Capitalismo a la mexicana II; más concreto, menos áreas verdes

Opinión
/ 10 mayo 2023
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No había pasado ni una semana de que VANGUARDIA alertara en primera plana sobre los gravísimos niveles de contaminación en Saltillo. Seguramente les pasó de noche, “Agrodesplazados: El Costo de la Cuenca Lechera en la Laguna”, el gran reportaje de Francisco Rodríguez en el Semanario de Vanguardia de octubre de 2022.

El director operativo del Consejo de Planeación de la Región Sureste del Estado de Coahuila (COPERES) lamentó a los cuatro vientos un supuesto desaprovechamiento de 3 mil 668 hectáreas de predios baldíos. Su lamento sostenía que un espacio equivalente a 152 Ciudades Deportivas, esto es, el 28 por ciento de la mancha urbana de Saltillo, deberían aprovecharse para incentivar la construcción. A decir del directivo de este Consejo, hoy son “espacios muertos”.

La ruta a seguir, según José de Jesús Ruiz Fernández, consiste en aprovechar mecanismos para detonar la construcción y desarrollo mediante cambios de uso de suelo que combinen el uso comercial y el habitacional. Esa ruta consiste en dejar las manos todavía más libres a los especuladores inmobiliarios para que sigan haciendo de las suyas en detrimento de los saltillenses y en provecho de sus bolsillos.

El COPERES, señala la nota, propone que los Ayuntamientos incentiven la construcción en terrenos baldíos y la remodelación o reconstrucción de inmuebles abandonados. Según este “experto” en planeación, esos espacios “muertos” generan pérdidas o son focos de inseguridad y contaminación. No sólo es experto en planeación, sino en seguridad y medio ambiente.

La propuesta enseña el cobre que los mueve. Los “salvadores” de Saltillo, léase los especuladores inmobiliarios, necesitan el apoyo popular de los contribuyentes, cito:

“Lo primero es generar descuentos en los impuestos, pagos de derechos, licencias de construcción, todo lo que esté vinculado al aprovechamiento de un predio para desarrollar un proyecto comercial, de vivienda, etcétera...”.

Lo único que importa es el negocio, la ganancia para los ganones de siempre. El respeto y cuidado del medio ambiente, la sustentabilidad de los espacios, la calidad de vida de la población actual y por venir les tienen sin cuidado. Que mis cuates y mis patrones ganen dinero a carretadas aunque estemos hipotecando la vida de las generaciones venideras.

Crecer, construir, especular, de eso se trata y de nada más. ¿Parques, áreas verdes, espacios públicos para la convivencia y el esparcimiento, para sanear y embellecer el entorno? ¡No!, ¿para qué desperdiciar esos espacios?

El desarrollo social que sirva para ganar votos, no para mejorar la calidad de vida de la sociedad. Hagamos de Saltillo la Meca de Su Majestad el Concreto, que reinen las plazas comerciales, iglesias del consumo. Que mande el gris de la muerte sobre el verde de la vida. Que constructores y desarrolladores sigan enriqueciéndose, debemos ayudarles, que se hagan más ricos y no paguen impuestos.

Con tantas plazas comerciales a su disposición, la clase trabajadora podrá gastar su paga y ser feliz, se abatirán por tanto la inseguridad, el suicidio y el consumo de drogas, como por arte de magia. Nuestro experto parece decir que mayor consumo significará mayor felicidad. Reinará así el capitalismo a la mexicana: ricotes consentidos, subsidiados por el gobierno a costillas de recursos públicos que deberían invertirse para que Saltillo sea una ciudad sustentable para todos.

Corrupción, inseguridad, violencia, desintegración familiar y del tejido social, contaminación, problemas de salud física y psicológica, son algunos de los efectos de esta propuesta, egoísta, sin compromiso ni visión social. El imperio de la Ley del más fuerte. El capitalismo a la mexicana, el que rehúye de la competencia porque no sabe competir, el que espera todo del gobierno, Coahuila S.A. en su máxima expresión.

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