Coahuila; ¿por qué ‘fluctúa’ el gasto en nómina de los municipios?
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Las variaciones que registra el gasto en salarios y prestaciones de los municipios de Coahuila no parece casual y eso es algo que obliga a revisar su comportamiento con mayor detalle
Un elemento que en forma permanente concita dudas es el relativo al presupuesto que los entes públicos destinan al pago de salarios y prestaciones de sus empleados. Y no se trata solamente del nivel salarial de ciertas posiciones, sino también de la forma en la cual fluctúa el gasto total.
Esta última variable se ha vuelto más importante en la medida en la cual la Auditoría Superior del Estado (ASE) ha decidido dedicar un apartado especial de sus informes al análisis de las fluctuaciones en el gasto de lo que, en el argot gubernamental, se conoce como “Capítulo 1000”.
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¿Por qué en unos casos el gasto en nómina se incrementa pero en otros decrece? ¿Cuál es la porción del presupuesto total que resulta razonable destinar al pago de salarios y prestaciones? ¿Cómo puede eficientarse el gasto en este rubro?
Se trata de preguntas pertinentes que no solamente merecen respuesta sino que la demandan. Porque aquí estamos hablando del dinero colectivo, del presupuesto que se integran merced a los impuestos que la ciudadanía paga a través de diversos mecanismos.
De acuerdo con el reporte que publicamos en esta edición, el Gobierno Municipal de Saltillo disminuyó en 32 por ciento el gasto en nómina durante el año 2022, mientras que el de Piedras Negras lo incrementó en 27 por ciento en el mismo período.
De acuerdo con la ASE, “la proporción de servicios personales (nómina) respecto de los egresos totales se redujo 4 por ciento en el ejercicio 2022, en comparación con el ejercicio 2021 y, en términos nominales, disminuyó 98.9 millones de pesos”, tomado en cuenta el gasto total de los 38 municipios de la entidad.
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¿Por qué los municipios de Coahuila fueron capaces de gastar menos dinero en salarios y prestaciones, en un año signado por la carestía, una mayor inflación y las negativas repercusiones de la pandemia?
No se trata de una pregunta ociosa, ni de un dato trivial. Y esto es así porque, más allá de los datos estadísticos es necesario tener en cuenta que el año de comparación (2021) fue un “año político”, es decir, uno durante el cual se llevaron a cabo los procesos comiciales en los cuales fueron electos justamente los gobiernos actuales que, durante su primer año de ejercicio, gastaron menos en nómina.
¿Es una simple “casualidad” o existe una relación directa entre el gasto público y los procesos eleccionarios? La hipótesis no puede ser descartada sin más y debiera más bien ser motivo de análisis pausado.
En ese sentido vale señalar que ahora también estamos en un “año político” y ello conduce a preguntar si, una vez más, veremos un incremento en el gasto en salarios y prestaciones luego de la disminución de 2022. Si ello ocurre, ya no estaremos hablando de una simple coincidencia.
Cabría esperar, desde luego, que más allá de las observaciones a que convoca la comparativa, los datos arrojados por la auditoría de las cuentas públicas sirvan para lo que fue diseñado el modelo de verificación del gasto: que los gobernantes rindan cuentas de forma efectiva.