Bosque, agua y migración

Opinión
/ 27 agosto 2022
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Para generar programas serios y factibles que resuelvan los problemas hídricos de consumo humano se requiere de fondos financieros

La semana pasada escuché conferencias sobre el bosque y el agua impartidas por la doctora Lorena Victoria San Román Joannings, brillante y divertida costarricense experta en materia de biodiversidad forestal. Estuvimos ante un público de jóvenes estudiantes del Tec de Monterrey; con autoridades ambientales, empresarios y jóvenes coahuilenses en la ciudad de Saltillo, en Torreón con ambientalistas; y también en los pueblos mágicos de Cuatro Ciénegas y Dolores Hidalgo, Guanajuato.

Hay un notable interés y conocimiento en los mexicanos por el manejo del agua. Siempre el punto de referencia lo fue Nuevo León por la crisis hídrica que se padece y doña Lorena con su lenguaje sencillo fue hablando de los protocolos y acuerdos mundiales sobre el tema y particularmente los objetivos de desarrollo sostenibles vinculados al agua partiendo del elemental proceso de su ciclo. Lluvia, su posterior transaminación en el subsuelo, la evaporación del agua de ríos lagos y lagunas; y luego el reinicio del ciclo. Algo que aprendimos desde la niñez.

Cuando nos trasladábamos hacia Cuatro Ciénegas, Coahuila, tomamos un autobús que nos llevó de Monterrey a Monclova, de allí viajamos al pueblo mágico que se distingue por los estromatolitos de sus pozas y por su rica gastronomía.

En la central de autobuses de Monterrey encontramos una fuerte presencia de extranjeros caribeños. Familias completas. También europeos de origen ucraniano.

Físicamente, los migrantes son muy distintos a los mexicanos por supuesto su idioma los hace diferentes, pero observé el nivel de adaptación de todos ellos y aunque no pueden mimetizarse con las personas locales, de pronto utilizaban expresiones del español.

Antes de llegar a Monclova, el autobús paso por la ciudad de Frontera en cuyo acceso carretero hay un fuerte dispositivo para detectar a los migrantes. Nos estaba comentando quien fue por nosotros a Monclova que los migrantes son vejados y que les quitan dinero y objetos de valor. Fue por nosotros a un restaurante porque tuvimos que salir de la Central de Autobuses de Monclova ya que la mayor parte de quienes estaban allí eran migrantes de Haití y había personas no confiables acercándose para solicitar dinero y me preocupaba la seguridad de Lorena San Román. Soy alguien que entiende y apoya a los migrantes en general porque huyen de sus países por la inseguridad que se vive allí y entonces buscan ser recibidos como refugiados políticos en la Unión Americana. Pero no todos los migrantes están entre las personas que buscan un mejor porvenir, pues hay algunos que se están dedicando a la mendicidad hecho que es muy visible en calles citadinas de Nuevo León.

La frontera norte de México es de casi 3 mil 500 kilómetros con 17 garitas. Se estima que existen en este momento intentando pasar a los Estados Unidos 17 mil migrantes.

Hay un programa federal que les ayuda y me pregunto cómo están las políticas de apoyo a los más de 60 millones de pobres que viven en México. Dentro de nuestro país también se presenta la migración de comunidades paupérrimas hacia los centros urbanos y llegan a ellos para ser parte de los cinturones de miseria. Estos mexicanos también requieren de apoyo porque salen de sus lugares de origen a sitios en donde serán muy vulnerables.

Para generar programas serios y factibles que resuelvan los problemas hídricos de consumo humano se requiere de fondos financieros. Esto ya representa un verdadero conflicto en algunas regiones de nuestro país; pero la migración de extranjeros, que constituyen un problema exógeno al que se atiende también implica la necesidad de un fondo financiero. ¿Cuál de estos problemas es el prioritario para ser fondeado? La respuesta resulta evidente.

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Columna: Mundo sustentable

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