Coahuila: El nuevo gobernador (primera parte)
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El camino del gobernador Jiménez a la primera magistratura del estado, que abarca su paso por la dirigencia municipal del PRI, la alcaldía de Coahuila y una secretaría de estado, lleva la expectativa de que, derivado de su desempeño en los mismos, tenga las tablas necesarias para un arranque positivo en su administración sexenal.
Aun cuando no es el más joven de los gobernadores de Coahuila, ya que ese mérito le corresponde a Gustavo Espinoza Mireles, quien a los 23 años ya lo era, la juventud del mandatario fue blindada por un equipo que lo acompañó tanto en la alcaldía de Saltillo como en su campaña en pos de la gubernatura, y que en momentos difíciles o en la toma de decisiones trascendentales lo asesoró y bien, ya que el objetivo fue cumplido con la llegada de Manolo al Gobierno estatal.
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Un elemento fundamental para la gobernanza es el trabajo en equipo enfocado en un interés común, ya que ha quedado demostrado que trabajar con equipos ajenos siempre refiere dos áreas de reporte, la oficial y la oculta, por aquello de que “al que a dos patrones sirven, con alguno queda mal”.
El anuncio del gabinete estatal en los tiempos en que a los gobernadores los designaba el Presidente de la república, era un evento abierto y dado a conocer desde semanas antes a la toma de posesión del gobernante.
En el momento en que esa costumbre del poder se perdió por la transición a la mexicana, los gobiernos estatales generaron otra dinámica cuando eran opositores al régimen imperante, y fue así como la práctica descrita arriba cambió y los gabinetes estatales pudieran ser presionados por el antecesor, a fin de dejar una herencia administrativa a través de alfiles informantes o en ocasiones incómodos funcionarios que, por ministerio de ley, trascienden a los sexenios.
Me imagino la rebatinga en la selección del gabinete estatal, a partir del triunfo en junio, en el ánimo del gobernador electo, quien de entrada tuvo que conformar un frente amplio con otrora rivales que hoy son aliados, pero que cobran factura; después el compromiso con el equipo propio y por último las sugerencias del ocupante de la silla gubernamental. ¡Haya cosa!
Pero al fin, varios nombres surgieron en el último día de administración anterior y el ejercicio se torna interesante para el análisis de los perfiles.
Secretaría de Gobierno: Óscar Pimentel González. Se trata de un experimentado político, de mucha mano para negociar, elemento indispensable para ocupar el cargo y dominio de todos los temas estatales por haber ocupado esta cartera anteriormente. Formado en el equipo de Fernando Gutiérrez Barrios, Óscar se ha forjado camino en la política como un funcionario serio que sabe escuchar y resolver, sin duda será un hacedor, un ejecutor y un asesor de primer nivel.
Secretaría de Educación Pública: Emanuel Garza. Un joven, pero experimentado académico con estudios de Educación Internacional en la Universidad de Harvard, además emprendedor de negocios y rector de la Universidad Carolina. Garza podrá reactivar la necesaria vinculación escuela-empresa, lo anterior derivado de experiencias exitosas en estos esquemas y de la necesidad que presentará el estado con la llegada de empresas a través del nearshoring.
Desarrollo Social: Gabriel Elizondo. Otro joven que ha acompañado a Manolo Jiménez como director del instituto municipal de la juventud y en la secretaria de desarrollo social como subsecretario. Cuenta con experiencia en las extensas redes ciudadanas y territoriales establecidas desde hace años por parte de esa dependencia. Si su intención es impulsar el desarrollo humano tendrá la oportunidad sin duda a través de esta función, pero solo si esta labor es incluyente y no electorera.
Cultura: Esther Quintana. Política del PAN de toda la vida, con experiencia política y sensibilidad, aunque tendrá que ir aprendiendo a luchar contra el cártel de intelectualoides que pululan en la dependencia. Se trata de una de las facturas comentadas de la campaña.
Desarrollo Social de la Laguna: Eduardo Olmos. Aun cuando fue factor de estabilidad en su encargo en la seguridad pública y el Congreso estatal, a Olmos lo refunden en una posición aburrida y para la cual tiene tablas de sobra.
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Infraestructura: Miguel Algara. Perteneciente al establo de la anterior administración que pasó sin pena ni gloria por la dependencia por la ausencia de obras. Y finalmente la representante del Gobierno de Coahuila en la Ciudad de México: Hilda Flores, a quien el encargo parecería ser una advertencia de mantenerla alejada del estado, aun pese a su probada capacidad para ocupar una secretaría.
Aún faltan varias dependencias y el análisis subsecuente, a la fecha se percibe un gobierno con bases sólidas para el arranque y un voto de confianza para ir pa’ adelante, como fue la promesa, que se estará vigilando.