de allí, “Las patronas” cocinan 30 kilos de arroz y frijol diariamente para apoyar la alimentación de más o menos 800 personas. Las mujeres envuelven en bolsas de plástico la comida y unen dos a través de un amarre tipo asa para que los migrantes puedan tomarla con facilidad.
“¡Adiós, abuelita!”, le gritan a Leonila los hombres y algunas mujeres que viajan como “moscas” sobre los vagones de carga del tren “La Bestia”. Ella los bendice, y a ella la bendicen sus beneficiarios. Sin embargo, doña Leo no era la misma que fue en 1995; se convirtió en una poderosa activista que desde la cocina “La Esperanza del Migrante” conocía y defendía los derechos humanos de los migrantes que viajan intentando llegar a los Estados Unidos.
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“El verdadero rostro de Dios está en cada ser que sufre”, aseguraba doña Leonila. Cocinar con propósito era lo que la hacía vivir. De pronto, hasta alcanzaba para ofrecer vegetales a los migrantes hambrientos sobre el tren, pero eso sí, nunca faltaba el agua, en botellas reusadas, lavadas a conciencia. Viajar de esa manera genera accidentes y mutilaciones físicas.
Los abusos en el trayecto son constantes, mayormente para quienes logran llegar a la Unión Americana, que son aproximadamente un 10 por ciento de los cerca de 400 mil migrantes que viajan sobre los techos de los vagones de “La Bestia”. Hay muertes anónimas de personas que son enterradas en fosas comunes y de los que no se conoce su identidad, pues quienes lucran con el deseo genuino de mejorar sus vidas les quitaron sus documentos.
Propondré formalmente a Fuerza Migrante A.C. que establezca un premio con el nombre de Leonila Vázquez para reconocer a personas generosas con los migrantes. ¡Abuelita, adiós, abuelita Leo! Tu paso por el planeta rindió frutos. Hoy, en Domingo de Resurrección, te recordamos con veneración.