El médico habló con don Cucoldo: “Le tengo dos noticias, una mala y una buena. La mala es que su esposa tiene una enfermedad venérea”. “¡Cáspita! –exclamó el señor, que en su juventud había leído muchas comedias españolas–. ¿Y cuál es la buena noticia, doctor?”. Respondió el facultativo: “Que usted no se la contagió”... “Te tengo dos noticias –le dijo el agente al escritor de guiones para cine–, una buena y mala otra. La buena es que la Paramount se devoró tu guion”. “¡Fantástico! Y la mala, ¿cuál es?”. “Que la Paramount es una chiva”... Eran dos amigos fanáticos del futbol soccer. Habían hecho un pacto: el primero que muriera regresaría a decirle al otro si en el más allá se juega ese deporte. Sucedió que uno de ellos se fue a abonar las margaritas. Ése es uno de los numerosos eufemismos usados para no decir que alguien se murió. Otros son: “Anda de minero”, “Colgó los tenis”; “Chupó Faros”; “Se lo cafetearon”, “Está con el Güero Chuy”, etcétera. A los pocos días el fantasma del desaparecido se le apareció al sobreviviente. Le dijo: “Te tengo dos noticias: una buena y una mala”. “¿Cuál es la buena?” –preguntó el sujeto–. “Que en el otro mundo sí hay futbol”. “¿Y la mala?”. “Que mañana juegas tú”... Los tres inanes cuentecillos que he narrado me sirven de limen para hacer un comentario. (“Limen” es lo mismo que introducción, pero el vocablo es más breve, se oye mejor y se presta a menos confusiones). He aquí que la doctora Sheinbaum dio a conocer dos noticias el mismo día, una buena y una mala. La buena fue la designación de Emilia Esther Calleja como titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Yo estaba preocupado por la ominosa posibilidad de que la futura Presidenta, que tan fielmente ha seguido las recomendaciones de AMLO, confirmara en el cargo a Manuel Bartlett, cuyo desprestigio viene de mucho tiempo atrás y ha ido creciendo con los años. Ese señor cumplió a cabalidad la expectativa de AMLO, quien pidió a sus funcionarios el 10 por ciento de capacidad y el 90 por ciento de fidelidad. La nueva encargada de la CFE, por el contrario, tiene una vasta experiencia en materia de energía eléctrica, por lo cual su nombramiento ha sido bien recibido en el sector. Ésa es la buena noticia. La mala es que la futura Presidenta mantendrá las comparecencias mañaneras creadas por su antecesor. Eso fortalece la opinión según la cual la señora Sheinbaum está pareciendo una copia al carbón de López Obrador. También la Presidenta seguirá llevando a cabo, a las 6 de la mañana, las juntas sobre seguridad implantadas por AMLO, reuniones piyameras que han servido para dos cosas: para nada y para pura chin. La futura Presidenta está renunciando a tener un estilo personal de gobernar, y asume plenamente las formas, reformas y deformas de su antecesor, cuya voz semeja la del amo. Manifestó la futura constructora del segundo piso de la 4T: “Ya sé que nuestros adversarios van a decir que es lo mismo”. Yo no soy su adversario. En igual forma que señalo las malas noticias provenientes de ella he reconocido las buenas. Ninguna duda cabe, sin embargo, de que en vez de mostrar una personalidad propia la futura mandataria parece imitación o calco de su antecesor, y ciertamente eso no augura nada bueno para México... Dos hermanas de edad madura ya, y solteras, tenían una farmacia. Cierto día llegó un apuesto joven y les dijo: “Vivo en constante excitación sexual. Sólo me calmo haciendo el amor cuatro veces diarias. ¿Pueden darme algo?”. Las hermanas se consultaron entre sí en voz baja y luego una de ellas respondió: “Podemos darle la mitad de la farmacia y todos nuestros ahorros en el banco”... FIN.
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