Block de Notas (15): La tormentosa pluma de Alejandro Dumas (padre)
COMPARTIR
Apenas 136 apretadas páginas, ¿una novela corta o un relato largo? Caramba, a quién le importa. Las definiciones son acertadas para encasillar y sujetar en precarios corsés de fuerza a los escritores, al genio; sirven para las “Academias de Letras y Costura”, pero insuficientes y sin valor para gente como usted o como yo, mi estimado; sí, nosotros, los cuales sin pretensiones buscamos el relato poderoso, el poema luz, el placer estético y algo ya olvidado hoy en día por los “escritores internacionales”: leer, disfrutar la lectura, entretener y vivir.
Más: gozar y palidecer con las letras y ese extraño temblor que provocan las ficciones. Las buenas ficciones salidas de una pluma tempestuosa y tormentosa como la de Alejandro Dumas, padre. Repito: apenas 136 páginas del texto “La Novela de Violeta”, 136 apretadas páginas, las cuales nos enseñan a un escritor en pleno poder de su pluma y genio. Pluma, tinta, lápiz y pincel. El texto es un delicado tour de force con una cualidad –insisto–, hoy un tanto extraña y en desuso: la novela cuenta. Y nada más y tremendo que contar, narrar, captar la atención e inteligencia del lector.
TE PUEDE INTERESAR: Block de Notas (14): Calor, alcohol y violencia, fatal combinación
Y sí, a mata caballo, entre la sensualidad, el erotismo, la pornografía, la desvergüenza y el aprendizaje de todos, esta y no otra es la novela de Dumas: la proyección y reflejo del gran maestro cuando usted lo sabe, él se entregó en vida a sus sentidos, humores, sudores, voluptuosidad y así terminó: en bancarrota y viviendo de prestado en la casa de su hijo, quien escribió también un clásico: “La Dama de las Camelias”.
Y sucede con la pequeña, pero perfecta y portentosa novela de Alejandro Dumas, algo que aquí le he comentado recurrentemente: los buenos textos de creación –sean novela, narración; poesía, teatro, música y, claro, pintura– admiten múltiples lecturas y nos desatan aristas insospechadas en nuestro intelecto. Los buenos y eternos textos como éste, se desdoblan en múltiples abanicos y hojas. Voy por los ejemplos.
¿Quiere usted preguntarle “algo” a la novela sobre sexualidad, sexo? Aquí hay respuestas. De hecho, hay harto sexo, buen sexo y sin amor, como marca el manual. ¿Sensualidad? La hay. ¿Gastronomía? La hay. ¿Pasiones y triángulos sexuales, que no amorosos? Los hay. ¿Lecturas, obras de arte, placer de vivir y sentir? Los hay. ¿Ópera y teatro? Los hay. ¿Pornografía? La hay... a mares. ¿Lesbianismo? Lo hay. ¿Lecciones de historia? Claro. ¿Novela corta? Sí, pero intensa y total. Esta enjuta novela de Dumas, comparada con las elefantiásicas novelas de su más conocida trilogía (“Los Tres Mosqueteros”...), es apenas un nardo en el jardín de su edén. Pero la proteína, la sustancia activa de esta novela es igual a la de tan recordados y señeros textos.
¿Exagero? Al azar y rápido, ejemplificaremos con algunos párrafos de la prosa del gigante Alejandro Dumas. Serán sin orden ni concierto, es como los fui anotando en la lectura de la novela corta. Es decir, aquí brincará la liebre del deseo; luego, el conejo de la sexualidad sin freno; como no, el fetichismo, la gastronomía, la voluptuosidad, el arte, las lecturas... la vida misma que fluye desenfrenada hacia el precipicio.
ESQUINA-BAJAN
Nota uno: Y claro, aflora ese pandemónium llamado hoy “equidad de género”. ¿Por qué las mujeres deben llegar a puestos de alta responsabilidad? ¿Sólo por ley, no talento? Porque son muchas. No tienen competitividad, pero son muchas, y como ya se creen hombres y algunas hasta tienen huevos, así se llaman lector, no se me asuste, o tienen vagina como la millonaria “Wendy Guevara”, lo cual no sé si sea él, ella o eso; pues así anda el mundo y ellas reclaman puestos de alta jerarquía, no por competencia, sino sólo y lisamente por cantidad. Puf. En fin.
Nota dos: Para la transcripción de estas citas voy a citar la ficha completa, “La Novela de Violeta”. Alejandro Dumas. Ediciones Coyoacán, 1994. Va la primera cita del gran Dumas en relación con el sexo; sí, el sexo, el motor de la vida. Caray, antes de comenzar la transcripción, una anotación: Violeta, la protagonista tiene 15 años, su hermana la mayor, 17; la Condesa que ama a la niña Violeta, ya es “vieja”, 28 años; la artista, Florence, una ninfa... en fin. Lea usted.
Nota tres: “Debo confesar que el deseo nunca me abandonó; pero como ya dije, Violeta apenas tenía quince años, y era tan inocente que hubiese resultado un crimen tomarla sin que tuviese conciencia plena de que se ofrecía... La inocencia es una flor que debe dejarse el mayor tiempo en su tallo y recogerla hoja por hoja...”.
TE PUEDE INTERESAR: Ciudades malditas (1): El origen
Nota cuatro: “Si las mujeres hubiesen sido las más fuertes, su voluntad hubiera imperado en el mundo, pero como los más fuertes eran los hombres, se convirtieron en los dominadores y las mujeres en sus esclavas...”. Tremendo este Alejandro Dumas, lo cual luego ha retomado Yuval Noah Harari: la humanidad avanzó por el patriarcado. El matriarcado fue un estanco en la humanidad, y por eso hoy se busca “empoderar” a la mujer. Lo que eso signifique. Mamadas, pues. Regresaré con un díptico.
LETRAS MINÚSCULAS
Lea usted a Alejandro Dumas. ¿Las feministas lo van a quemar? Ja, ja, sin duda, ni han leído. Todo es nuevo para elles: “El hombre comenzó con la familia, tuvo mujer e hijos...”.