Agenda política (15)
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Una y otra vez lo dejaré en letra redonda para que no se olvide lo siguiente: gracias por leerme. Gracias por atender estas letras. Muchos, hartos comentarios he recibido con esta saga de textos encapsulados bajo la denominación genérica de “Agenda política”, pero los cuales se desdoblan y ramifican, cuando usted y yo abordamos y reflexionamos sobre todo lo que nos rodea. Sí, la política, pero también la psicología, los suicidios, la sociología; la ausencia ya muy marcada de educación y cultura, la ya creciente e imparable involución del ser humano (a un tris de ser de nuevo cavernícolas y changos), y claro, eso llamado maldad. El asedio teórico al mal.
Los antropólogos sociales y culturales (hoy casi inexistentes y de capa caída) han destacado a lo largo de la historia la importancia y puesta en práctica terrenal de los valores en el comportamiento de las sociedades y grupos humanos. Una filósofa contemporánea, Christine Korsgaard ha escrito: “La filosofía moral de la época moderna puede interpretarse como una búsqueda de la fuente de la normatividad”. Sin polemizar ni meternos en honduras por lo pronto, cedamos en este presupuesto. Buscar y tener la ley, la norma, el reglamento y respetarlo. ¿Pero quién o qué institución o policía moral la va a hacer respetar cuando la norma se infringe como se hace diario en este México de rodillas?
¿Qué tenemos y qué escondemos los mexicanos en nuestro ADN como código genético que por lo general desemboca y siempre, en una sangría en contra de otro ser humano, no pocas veces el vecino mismo? Pues sí, en nuestra historia y antes de la llegada de los españoles (los cuales trajeron la cruz y la espada), siempre hemos habitado una perpetua batalla contra nosotros mismos. Somos hijos no de Dios, sino de dioses sanguinarios que piden, exigen regalos sangrientos para apaciguar su ira y desdén (los controversiales sacrificios humanos, tan polémicos históricamente).
No fue nada diferente cuando llegaron los frailes europeos y se establecieron definitivamente en tierras americanas. La sangría fue peor (y no, no es leyenda negra). El libro es perturbador, leerlo duele en el alma. Es “Libro de Chilam Balam de Chumayel”. Usted lo sabe, es uno de los más valiosos textos (narración oral y escrita) preservado por los mayas de Yucatán y hecho, digamos, “libro”, como lo conocemos hoy en día.
Sigo la edición de Mercedes de la Garza. Lea usted lo siguiente que oprime el pecho y eso llamado alma: “Porque los muy ‘cristianos’ llegaron aquí con el verdadero Dios; pero este fue el principio de la miseria nuestra... ¡Qué porque eran niños pequeños los muchachos de los pueblos, y mientras se les martirizaba! ¡Infelices los pobrecitos! Los pobrecitos no protestaban contra el que a su sabor los esclavizaba, el Anticristo sobre la tierra, el tigre de los pueblos, el gato montés de los pueblos, chupador (de sangre) del pobre indio...”. Caray, más clara la redacción y el dolor no pueden ser posibles. Pero note usted lector, que aparece ya e inmediatamente eso que escuchaban de los ibéricos: “el anticristo”, el demonio, la maldad, el mal personificado (antropomorfismo). A lo cual ellos agregaron sus ejemplos conocidos y naturales: la fiereza del tigre, del gato montés...
Esquina-bajan
Punto uno: sigue la tozudez de espanto del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. “Abrazos y no balazos”. Los costos ya son muy altos. No para él y su gabinete (Ricardo Mejía Berdeja, el cual quiere ser Gobernador de Coahuila), sino para nosotros, los ciudadanos simples y corrientes (peatones) los cuales estamos siempre a tiro y de blanco perpetuo. Los pasados días 9 y 10 de agosto ardieron (es literal, no metáfora) tres Estados de la República: Jalisco, Zacatecas y Guanajuato.
Punto dos: gobernados por Movimiento Ciudadano y Morena. Estados fallidos, sin ley. Hubo bloqueos, quemaron taxis, autobuses locales y foráneos; prendieron fuego a todo tipo de negocios. La violencia desbocada y sin contrapeso alguno. Hubo un motivo: intentaron detener al “Doble R”, Ricardo Ruiz Velasco. Presuntamente operador y jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación en esos tres Estados.
Punto tres: creo que usted lo entendió rápidamente: hicieron lo anterior por un motivo claro e inequívoco. Si Andrés Manuel López Obrador alegando un “baño de sangre” ordenó soltar en su momento a Ovidio Guzmán en Sinaloa, los cárteles del crimen organizado entendieron la enseñanza: presionando públicamente (y llevándose a la población civil entre su fuego) y sin balazos enemigos, lo pueden hacer una y otra vez. Casi son impunes. Y sí, pueden lograr mediante la fuerza lo que se propongan.
Punto cuatro: habitamos la violencia extrema y siempre. Aquí se cumple lo de Thomas Hobbes, el lobo es lobo del hombre. En México, nadie quiere ni ama ni cuida a sus mujeres. Ha crecido el índice de violencia contra mujeres adultas y niñas. En medio año (enero a junio de este 2022) van mil 871 asesinatos de mujeres. Pero, a decir de la ONG “Causa en Común” y en boca del investigador Luis Sánchez, se maquillan las cifras por parte de la federación y hay un gran sub-registro nacional.
Letras minúsculas
“... los Dzules (españoles) cuando llegaron aquí. Ellos enseñaron el miedo; y vinieron a marchitar las flores”. “Libro de Chilam Balam de Chumayel”.