Café Montaigne 327: Ana Frank, a 80 años de su muerte

Opinión
/ 16 enero 2025

Cualquier fecha del año es buena para deleitarnos y conmovernos con la obra de una niña-adolescente que representa los más altos valores humanos en la adversidad

Cualquier día del año es bueno para leer la obra toda de Franz Kafka. Se cumpla el aniversario de su muerte o de nacimiento. Cualquier día del año es bueno para leer la obra milimétrica de ese ser mexicano y universal, Juan Rulfo. Cualquier fecha del año es buena para deleitarnos y conmovernos con la obra de una niña-adolescente que representa los más altos valores humanos en la adversidad: sí es Ana Frank, la autora, la niña-mujer quien dejó su testimonio, su diario y sus letras, las cuales hacen referencia al holocausto nazi y los terrores de la Segunda Guerra Mundial.

Cualquier día del año y de cualquier tiempo es bueno y necesario leer a Juan Rulfo, Ana Frank, Jane Austen, Rosario Castellanos; cualquier día del año y de todo tiempo es necesario y obligado escuchar la música de Johann Strauss II. Cualquier día del año y de todo tiempo es necesario acercarnos una y otra vez a la obra de Julio Verne, a la obra de Andersen, a la obra de Michael Ende... a la genial obra de mi amado Francis Scott Fitzgerald. De los anteriores genios aquí nombrados, este año se cumplen aniversarios en números redondos de todos. No poca cosa.

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Veamos a vuelapluma, aunque los abordaremos milimétricamente, cifras redondas de algunos de ellos. Jane Austen cumplirá 250 años de haber nacido. Británica ella. Sus novelas abordan no pocas veces el sentido de injusticia, resentimiento y olvido en que la sociedad tenía condenadas a las mujeres en su momento. Es decir, siempre. Pero su logro es inmenso, pues ella misma se burla de todo ello y retrata fielmente su época. Ella misma castrada de la vida, pero con genio para contarlo.

Se cumplen 100 años del nacimiento de la mexicana Rosario Castellanos. En honor a la verdad, la he leído poco. O nada. Va a ser entonces un descubrimiento para mí. Se dice que es “pionera del feminismo en el país”. Caray, lo quiero descubrir para contarle aquí de mis exploraciones. Lo que sí tengo muy a la mano son los famosos versos que le dedicó Jaime Sabines en uno de sus libros señeros, con motivo de su muerte en Israel en 1974, cuando sufrió una descarga eléctrica. Lea usted:

¡Cómo duele, te digo, que te traigan,

te pongan, te coloquen, te manejen,

te lleven de honra en honra funerarias!

(No me vayan hacer a mí esa cosa

de los Hombres Ilustres con una chingada!)

Se cumplen 80 años de la muerte de una niña-mujer, autora de un diario, de un libro que todo mundo debe leer y releer: “El Diario de Ana Frank”, de Ana Frank. Murió en un campo de concentración en febrero de 1945. Tengo varias ediciones de su libro, siempre las compro todas porque hay analistas que indagan, buscan y encuentran nuevas resonancias en sus letras. Letras de batalla, lucha y esperanza.

ESQUINA-BAJAN

Su servidor, quien esto escribe, ha hecho sus propias exploraciones en la vida y obra de esta niña-mujer. Aquí he publicado a trompicones estampas, notas, impresiones. Ana Frank (1929-1945) es emblema del holocausto judío y víctima de la Segunda Guerra Mundial, como miles de judíos y católicos, es decir, ciudadanos como usted o como yo, los cuales fueron mártires de los horrores de la guerra.

Es el “Diario” de una niña de 13 años encerrada (junto con su familia y otros judíos) en lo que ella bautizó como la “casa de atrás”, con miras a no ser detenidos por los nazis y ser liquidados. Al cumplir 15 años y luego de dos de encierro, repito, fueron encontrados (delatados al parecer) por los servicios de inteligencia nazis y fueron enviados a campos de concentración.

Allí moriría toda la familia Frank, sólo se salvó el padre, Otto Frank, al cual le debemos la publicación. El libro es testimonio de coraje, entereza y las vicisitudes de una niña obligada a madurar de manera atroz y brutal. Y una arista poco explorada del diario llevado por la infanta Ana Frank es precisamente su “dieta” (dieta del hambre, realmente), los bastimentos que los Frank tenían como provisión para seguir escondidos y aguantar hasta que terminara la guerra.

Bastimentos y despensa que se fue acabando. Usted lo sabe: invadida Holanda por las tropas nazis, la familia de origen judío y de Alemania, los Frank, comerciantes en su origen, quienes huían ya de la masacre, se establecieron en Ámsterdam. Donde no tardarían en ser alcanzados por la barbarie.

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En el edificio donde el padre de Ana Frank, Otto, tenía sus oficinas, éste habilita la parte trasera como escondite para salvarse de la Gestapo. Ocho personas en total estuvieron encerradas en la “casa de atrás” de junio de 1942 a agosto de 1944.

En este espacio claustrofóbico, miserable y precario, comiendo alimentos podridos y respirando aires malsanos, una niña de 13 años recibe como regalo de cumpleaños un diario de tapas rojas y blancas, el cual se convertiría en un testimonio de coraje, una vocación de vida, un reflejo fiel de los horrores de la Segunda Guerra Mundia,; pero también, la introspección, ideas, avatares y vocación de una niña/adolescente obligada a madurar de una manera ruda y brutal.

LETRAS MINÚSCULAS

80 años de la muerte de Ana Frank. Pero le tengo noticia: se cumplen 100 años de la publicación de “El Gran Gatsby” de mi amado Francis S. Fitzgerald. ¡Ah!

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