Burlas, desprecio, bullying, maltrato, abuso. ¿Aguantas o te rajas? Todos somos culpables, aquí no hay inocentes
¿Cuál será la parte de la psique humano que cae en este tipo de actividades? ¿Cómo podemos salvaguardar a las víctimas y salvar a los perpetradores?
“Solamente estamos bromeando.” ¿Cuántas veces hemos escuchado esta “excusa” por insultos, comentarios despreciativos, burlas, maltratos? Es tan fácil pasarnos de lanza, especialmente en medio de una dinámica de grupo, volviéndonos montoneros y contagiándonos de una actitud reprobable. Estos eventos han sido comunes en grupos desde niños pequeños hasta adultos mayores durante siglos, pienso. En nuestros tiempos estas dinámicas se ven cada vez más rechazadas. Algunas personas dicen que es porque ya no aguantamos nada, que somos hipersensibles y frágiles.
Creo que de allí nació el nombre “generación de cristal”. Entonces, terminamos siendo burlados y despreciados por partida doble. Burlados por algo que otros ven defectuoso en nosotros y criticados por no soportar la burla.
Hoy día se habla mucho de “bullying”, un término nada nuevo que se ha hecho popular por la eminente necesidad que tenemos de ponerle nombre y etiqueta a todo. Las personas, grandes y chicas, han sido maltratadas desde el comienzo de la “civilización”. La historia de la crucifixión de Cristo sería un claro ejemplo. Antes nos decían que fuéramos fuertes y que aguantáramos, que no dejáramos que otros nos afectaran, o bien que diéramos batalla devolviendo el daño con mayor daño. Hoy trabajamos mucho para “no tomar las cosas personales”. Pero en este momento quiero preguntar, ¿Hasta dónde tendremos que aguantar burlas y críticas, tomándolos como inofensivos? ¿De verdad consideramos que son inofensivos? ¿Cómo es que existen personas que toman un inmenso placer en hacer un deporte del maltrato, del abuso? ¿Cuál será la parte de la psique humano que cae en este tipo de actividades? ¿Cómo podemos salvaguardar a las víctimas y salvar a los perpetradores? Y más importante aún, ¿logramos ver cada uno de nosotros la parte que jugamos en la problemática? Me disculparán y me disculparé, pero aquí no hay inocentes. Sé que yo no soy un alma de Dios que no lastima y que no tiene culpa ninguna en la dinámica social actual. Y ¿Qué voy a hacer? Contemplar. Y luego trabajar el tema en terapia. No porque mi terapeuta sea más buena persona que yo, sino porque 4 ojos ven más que 2.