Block de notas (3): El poder de la fe y acción
“Conforme a tu fe, será hecho”. El verso de la Biblia es puntual y sigue siendo bello y certero. No, no es magia. Ni operarán milagros. Es decir, el mundo y la naturaleza de Dios no se pueden alterar. Simplemente le voy a tratar de vender la idea, le vendo la idea de que este precepto bíblico, como el siguiente, es válido y actual hoy si usted lo pone en letra redonda en el aquí y el ahora. El siguiente es igual de bueno al primero: “Haced tesoros dentro de sí (de ti), donde la polilla ni el óxido (orín, en otras versiones) corrompen; donde los ladrones no minen ni roben” (Lucas 12:33).
Lo anterior en lenguaje actual es lo siguiente. O al menos es lo que yo reflexiono e interpreto: es el presente unido a la voluntad inquebrantable de usted y a la convicción. Sin dudar. ¿Resultado? Conforme a su fe, acciones e inteligencia, logrará el gran galardón; así serán los hechos y resultados recogidos por usted.
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A lo largo de esta saga de textos, de estas notas (esta es la tercera), de este “Block de notas”, si usted las ha coleccionado, he tratado de que vea cómo hay ciertas energías, sueños, el subconsciente; vaya, hechos un tanto extraños anidados dentro de nosotros los cuales conspiran para llevarnos a otro estadio. Y no, no le quiero decir con esto que sigo las teorías de los merolicos de la superación personal o los profetas del coaching y toda esa basura de felicidad enlatada en 7 lecciones, con la cual usted, en teoría, sale y rápido de su patética existencia (patética y miserable existencia, si acaso usted la tiene o así la juzga) y luego entonces se vuelve rico, sano y famoso.
Sólo le estoy glosando y hablando con mis palabras, de ciertos hallazgos que interpreto en los anteriores temas tratados. Para remachar lo anterior, aquí voy de nuevo. Con cierta frecuencia le cito en mis textos al gran, al inmenso alemán J.W. Goethe, sobre quien está fincado mucho de nuestro patrimonio de vida, cultura y mitos. A la vez él anclado en Baruch Spinoza. Mitos los cuales permean hoy y todo lo cubren con su manto. Sólo bastan dos ejemplos con los cuales caminamos y convivimos diario: Fausto y Werther; sí, “Las Penas del Joven Werther”. ¡Puf, dos mitos universales y eternos!
Vea usted: leyendo aleatoriamente a los biógrafos del gran Goethe, varios de ellos se refieren a su “método” o manera de trabajar. Lo que hizo para crear su obra portentosa. Es decir, cómo utilizaba su imaginación, su poder de creación; máxime cuando éste tenía obstáculos y dificultades en su trabajo creativo. ¿Sabía qué hacía el gran Goethe? Mantenía conversaciones imaginarias durante horas. Vaya, tenía su “amigo imaginario”, el cual le contestaba con propiedad, ecuanimidad e inteligencia todas las dudas y preguntas que le enderezaba el escritor, poeta y filósofo. Su amigo le contestaba dilectamente, con paciencia, esmero y sabiduría. Incluso era tan plástico aquello que su amigo hacía gestos, tenía otros modos, otra voz y se paraba de su silla, se enderezaba, bebía cosas diferentes a lo que bebía Goethe... sí, es la famosa teoría del “otro” que nos habita a los escritores (el “otro”, no pocas veces, es un club de heterónimos, como en el caso del lusitano, el poeta Fernando Pessoa).
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Esta teoría usted la encuentra perfectamente explicada en el filósofo Emmanuel Levinas. Pero vaya, el punto no es ese. Que sí lo es. No es magia, superstición, tal vez ni siquiera apropiación de técnicas psicológicas diversas. No, es sencillamente conocerse, encontrar método y estructura y vagar libremente. Es encontrar un “amigo imaginario” como en el caso de J.W. Goethe. O soñando, como lo hacía Robert Louis Stevenson. O consumiendo drogas, como lo hizo uno de entre tantos, Henri Michaux. O bebiendo hasta el martirio como lo hicieron Francis S. Fitzgerald y Malcolm Lowry.
ESQUINA-BAJAN
¿Es usted maestro, es usted pensionado, es vendedor de llantas, es taxista, es ingeniero, es doctor, es mesero? Da lo mismo. Le estoy proponiendo una sola cosa: explore usted su método de trabajo. Explórese y conózcase a usted mismo y ponga en práctica el parágrafo bíblico: “Conforme a tu fe, será hecho” (Mateo 9:29). Fe es acción, así de sencillo. Y le repito, luego de ello le llegará a usted el galardón: los hechos consumados.
Nota uno: se lo leí a un filósofo mexicano, no recuerdo, ojalá no mienta, debió de haber sido Ricardo Guerra o Roger Bartra. Fue allá en los albores de los años noventa del siglo pasado. Era cuando se avecinaba la llegada del nuevo milenio y todo mundo estaba con angustia por saber o adivinar qué traería aparejado el nuevo milenio. Fue cuando leí una entrevista de ellos. Uno de los dos dijo: “el inicio del nuevo milenio será eminentemente religioso”. Llevamos cinco lustros del milenio y la tirada de dados se cumple.
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Nota dos: ¿dónde lee usted, dónde lee lo más importante de su vida o formación? ¿Lo hace usted, como lo hizo mi hermano Alberto Cedillo, en el retrete, donde tenía en un pequeño librero lo obra casi completa de Juan García Ponce? Hartos y mejores lectores a su servidor, como don Javier Salinas, Gerardo Blanco Guerra, Rogelio Ochoa, Armando Oviedo... me han hecho llegar sus apostillas sobre leer en el excusado. Aquí las editaré.
LETRAS MINÚSCULAS
“Cada uno, supongo, tendrá su material de lectura favorito para la intimidad del retrete...”: Henry Miller. ¿Cuál es el suyo, señor lector? Cagar y leer, grato placer.