Coahuila: Decálogo de la Destitución en las nuevas alcaldías
La grandeza de un gobernante la puede definir el tamaño de sus colaboradores. Su designación nos revela el carácter de un alcalde y nos predice su destino
Este columnista acudió a la toma de protesta de los alcaldes de Ramos Arizpe, Tomás Gutiérrez Merino, y de Saltillo, Javier Díaz González. Ambos con un arranque espectacular y de mucha expectativa, pues de ellos se espera lo mejor, así como de sus colaboradores, cuya capacidad y desempeño habrán de definir lo que podría ser una administración municipal desastrosa o una gestión edificante y trascendente. La grandeza de un gobernante la puede definir el tamaño de sus colaboradores. Su designación nos revela el carácter de un alcalde y nos predice su destino.
Hubo en Saltillo un presidente municipal honesto, bueno y noble, don Eleazar Galindo Vara, que fue llevado al desastre por la traicionera ambición de un colaborador felón. Otro alcalde más joven tuvo la intuición de nombrar a un colaborador talentoso en el IMPLAN, cuya simetría actual es igualmente eficaz, leal y eminente en la Secretaría de Gobierno estatal.
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Un buen jefe, gobernante, hombre o mujer de Estado, no recela de la grandeza de sus colaboradores. Los escoge por ser expertos donde él no lo es. Un buen gobernante abomina de aquellos subordinados en los que intuye deslealtad, aunque sean sus amigos o parientes. El mayor ingenio de un edil es que trabajen para él personas de mayor talento que el suyo en beneficio de la comunidad.
Los nuevos alcaldes y alcaldesas tienen en sus colaboradores una virtud o un vicio de origen para su gestión.
Asimismo hay nombres y apellidos garantes de su rotación o ratificación. En Saltillo el alcalde Javier Díaz le apuesta a la institucionalidad con la rectitud inexpugnable de Lissette Álvarez Cuéllar y de Miguel Ángel Garza Félix. Asimismo en Ramos Arizpe, donde el alcalde Tomás Gutiérrez ha ratificado al experto y probado Francisco Sánchez Ávalos en Protección Civil. El muy capaz mandatario de Parras, Fernando Orozco Lara ha ratificado en su encargo al tesorero Miguel Delgado Ramos y a su asistente sencillo y discreto, el profesor Manuel López García.
Difícil situación la de Ana Karen Sánchez Flores, primera alcaldesa de Arteaga, a quien vamos a conocer por sus colaboradores. Su primera decisión acertada ha sido la ratificación del mando único en el esquema de seguridad municipal, que denota confianza y apoyo en el Gobierno estatal.
Debemos agregar que son varias las razones para designar colaboradores (por motivos meritorios, políticos, partidistas, alianzas, recomendaciones, amistad, cofradía o nepotismo) y asimismo hay razones para la defenestración. Es importante que los colaboradores en las alcaldías conozcan desde hoy el frío Decálogo Romero Apis de las Destituciones para estar argentes y evitar la guillotina. Resumiendo: 1) Carencia de afinidad, 2) No resolver problemas, 3) Crear los problemas, 4) Defraudación de la confianza, 5) Causar escándalo, 6) Indignar al jefe, 7) Sacrificio personal para salvar al jefe, 8) Notoria incapacidad, 9) La ostentosa superioridad al jefe y 10) La renuncia previa a la destitución o “renuncia por motivos de salud”.
En política son muy importantes las actitudes, gestos, señas y las leyes no escritas. Entender que las reglas son pocas y ambiguas. Que un buen político es diferente a un político bueno. Que la buena práctica, la intuición y sobre todo la lealtad y discreción valen oro. Que poco sirven los rollos ideológicos. Atender y resolver las demandas populares decide el éxito político de los gobernantes.
El único exceso permitido a los colaboradores es la lealtad: “Con mi alcalde hasta la muerte, pero ni un paso más allá”.
¡Éxito!
