Aunque muchos internamente lo ven como algo normal, en este proceso electoral el INE ha registrado al menos siete ataques o crisis de nervios y estrés entre su personal e incluso una amenaza de aborto en una colaboradora. El personal médico a cargo ha logrado sacar adelante esos episodios con una buena atención y eso merece reconocimiento, pero también más atención.
Entre los pasillos del instituto cuentan que esas escenas llegan con cada elección y tal vez por eso son vistos con cierta normalidad. Hay áreas, como la jurídica, que mantienen guardias de 24 horas ante la llegada de una notificación tras otra y otra y otra.
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Con la elección de este domingo, los nervios están a flor de piel. Apenas el martes hubo dos acontecimientos. Primero, en un desayuno convocado por la consejera presidenta Guadalupe Taddei, con los 14 directivos de área, titulares y encargados, una voz reclamó la pérdida de tiempo en eventos como ese y pidió que mejor los dejaran operar conforme a sus atribuciones. Varios levantaron la ceja porque el reclamo no iba con el tono del encuentro en donde unos se echaron flores entre ellos y otros hasta disculpas se ofrecieron por lo vivido en estos meses. Para María Elena Cornejo, directora ejecutiva de capacitación electoral y educación cívica, sí era momento y espacio de alzar la voz.
Por la tarde noche, ese mismo día, pero en otro evento y frente a la mirada de varios testigos, la misma funcionaria lanzó una serie de reclamos que llegaron a ser gritos contra otra compañera, María Urias, recién ingresada al instituto hace unos meses como directora del área de transparencia. Según los relatos, esta última mantuvo la compostura y evitó que el asunto escalara.
A María Elena Cornejo la describen como una de las mejores funcionarias en cuanto a capacidad, inteligencia y estrategia, pero como una de las peores en cuanto a su trato al personal. Ella llegó al INE el año pasado, procedente de Durango, donde estuvo como vocal ejecutiva. En términos prácticos ella coordinaba la administración y operación. En el rango de importancia estaba por encima del presidente del órgano local.
Allá enfrentó distintas acusaciones por violencia laboral. Sus empleados, desde el más cercano hasta el más lejano, relataron haber sido víctimas de gritos, hostigamiento y amenazas de despido, que más tarde terminaron por concretarse.
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Antes había estado en Tabasco y también enfrentó una denuncia colectiva que terminó por no proceder. Al final la Dirección Ejecutiva de Administración del INE reconoció los riesgos que enfrentaron varios denunciantes y les recomendó tomar ayuda, pero el asunto ahí quedó.
Pocos meses más tarde, Cornejo llegó a la Ciudad de México para su nuevo encargo y en medio de la crisis por la salida de Edmundo Jacobo fue nombrada como encargada de despacho de la secretaría ejecutiva del INE, uno de los puestos de mayor importancia después de la presidencia. Entre los ajustes y la disputa no duró mucho y regresó al puesto original que hoy ostenta.
STENT:
Este es mucho país. Ojalá el electorado lo entienda y salga a votar masivamente por la opción de su preferencia.